"La inseguridad es lo màs grave que está en juego: la vida e integridad de las personas, el derecho a la libertad, el disfrute de la propiedad. La defensa incondicional de estos derechos son parte esencial de la vida de un pueblo. Renunciar a luchar por ellos es morir en vida. En medio de tanto dolor, hay sólo una cosa que no podrán quitarnos nunca: la esperanza, estrella polar de los pueblos en la lucha por la justicia y la libertad."
¡PROVINCIA INSEGURA!
Y DEJAREMOS SIEMPRE HUELLAS DE LO Q HACEMOS Y HAREMOS EN BENEFICIO DEL CIUDADANO DE BIEN...
caminando SIEMPRE Y DEJANDO HUELLAS
lunes, 3 de diciembre de 2012
LA POLICIA NO ENTRA EN LOS BARRIOS CARENCIADOS..... REPORTAJE A LA PRESIDENTE DE CO.SE.MA
EN LA MATANZA SOMOS CASI 3.0000.000 DE ALMAS Y TENEMOS 1550 EFECTIVOS... O SEA... ESTAMOS A LA BUENA DE DIOS Y POR ESO MUCHAS ARMAS EN LOS DOMICILIOS PARTICULARES...( LA LEY DEL MAS FUERTE... SE USA EN MATANZA!)
CONSIDERAMOS QUE ES NECESARIO UNA POLICÍA FUNCIONAL, CAPACITADA Y REAL PARA QUE LOS VECINOS PUEDAN REALIZAR SUS QUEJAS Y SUS DENUNCIAS COMO CORRESPONDE PARA TENER EN DEFINITIVA UN MAPA DEL DELITO VERAZ
LA POLICÍA ES UNA PATA MAS, JUNTO A JUECES, JUNTO A FAMILIAS, JUNTO A EDUCADORES, JUNTO AL TRABAJO , JUNTO A CARCELES, JUNTO A......( MUCHAS PATAS A REFORMAR PARA LLEGAR A TENER SEGURIDAD Y ALGUIEN, SOBRE TODO LAS AUTORIDADES NACIONALES Y PROVINCIALES, NO ESTAN HACIENDO NADA PARA QUE SOÑEMOS EN UNA SOCIEDAD MEJOR....
DESDE ESTE ESPACIO LLAMAMOS A LA REFLEXION Y AUNIR LAS DISTINTAS PATAS PARA LLEGAR A TENER O ASPIRAR A BAJAR LA INSEGURIDAD EN UN 50%
SI SE TRABAJA , SE SE REFORMAN CUESTIONES, SE PUEDE Y OBBIO, ESTAMOS ESPERANDO POLITICAS PUBLICAS QUE MENCIONEN LA SEGURIDAD COMO PRIODIAD UNO!!!
Para el 81%, el Gobierno no se ocupa como debe de sus problemas!!!
Para el 81%, el Gobierno no se ocupa como debe de sus problemas
POR NICOLÁS WIÑAZKI
Los datos surgen de una encuesta. La mayoría de la gente cree que no se atiende bien la inseguridad, la inflación y el desempleo, entre otros temas.
ILUMINADOS POR LA INSEGURIDAD!!
Iluminados por la Inseguridad
Cuando pensamos la Inseguridad, en el caso concreto de Argentina, debemos pensar en términos globales. Como una variable que afecta todas las esferas de la vida, agudizando los miedos de ayer, convertidos en los terrores de hoy. Terrores que tienen que ver con una inestabilidad que nos atraviesa socialmente. Sin distinción de clases, edad o género.
La Inseguridad está instalada. Y es, a pesar de la divulgación ofensiva, del Estado de Sensación, la máxima preocupación de los argentinos que no sienten sino viven, bajo el acecho de la muerte manipulada por la voluntad de los delincuentes. Algunos, desquiciados y potenciados por los efectos de las drogas de fácil acceso. Y otros, estimulados por la barbarie interior que arrasa con todo lo que encuentra a su paso. Vorazmente. Como nuestras Maras. Aquellas construidas localmente bajo tráfico de información y también, las que se importaron a través de una apertura de fronteras deliberada. Obscena. En la cual, lo único que reina, es la Anomia. Para que los Narcotraficantes entren y salgan. Para que el tráfico de armas, no tenga oposición. Mucho menos, resistencia.
En esa misma Anomia, es que la presencia en la Triple Frontera, de miembros de la organización terrorista Al Qaeda, no sorprende. Por el contrario, constata el fracaso de la Seguridad en la región y la Consagración de la Inseguridad en todas sus dimensiones terroristas. Agrupaciones, algunas instaladas de manera permanente y otras, liberadas a la creación de un espacio golondrina que frustra las expectativas sociales de salvaguardar el bienestar general. Porque es, el delito golondrina, el que fortalece y complementa el delito asentado.
Cuestión de fronteras
La frontera Argentino Paraguaya es tierra delictiva. Cantidad de Narcotraficantes aislados se fusionan, por conveniencia, estrategia, o dominio con los Carteles de la Droga que controlan el espacio habilitado, informalmente, por las Fuerzas de Seguridad sin orden de Custodia....
domingo, 2 de diciembre de 2012
AGUER APUNTO A CAUDILLISMOS Y ACTITUDES PANDILLISTAS!
Aguer apuntó a “caudillismos y actitudes pandillistas”
El arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, destacó hoy que el duro documento reciente de la Iglesia sobre la realidad nacional puede "aportar a resolver los problemas" y evitar divisiones en el país y destacó como "positivo" que la presidenta Cristina Fernández haya puesto fecha para una audiencia a los obispos.
Aguer, resaltó además el "tono y carácter religioso" del texto difundido el jueves –pero que la Presidenta recibió un día antes- y remarcó que allí advirtieron sobre "el peligro de dividirnos nuevamente en bandos irreconciliables, porque esto ha ocurrido crónicamente en la vida argentina".
