Al cumplirse un año de los trágicos sucesos ocurridos en Corcovado, provincia de Chubut, cuando el Grupo Especial de Operaciones Policiales (GEOP) tomó ilegalmente posesión del pueblo y durante días instauró el terror entre los pobladores; poco se ha avanzado para castigar a los represores. Mientras, el poder político encabezado por Mario Das Neves opta por el terror para disuadir cualquier intento de resistencia a sus sucios negocios
Entre el 8 y 15 de marzo del 2009 agentes del GEOP reeditaron toda la metodología del Estado terrorista: asesinaron a Wilson Bustos, dejaron parapléjico a Marcos Bustos y abusaron de una nena de 8 años, y aún permanece desaparecido Luciano González, de 42 años, un trabajador rural, que fue detenido, torturado y visto por última vez en la seccional de Cerro Centinela, el 12 de marzo.
Por otra parte, los represores sitiaron la comunidad, tomaron la radio y ejecutaron más de 20 brutales allanamientos ilegales.
Daniel Bustos, de 22 años, es un rehén de la campaña de mano dura, está detenido injustamente por el supuesto delito que cometió su hermano, que aún sigue desaparecido.
Hoy no hay ningún culpable castigado, continua la represión, la impunidad y la censura.
Esta brutal represión se comete en un marco de situación donde las organizaciones populares, ambientalistas y particularmente los Mapuche tienen la osadía de defender las montañas, los ríos y las tierras donde habitan oponiéndose a la construcción de 6 represas, que inundarían 11.000 has. El poder político está actuando como un agente legitimador de los intereses de las multinacionales mineras. La represión, la impunidad, el silenciamiento, la persecución y la muerte son el costo que nos están haciendo pagar a cambio de los grandes megaproyectos entre el Estado y estas empresas.
El terror que se ha visto en el copamiento de Corcovado es como un laboratorio de la represión que a gran escala va a desatarse en los años que vienen, contra el resto de las comunidades.
Estamos defendiendo nada menos que nuestra tierra, nuestra agua, nuestro derecho a la vida. Nos solidarizamos con la comunidad de Corcovado. Aunque nos silencien sabemos que no es un hecho aislado, nos están saqueando a todos, nos están contaminando a todos, nos están reprimiendo a todos.
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