Por otra parte, evitó polemizar sobre la opinión del vicepresidente Amado Boudou, quien había dicho que el documento "no le importa a nadie"."Ese comentario hay que tomarlo como de quien viene", respondió.
El arzobispo eligió centrarse en la audiencia que Cristina Kirchner concedió para el 18 de diciembre al sostener que "eso es lo positivo". Con el objetivo de distender la relación, la Conferencia Episcopal concluye ayer el comunicado en el que se informó la fecha del encuentro agradeciendo la “pronta disponibilidad al pedido de audiencia de parte de la señora presidenta”.
Sobre el documento, Aguer apuntó que "hay algo fundamental que hay que reconocer es que el mensaje va dirigido a toda la sociedad argentina". Y añadió: “No lo elaboramos leyendo los medios de oposición sino hablando con la gente, en contacto directo, y lo que se expresa en el documento es la opinión unánime de los obispos".
Subrayó que, en política, “el adversario no tiene que ser reconocido como un enemigo". "Existe en toda sociedad una tendencia pero en nuestra historia ha sido particularmente intensa la división y el odio recíproco y a veces por diferencias que no son tan absolutas y juegan mucho los personalismos, como caudillismos y actitudes pandillistas", reflexionó.
Resaltó que en Argentina "nos falta la constancia de buscar un objetivo de la Nación y hacer confluir todos los esfuerzos para concebirlo". Y concluyó: “Si desde la Iglesia "no creyéramos que se puede conseguir..
http://www.clarin.com/politica/Aguer-apunto-caudillismos-actitudes-pandillistas_0_821318107.html
Excusas "científicas" para no actuar contra el delito
Sin castigo no hay solución a la inseguridad
Sin castigo no hay solución a la inseguridad
- Por Diana Cohen Agrest
– Sí, señor.
– No, señor.
– Pues, entonces ¿quién lo tiene?
Nadie es culpable. Los pobres porque son el producto de la injusticia social, y los ricos porque gozan del manto protector de la impunidad que, por acción u omisión, favorece a los personajes ligados al poder, incluso ante las denuncias de funcionarios involucrados en delitos de guante blanco. En este escenario, la culpa penal es un concepto vetusto y es sustituida por categorías sociológicas que neutralizan la función que debería cumplir un sistema penal eficiente.
La política penal de corte minimalista parte de la premisa de no aumentar el número de presos. La solución, según sostenía Zaffaroni en una conferencia dictada en el extranjero hace unos años, es implementar una capacidad máxima del número de penitenciados con el fin de no saturar las cárceles, aun cuando con dicho cupo se libere a reincidentes e individuos que ponen en peligro a la sociedad. De lo que se trata, según se infiere, es de un cálculo economicista donde no se toman en cuenta ni la justicia retributiva ni la índole preventiva de la pena que atiende a la seguridad de la población.
Este ideario de base subyace a la presentación del informe de la Corte Suprema dado a conocer esta semana, cuando se habla en términos de "conflictividad" (que traducida a la lengua de nuestra comunidad de hablantes, debería decirse lisa y llanamente "los delitos"). Y se aduce que si bien se duplicaron el número de "homicidios en riña", según el informe los asesinatos son generalmente ejecutados entre conocidos. Y la hipótesis que se aventura estriba en que dichos delitos se explican por las economías violentas de subsistencia. Cuando el juez Zaffaroni declara que "hay que identificar las características y causas de la violencia social", y cuando reconoce que "es preocupante la zona criminógena de los barrios de emergencia", por lo que propone que "como prevención secundaria habría que mejorar el servicio de seguridad en los barrios de emergencia y como prevención primaria mejorar las condiciones de urbanización", el ciudadano asentiría si el autor de esas palabras perteneciera a un observatorio social o a una organización no gubernamental o a un analista de periodismo social. Pero cuando se espera una respuesta judicial basada en la disuasión y, si de fallar ésta, en la punición del delincuente, esos análisis sociológicos excluyentes resultan insuficientes e inaceptables porque provienen de los máximos responsables de impartir justicia en una sociedad doblegada por el miedo a una realidad delictiva que avanza con el consentimiento de quienes deberían defenderla....
http://www.infobae.com/notas/684198-Sin-castigo-no-hay-solucion-a-la-inseguridad.html
bandos irreconciliables segun la iglesia
El centro de la fe cristiana es Jesucristo el Hijo de Dios hecho hombre, nuestro herma-no y nuestro Redentor que nos ha revelado el amor del Padre y nos ha comunicado el Espíritu Santo, fuente de renovación y de unidad.
Invocamos a Jesucristo como Señor de la historia, y reconocemos que tenemos necesi-dad de Él, de su luz, de su perdón y de su gracia, para edificar la comunidad humana en la verdad, la justicia y el amor, según el plan de Dios. Varias veces, haciéndonos eco de una convicción ampliamente extendida, hemos afirmado que nos encontramos sumidos en una profunda crisis moral, que revela que la fe no impregna plenamente nuestro estilo de vida. Lo manifestamos en la oración que rezamos por la patria, al decir: Nos sentimos heridos y agobiados.
Esta dolorosa situación se refleja en todos los órdenes de la vida nacional. Podemos salir de ella mediante la conversión a Dios, el único Señor, abandonando el pecado y asumiendo el compromiso de cumplir sus mandamientos: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas… Amarás a tu prójimo como a ti mismo”3 . Este doble mandamiento del amor inspira el ejercicio de la justicia, que es la virtud básica de la vida social.
Como señala Benedicto XVI, en este Año “será decisivo volver a recorrer la historia de nuestra fe, que contempla el misterio insondable del entrecruzarse de la santidad y el pecado”4 .
Estas palabras del Santo Padre nos interpelan, especialmente cuando miramos la vida de nuestra patria. Así como hemos dado gracias por la fecundidad de la fe en Argentina, también nos sentimos movidos a un examen de conciencia, a la conversión y a una purificación del corazón.
La patria es un don de Dios confiado a nuestra libertad. Un regalo que debemos cuidar y perfeccionar5 . Es esperanzador constatar que, no obstante tantas dificultades, sigue vivo en el alma de nuestro pueblo el deseo de ser nación y de construir juntos un proyecto de país.
La fe nos alienta a revisar nuestra vida personal y social a la luz de Jesucristo. Él es la Verdad que nos hace libres. El encuentro con el Señor despierta en el corazón del hombre aquellas energías espirituales y morales que necesitamos para fortalecer nuestro compromiso ciudadano. Aspiramos a ser una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común.
Con todos los discípulos misioneros de Jesús en Argentina ya estamos transitando los caminos de la nueva evangelización. Como pastores renovamos nuestro compromiso con el anuncio del Evangelio. Es el principal servicio que podemos ofrecerle a la sociedad argentina.
Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios, para amar a todos sin excluir a nadie
El Hijo de Dios, al encarnarse, tomó la condición de servidor6 . En este Año de la fe, Él nos invita a ser plenamente libres, haciéndonos como Él servidores los unos de los otros, superando tanto el egoísmo, como actitudes meramente partidistas.
Todos los habitantes de nuestra patria necesitan sentirse respaldados por una dirigencia que no piense solo en sus propios intereses, sino que se preocupe prioritariamente por el bien común. “La felicidad está más en dar que en recibir”7 .
Recordamos, una vez más, que este servicio al bien común requiere una dedicación generosa a promover la dignidad de nuestros hermanos más pobres en su vida personal y familiar, para que sean protagonistas de su propio desarrollo integral. La educación y el trabajo siguen siendo los instrumentos que les permiten a las personas y a las comunidades ser artífices de su propio destino.
Los obispos argentinos, reunidos en nuestra 104 Asamblea Plenaria, hemos repasado con honda preocupación algunos síntomas de la persistencia de esta crisis moral y cultural. Compartimos algunos de ellos:
1. La dignidad de la vida desde la concepción hasta su término natural es la base de todos los derechos humanos. Reiteramos, una vez más, que el ordenamiento jurídico debe respetar el derecho a la vida.
2. La familia, fundada sobre el matrimonio entre varón y mujer, es un valor arraigado en nuestro pueblo. Anterior al estado, es la base de toda la sociedad y nada puede reemplazarla. Vemos con preocupación una corriente cultural y un conjunto de iniciativas legislativas que parecen soslayar su importancia o dañar su identidad.
3. Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos. Tienen el derecho de que el sistema educativo no les imponga contenidos contrarios a sus convicciones morales y religiosas. Deseamos que toda la sociedad tome una mayor conciencia de la necesidad de mejorar el sistema educativo, de modo tal, que los más pobres sean sus principales beneficiarios. La necesaria preparación para la vida cívica de niños y jóvenes debe excluir la politización prematura y partidista de los alumnos.
4. Constatamos una angustia generalizada en nuestro pueblo por la vida de los jóvenes. Es enorme la cantidad de ellos que no estudian ni trabajan: ésta es una de las hipotecas sociales más desafiante para los argentinos.
5. La droga se extiende por el crecimiento del crimen del narcotráfico y la red de complicidades que lo sustentan. Pensamos que ésta es una de las causas principales de la proliferación del delito y de la consiguiente inseguridad.
6. A casi treinta años de la democracia, los argentinos corremos el peligro de dividirnos nuevamente en bandos irreconciliables. Se extiende el temor a que se acentúen estas divisiones y se ejerzan presiones que inhiban la libre expresión y la participación de todos en la vida cívica.
Toda sociedad tiene conflictos. La democracia, tal como lo refleja la doctrina social de la Iglesia, no se construye agudizándolos, sino concretando los ideales de una verdadera amistad social.
Algunas sombras nos han perseguido a lo largo de nuestra historia, que en distintos momentos han acentuado su intensidad e impedido una vigencia más plena del orden democrático. Una es el excesivo caudillismo, que atenta contra el desarrollo armónico de las instituciones, acentúa su deterioro y menoscaba la autonomía de cada uno de los poderes del estado, tanto en el orden nacional como provincial. Esto es particularmente delicado cuando se trata de la independencia del Poder Judicial.
Otra sombra es la oposición entre las visiones unitaria y federal de la nación, la cual se extendió fuertemente en los albores de nuestra patria, e intermitentemente se manifiesta en distintos momentos de la historia. Cuando en nuestra oración por la patria decimos que queremos ser nación expresamos un anhelo claramente manifiesto en nuestra Constitución. Queremos ser una nación basada efectivamente en un sistema republicano, representativo y federal.
Llegando la Navidad los argentinos debemos recordarnos la deuda pendiente de nuestra reconciliación. Se hace cada vez más necesario generar contextos de encuentro, de diálogo, de comunión fraterna que nos permitan reconocernos y tratarnos como hermanos, aborre-ciendo el odio y construyendo la paz.
El niño que María recuesta en el pesebre es el Señor de la historia. A Él volvemos a dirigirle nuestra plegaria: “Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos…” A la Virgen María, Nuestra Señora de Luján, le confiamos nuestras inquietudes y ponemos en sus manos nuestras esperanzas.
Año de la Fe. Adviento 2012
viernes, 30 de noviembre de 2012
diainternacinal de la SEGURIDAD DE INFORMACION!!!!
10 consejos de Secura con motivo del Día Internacional de la Seguridad de la Información
Problemas que más preocupan a la población
La inseguridad continúa siendo mencionada como el problema que más afecta al país (33% del total). Este resultado viene repitiéndose en las distintas mediciones realizadas durante los últimos años, y presenta un leve incremento respecto a la última medición pero ubicándose en los mismos valores que hace un año atrás. En segundo lugar aparece la educación (11%), y luego le siguen el desempleo, las drogas y la inflación (con 8%). La preocupación por la inseguridad predomina en todos los segmentos sociodemográficos y crece a mayor edad (25% ente los más jóvenes vs 42% entre los mayores de 65 años), los niveles bajos (36% vs 30% en los medios) y en la Capital Federal (38% vs 35% en el GBA y 32% en el Interior).
En esta nueva medición se entrevistaron 1009 personas en 26 localidades de todo el país, entre el 18 y el 26 de octubre de 2012. El proceso de selección de la muestra es probabilístico polietápico, de acuerdo con cuotas de sexo y edad establecidas por el Censo Nacional de Población. Los resultados del estudio son representativos de la población adulta argentina. Este indicador es elaborado por la Escuela de Economía de la UCA y TNS Gallup, con el objetivo de registrar la opinión de los ciudadanos acerca de la situación económica actual y futura, así como su percepción sobre el empleo, el ingreso familiar y su capacidad de compra de bienes durables.
Inseguridad: Garré y Alak siguen sin hacerse cargo
miércoles, 28 de noviembre de 2012
PREVENCIÓN POR DR. LUIS VICAT!!
Lamentable record, el dato supera en 17 casos el 2006, según un informe del Ministerio Justicia. "La mayor cantidad de delitos se registran en Capital Federal y el Conurbano Bonaerense", dijo Luis Vicat, licenciado en Seguridad Pública. Le siguen las capitales de Mendoza, Santa Fe y Córdoba.
La Argentina rompió su propio y lamentable record en materia de inseguridad: según datos oficiales del Ministerio de Justicia, se denuncian 157 delitos por hora en el país, lo cual es un índice que va en aumento porque supera en 17 casos a igual período de 2006.
Lo datos comprenden los delitos denunciados por sus víctimas entre el primer día del año y el último de mayo pasado y establece un notorio incremento de asaltos, robos y arrebatos.
El trabajo estadístico es elaborado mensualmente por la Dirección Nacional de Política Criminal, organismo dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, que se basa en daros revelados por la Policía Federal.
Dicho informe, publicado este domingo por el Diario Popular, revela que durante el pasado mes de marzo los delitos denunciados en todo el país fueron 116.808.
En tanto, proyectando la cifra de los primeros cinco meses de 2008, el resultado anual sería mayor a 1.400.000.
De acuerdo a las últimas estadísticas oficiales publicadas en noviembre pasado, dos semanas después de las elecciones nacionales, durante 2006 los argentinos habían efectuado 1.224.293 denuncias.
De esta manera, y por las estadísticas del informe que refleja números de realidad que se vive en el país, en 2008 el número final de expedientes por delitos crecería aproximadamente un 15 por ciento, en relación a dos años atrás.
Según expresó un funcionario del Ministerio de Seguridad bonaerense, "es cierto que en los últimos meses se registró una mayor cantidad de delitos denunciados, pero se relaciona al mayor nivel de compromiso de los ciudadanos al momento de denunciar un delito, y no tanto al crecimiento de la delincuencia".
Este argumento fue rechazado por el comisario Luis Vicat, licenciado en Seguridad Pública, para quien "hace una década la tasa era de una denuncia por tres delitos cometidos, pero ahora es de uno por cada cuatro".
"Por esa razón, desde 2001 no se dan a conocer los resultados de las encuestas de victimización", aseguró Vicat.
Agregó que "se está llegando peligrosamente al millón y medio de denuncias anuales, lo que pone de manifiesto que la inseguridad hace rato que dejó de ser una sensación. Lo sabe el ciudadano común, que debe tomar infinidad de recaudos para sobrevivir".
Debido a que no se dieron a conocer las estadísticas discriminadas de 2007, el fenómeno debe ser analizado de acuerdo a los números de 2006.
Así, por ejemplo, surge que en la Ciudad de Buenos Aires los hechos delictivos denunciados fueron 212.310, de los cuales 146.394 pertenecen al rubro "delitos contra la propiedad".
En ese informe se indica que los "robos y tentativas" en terreno capitalino fueron 81.571 y los "hurtos y tentativas" 55.940.
Además, se destacan 17.503 causas por lesiones dolosas, 10.282 lesiones en accidentes de tránsito y 15.630 expedientes por amenazas, mientras que los homicidios dolosos fueron 116.
En la provincia de Buenos Aires, en cambio, las denuncias en 2006 fueron 238.379 y el dato llamativo fue que la cifra era menor respecto al año anterior.
"Durante 2007 y lo que va de 2008 la cosa cambió. La proyección anual nos indica que estaremos en las 250 mil denuncias", dijo el vocero del Ministerio de Seguridad de la Nación consultado.
Por su parte y en torno a las ultimas cuestiones citadas, Vicat indicó que "resulta indudable que la mayor cantidad de delitos se registran en la Capital Federal y el Conurbano Bonaerense".
"Sin embargo crece a ritmo preocupante la tasa de denuncias en las capitales de Mendoza, Santa Fe y Córdoba, y un escalón más abajo se ubican Entre Ríos, La Rioja y Catamarca", según Vicat.
Según dijo hace un tiempo el ex ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian, los delitos son cometidos, en su mayoría, por personas "que no encuentran una salida a su crítica situación socioeconómica".
Arslanian había dicho que "el 75 por ciento de los delitos que se cometen en la provincia de Buenos Aires corresponden al conurbano, donde hay situaciones de mayor exclusión social, extrema pobreza y ausencia absoluta de todas las instancias de control social".
http://www.taringa.net/posts/info/8775945/Asaltos_arrebatos_prevencion_la-mejor-de-las-armas.html
Síndrome de Estocolmo: víctima, secuestrador y un lazo patológico
Cuando esto se produce, explica Marietan, la víctima comparte "la aventura" del victimario. "Se hace "cómplice". La admiración y la afectividad positiva hacia el victimario es auténtica, no es una artimaña de ser agradable y solícito para sobrevivir", añade el especialista.
El asaltante pidió tres millones de coronas suecas, un vehículo y dos armas. La negociación duró seis días. La policía incluso accedió a llevar al lugar a Clarck Olofsson, amigo del asaltante. Para sorpresa de todos, una de las rehenes, Kristin Ehnmark no parecía sentir miedo e incluso se resistió a un posible rescate.
Cuando pasó una semana, la policía local decidió actuar y entraron al lugar, llenándolo de gases. Los rehenes fueron rescatados sanos y salvos, y el captor y su amigo fueron detenidos. Durante el proceso judicial que siguió al hecho, los ex rehenes se negaron a testificar contra sus captores. Incluso manifestaron que le tenían más miedo a la policía que a quienes los mantuvieron secuestrados una semana...
http://www.lanacion.com.ar/1530855-sindrome-de-estocolmo
ROBO DE CELULARES!!
En la Argentina se roban 6.000 celulares por día
La investigación fue hecha por la consultora Carrier y Asociados, un estudio dedicado a la información y análisis de mercado que tiene su foco en el uso y consumo de productos y servicios vinculados con Internet, telecomunicaciones, informática y medios digitales.
En ese informe se estima que 2012 terminará con un total de 2.200.000 teléfonos celulares robados. El dato se basa por la proyección de un nuevo récord de ventas de equipos que en este año se estima por arriba de los 14 millones, unos 300.000 teléfonos más que el año pasado.
El trabajo refleja que al consultarse a los usuarios que compraban un nuevo teléfono, el 16 por ciento de ellos dijo que era porque les habían robado el anterior. Y eso es lo que avala la cifra de más de dos millones de equipos que serían robados en el año.
....
http://www.clarin.com/inseguridad/Argentina-roban-celulares-dia_0_818918287.html
lunes, 26 de noviembre de 2012
LA REALIDAD MATANCERA!!!
CARTA ABIERTA A LA PRESIDENTE DE TODOS! DIFUNDIR!
Carta abierta a Cristina Fernández de Kirchner
Claro, para uno de tus compañeros en este recorrido político, el tema no pasa de ser una sensación provocada por los medios opositores para generar caos y descontento en el pueblo. Eso fue lo que dijo el bigotón, sí, ese al que retaste el otro día y lo mandaste a ponerse un bonete. Que si te repiten todo el tiempo la misma noticia, parecería que no matan a una persona, sino que la "sensación" es que matan a 20 o 30, según la cantidad de repeticiones y el canal que mires (si es oficialista tal vez ni lo pasan, si es opositor, hasta te muestran el exacto momento en que se produjo el hecho, porque la "corpo" ya no sabe qué hacer para desbancarte).
Sin embargo, yo escucho uno o dos canales, leo un par de diarios a traves de internet, y no siento que repitan la misma noticia. O si, pero un día matan a Juan, otro a Pedro, después nos enteramos que asesinaron a María o a Rosa...Sí, Anibal tenía razón, es "casi" la misma noticia...pero no, porque los protagonistas no son los mismos.
Por costumbre mía, escucho todos los discursos que das. Y no creas que los escucho porque soy militante, porque soy patriota ni porque apoyo al modelo que no sé si es tan nacional y popular. Los escucho porque quiero sabér qué decís. Porque soy una ciudadana que tiene que elegir quien lleva el rumbo de mi país, y porque tengo que decidir a quién le voy a dar mi voto en las legislativas del 2013 (que están primero que las presidenciales del 2015...en las que ya se están anotando muchos candidatos). Ah, picarona, querés saber a quien le dí mi voto el año pasado? Sorry, gorda, te recuerdo que la ley Saenz Peña dice que es secreto, asi que eso lo sé solamente yo. Pero te haya votado a vos o no, sos mi presidente/a. Y como no puedo viajar a Buenos Aires, y para poder hablar con vos tengo pasar mucho protocolo, te escribo estas líneas...
¿Sabías que el mismo día que asumiste, mataron a un chico en Mar del Plata? Fue para robarle la moto, iba con un amigo y unos de esos que tienen más derechos humanos que yo, le arrebato la vida y los sueños. Capaz que el flaco te votó, y vos durante todo tu discurso de asunción, no tuviste ni una sola palabra para el tema inseguridad. Sí, ya sé, no podés estar en todo...Pero seguramente lees los diarios de todo el país, porque no te olvides de que SOS LA PRESIDENTA DE LOS 40 MILLONES y de vos tambien depende que podamos seguir votando...
Me vas a decir que no sabías lo de Mariano, el chico de la moto? Pero seguro sabrás de Dardo, de Isidro, de Danila, y de tantos otros que durante tu primer período han muerto víctimas del delito en la Argentina...Me extraña mucho de vos, que defendés tanto la memoria, la justicia, la verdad y la vida, que nunca en tus discursos hables de la inseguridad. Me sorprende que continúes pidiendo justicia para los 30.000 desaparecidos de la dictadura (no pongo en discusión, me parece bien que se haga el juicio a los responsables de esos delitos de lesa humanidad) y no te des cuenta de que mientras tanto hay otros desaparecidos que nadie nombra, de los que aparentemente el Estado, ese que vos representás, ignora su existencia. Justicia sería que los que trabajamos honradamente, no tengamos que vivir con miedo al flaco que viene por la vereda con la capucha puesta y las manos en los bolsillos. Justicia sería que los comerciantes, remiseros, taxistas, colectiveros, trabajadores de toda índole, puedan ir y venir libremente sin que les quiten billeteras, sueldos, documentación...ni hablemos de la vida. Verdad sería que en vez de criticar tanto a la "corpo" o a los "gorilas" se pongan las pilas y le den a la policía las herramientas que necesitan para combatir el delito, y que la independecia de la justicia no dicte fallos amables, sólo para acomodarse a tu discurso. Memoria sería que en algún momento, así como muchos argentinos fueron a darte el pésame cuando tu marido se fue (por causas naturales), vos y tu gabinete respete la memoria de muchos argentinos que tal vez los votaron, convecidos de que eran lo mejor para el país y hoy no pueden ver crecer a sus hijos.
Ellos, esos muertos en democracias, víctimas del delito, no tiene la oportunidad de pedir justicia, ni seguridad. Tus medios dicen que el cacerolazo es por los dólares, que es la clase media la que reclama...¿la clase media no tiene derecho a vivir? ¿Los que trabajamos, no tenemos derecho a salir de noche, a estudiar, a que nuestros abuelos vivan sus ultimos años en paz? ¿Sabías que todas las semanas muelen a palos a un viejito para sacarle lo poco que tiene? Y si tiene mucho...se lo ganó con esfuerzo y trabajo, no te parece?
Te juro que me gustaría que en algún discurso, le des aunque más no sea el pésame a todas esas familias que perdieron a un ser querido por culpa de la delincuencia, a la que no le importa si sos gorila, oficialista, carpintero, mecánico, chofer o ama de casa. Te juro que así como muchos respetaron tu dolor, vos, que sabés lo que es perder a un ser querido, te pongas en su lugar y los acompañes con alguna decisión que haga que la inseguridad no sea ni siquiera una sensación. Para que don José pueda tener abierta la carnicería sin miedos. Para que doña Rosa pueda atender sin rejas ni timbres. Para que los chicos no vuelvan a sus casas sin zapatillas. Para que los abuelos, esos que construyeron la Patria Grande y vivieron muchos más años que vos y yo, disfruten tranquilos esos años que les quedan. Para que no haya más excusas y los medios opositores no puedan publicar "la misma noticia" con diferentes nombres.
Sin más, me despido atentamente.
CRISTINA VAÑECEK
domingo, 25 de noviembre de 2012
"El que un combate es fuerte, el que vence antes de combatir es poderoso. La verdadera sabiduría es vencer sin combatir"
El sentido de la vulnerabilidad que existe entre los ciudadanos se extiende a cada faceta de sus vidas, abarcando desde preocupaciones sobre el empleo y el de la salud, hasta percepciones que van de en peor sobre la degradación ambiental y la seguridad personal. Pero en si la realidad de América Latina, no sólo nos ha permitido observar con meridiana claridad la situación de indefensión en la cual se encuentran los ciudadanos, frente al problema de la inseguridad, sino también constatar el divorcio entre el Estado y la Sociedad.
Por ello hablamos de "seguridad del ciudadano", aunque la frase en sí misma puede no ser utilizada en la conversación cotidiana entre la multiplicidad de los pobladores, ella refleja un sentimiento que se comprende y se expresa en niveles anecdóticos: la problemática de con desde el hogar hacia el trabajo o la escuela, el temor a ser atacado en su propia residencia, una desconfianza severa en las instituciones responsables de la seguridad pública (la policía, los militares, el sistema judicial, etc.), y el sentido de vulnerabilidades crecientes contra una violencia aparentemente incontrolable, entre otras preocupaciones.
Mientras la delincuencia, la violencia y otros factores alcanzan niveles nunca vistos, el asunto de la seguridad –o la inseguridad– del ciudadano se han convertido en un tema constante en el quehacer cotidiano de los pobladores.
La extensión de la violencia se ha desbordado en un clima generalizado de criminalidad.
En si las cifras sobre delincuencia, criminalidad, victimización y otros, muestran lo que simplemente es la magnitud absoluta de diversos tipos de violencia, ya sea doméstica, comunitaria, social, política, o económica.
Ellas señalan un asunto que es mucho más profundo y que se encuentra en la médula de la creciente preocupación por la disminución de la seguridad ciudadana.
Es importante distinguir, entre las razones del porqué hemos sido incapaces de controlar esta oleada creciente de violencia. Podemos señalar sin embargo que la incapacidad del Estado es un de las dimensiones geográficas tanto como de las deficiencias e incompetencias institucionales.
No es lo mismo comparar con Puno, Piura con Arequipa, Amazonas con el Callao, ya que el desplazamiento de la delincuencia (es decir, contrabando, narcotráfico, violencia familiar y otros) ha abrumado a las instituciones y otros relacionados con el mantenimiento de la seguridad del ciudadano.
Sería engañoso, y además incorrecto, comparar a dichos Departamentos entre sí por que cada tiene una problemática diferente y en algunos casos el problema es la inhabilidad de poder rectificar el problema de la violencia y el crimen, que aumentan vertiginosamente: el primero tiene desventajas por su tamaño y escala, mientras que las ineficiencias institucionales y las debilidades estructurales del último han minado su capacidad de respuesta.
Aparte de la extensión de la delincuencia, el tamaño del país y su vasta geografía también ha condicionado la seguridad de los ciudadanos en términos de los efectos que los programas han tenido sobre los índices domésticos de criminalidad.
A pesar de distinguir entre las fuentes de violencia de los distritos de Huancavelica con los de Lima o el Callao, los resultados destructivos son iguales, sin importar el tamaño. El efecto multiplicador de la violencia y la criminalidad excesivas –los desbordamientos negativos económicos, políticos y sociales– es casi incalculable cuantitativamente.
En términos económicos, el costo del crimen se refleja en el Producto Bruto Interno (PBI), si uno considera la destrucción y el traslado de recursos resultantes. Si simplemente se considera la partida del presupuesto público asignada a la Policía y las Fuerzas Armadas, instantáneamente las implicaciones financieras del problema –para cada región geográfica que ya padece una escasez de recursos– son dimensionadas.
Podemos señalar que el presupuesto para es mayor que para la Policía, teniendo en consideración que la inversión en las FFAA son para actividades de control externo, pero la Policía va a la par con la que se separa para gastar en la salud y la educación, respectivamente. Además, el crimen y la violencia entorpecen el crecimiento económico y la reducción de la pobreza debido a sus efectos en los , humano y social, y también perjudican la capacidad de gobierno.
En términos políticos, la insensibilidad del Estado de proveer seguridad pública a sus ciudadanos, a través de una policía eficaz e instituciones eficientes, ha resultado en la pérdida de su legitimidad.
Existe la tendencia a ver como debilidad la incompetencia del Gobierno para responder apropiadamente a la delincuencia, mientras que al mismo tiempo el uso constante de la fuerza pública para combatir la violencia (es decir, respondiéndole a la violencia con más violencia) lo coloca bajo una luz de ineficiencia y carencias democráticas. La percepción de que el Estado le ha fallado a la sociedad en sus deberes explícitos se agrava especialmente cuando las instituciones dotadas para proteger y preservar la seguridad pública se convierten en las fuerzas mismas que la minan.
Por otro lado, en nuestra región el crimen violento, la violencia delincuencial y la violencia juvenil llegan a producir, en algunas ciudades, verdaderos espacios urbanos de guerra social cotidiana; áreas de una violencia sin causa ni fin.
Pero además, la expansión de la criminalidad, ha evolucionado de la mano con un creciente desorden público e inseguridad pública y ciudadana, como lo demuestran los diferentes estudios de este fenómeno elaborados en distintas ciudades del Continente
Podemos señalar diversos casos que son representativos del problema estructural y generalmente histórico, donde la fuerza pública es a la vez el actor principal en la protección de la sociedad, y en la perpetración de la violencia contra esa misma sociedad.
Ese fracaso del Estado en el cumplimiento de su deber público de mantener el orden social ha conducido a un fenómeno creciente y perturbador lo que conlleva: al surgimiento de fuerzas de seguridad privadas. Ya sean Serenos, Ronderos, Comités de Autodefensa o la Guardia de Seguridad contratada que monitorea un edificio de departamentos, una cuadra o un barrio; esas fuerzas colectivas en algunos casos solo han empeorado el asunto de la inseguridad. Debiendo siempre de tener en cuenta que como la violencia genera más violencia, el exceso de seguridad privada genera más inseguridad.
En muchos casos, esa "privatización" de la seguridad ha conducido a políticas locales de seguridad ciudadana desarticuladas, incoherentes e inconsecuentes.
Además, los sectores más pobres de la sociedad son los que más sufren dada su carencia de recursos para proveer su propia seguridad. Cuando el Estado abandona su deber de proteger a los ciudadanos se agrava la ya cruda vulnerabilidad de los pobres, quienes como grupo social constituyen la mayor parte de la población en el país.
La última dimensión de la delincuencia está relacionada con su dinámica social. Demasiado a menudo el asunto de la corrupción y del delito de alto vuelo se pierde en el debate inmediato sobre el número de homicidios o la tasa de criminalidad.
Sin embargo, tales actos de delincuencia hablan directamente de la fracasada capacidad de las instituciones diseñadas para apoyar el aparato estatal.
Pero sin embargo, es necesario señalar que la presencia de la corrupción y el grado en que resulta endémica en una sociedad amenazan al propio Estado debido a su naturaleza estructural. La incorporación de prácticas corruptas en el comportamiento y las normas sociales –a través de las ahora bien conocidas características del clientelismo, el corporatismo, y el patrocinio– refleja una construcción social que acoge la criminalidad, o que es por lo menos reticente a combatirla.
Existe una interacción negativa innegable entre la violencia, el capital social, y el desarrollo económico. Como en una reacción en cadena, una escalada en los índices de violencia y crimen, generalmente asociados a condiciones económicas deteriorantes destruye el capital social al erosionar la sociedad.
Al mismo tiempo, precisamente las estructuras sociales son indispensables para enfrentar y frustrar la inseguridad creciente y, más importante, para promover el desarrollo económico de un país, el cual a la larga romperá uno de los vínculos principales del ciclo de violencia: el económico. Estudios recientes sobre este tópico, así como datos de observación, subrayan las importantes implicaciones de garantizar la seguridad ciudadana para todos los miembros de una sociedad.
Por otro lado, los sentimientos de vulnerabilidad y de carencia de seguridad pública son más bien una percepción que una realidad inmediata, los efectos sobre la sociedad y el Estado son iguales: la desintegración del tejido social de una ciudad o de un país, instituciones debilitadas (específicamente los sistemas judiciales y penales), y pérdida de la legitimidad política de un gobierno, o aún peor, de una nación entera.
Durante las últimas dos décadas ha habido una tendencia innegable al empeoramiento de la inseguridad. Esto ha sido lo más notable en la "regionalización" del crimen (es decir, el tráfico de de drogas, contrabando, y de vehículos robados) y en la percepción de los ciudadanos de que este es uno de los principales problemas sociales, solo sobrepasado por las preocupaciones económicas.
Como resultado de la declinación aparentemente perpetua en la seguridad pública, se deben encontrar nuevas perspectivas y modelos. Tenemos que pensar en alejarnos de las soluciones puramente preventivas y vengativas que han dominado el área de la seguridad ciudadana, e incorporar una orientación dirigida más hacia lo "situacional" y lo "social". Donde la noción de "seguridad ciudadana" se debe amplificar para equiparar la seguridad con la protección de la libertad, de los derechos humanos, de la democracia, y del orden público.
Es pertinente señalar que la dinámica urbana de la violencia es diferente a la rural y dentro de ella misma cada espacio es diferente, es por ello que los ciudadanos que residen en las ciudades sus efectos de la violencia son múltiples.
Su incremento ha conducido a una transformación del paisaje (el muro de separación de las vecindades en "ricas" y "pobres"), a un empeoramiento de la salud física y mental de los habitantes de la ciudad (desórdenes nerviosos y de ansiedad, así como infecciones respiratorias), a la erosión de la ciudadanía y de la socialización, y a la guachimización de los barrios.
En este sentido, la población se ha convertido en "víctima colectiva". Sin embargo, el empeoramiento de la violencia no se puede clasificar como un suceso puramente urbano, ni se puede correlacionar con la magnitud geográfica de la ciudad. Para atacar las raíces del problema, es necesario incorporar al público en general a la batalla contra la violencia.
Se piensa que la implementación de la policía comunitaria de un reciente modelo de seguridad pública pueden ser múltiples, por ello se exhibe el mismo deseo de fomentar relaciones civiles-policiales mejoradas.
El modelo de la policía comunitaria –que se ha adoptado ya en Colombia, El Salvador, Guatemala, Haití y Venezuela– implica la amplificación del mandato tradicional del policía, de fuerza puramente reactiva, a tener un papel civil creciente en la sociedad. En este sentido, se pone un mayor énfasis en sus funciones preventivas que en sus respuestas reactivas o vengativas.
En la temática de inseguridad ciudadana, el Estado ha perdido el control sobre el monopolio de la violencia y es cada vez más incapaz de combatir con eficacia la usurpación de este poder por individuos, cuadrillas criminales, traficantes de droga, y aun por representantes del Estado, es decir, los militares, la policía, los funcionarios gubernamentales, entre otros. Es por ello que la percepción resultante del "caos" solo ha reforzado la característica de ser una cultura autoritaria.
Además, la incapacidad de los Estados de dar una respuesta oportuna y democrática a los pedidos de seguridad por parte de la sociedad, ha llevado a la pérdida de la credibilidad de los habitantes en sus propios Estados y al incremento de la ilegitimidad de las instituciones.
Por otro lado, a pesar de los esfuerzos significativos que se puedan hacer, en algunos casos miembros de la Policía generan situaciones que los compromete seriamente en el ámbito delincuencial y ello generalmente va a llevar a una imagen de función negativa.
Lo que se tiene que hacer es mirar hacia las necesidades del pueblo y no las del gobernante de turno.
Por ello es necesario establecer una fuerza policial independiente, que con lleva al pensamiento combinado con el papel histórico de la policía y ayuda a explicar el porqué un cuerpo auténticamente civil tiene todavía que ser acuartelado para preservar la seguridad ciudadana.
Teniendo en consideración lo anotado, es necesario bosquejar las estructuras legales y los marcos institucionales que han condicionado el asunto de la seguridad ciudadana, para ello debemos apoyarnos en la Constitución como el prisma a través del cual se considera el debate.
Para una democracia nueva, existe el doble desafío de resolver eficazmente los problemas del conflicto social, como es evidente en el crimen y la violencia, sin dañar la existencia del Estado de derecho. La modernización del Estado no ha podido modificar la visión de la policía funcionando como una fuerza de alta seguridad, que puede excluir la participación de la comunidad.
Para ello hay que considerar que las nuevas estructuras institucionales, desde la policía hasta los códigos legales que se le aplican, necesitan ser reformuladas para la seguridad ciudadana.
Queda por reflexionar sobre cómo vamos a alcanzar alguna vez el futuro de la ciudadanía, la seguridad personal y nuestro rol en la democracia, si las sociedades continúan perdiendo la batalla contra la criminalidad, generación tras generación.
Por ello, es necesario establecer como lo han dicho varios analistas, como el colombiano Alvaro Camacho que coinciden en cuestionar las políticas de seguridad que trazan algunos Estados, en las cuales pareciera que su preocupación no fuera tanto la seguridad de las personas, sino la seguridad del propio Estado, incluso por encima de los intereses de la ciudadanía y en contra de ella misma.
Por ello, tenemos que buscar soluciones efectivas que permitan confrontar el crimen y la violencia. Con miras a esos fines, la noción de "seguridad ciudadana" tiene que ser equiparada con la protección de la libertad, los derechos humanos, la democracia y el orden público.
De manera similar las causas de la "inseguridad ciudadana" han de ser identificadas, si se quieren crear soluciones efectivas para el problema. Debiendo de incluir no solo actos criminales contra el individuo, sino también la violencia institucionalizada, la conducta ilegal, la ausencia de controles, y la carencia de protección social, así como la perpetuación de enclaves autoritarios.
El reclamo de un nuevo entendimiento de los componentes de la seguridad ciudadana y las fuerzas que la amenazan debe ser visto como un proceso que conserva siempre la promoción de los derechos civiles como meta final. Si no la sociedad crea métodos para combatir el crimen que realmente debilitan el orden sociopolítico que se supone debe ser protegido. En este sentido, la decisión de establecer un estado de emergencia o de sitio, en vez de un estado de leyes, como respuesta al incremento del crimen y la violencia, a la larga solo servirá para perpetuar la inseguridad.
Experiencias anteriores sugieren mantener el delicado equilibrio entre la preservación del orden público y la promoción de los derechos civiles como el mejor paso, aunque sea un reto especialmente difícil para la sociedad que apenas han retornado a un régimen democrático.
Cuando se discuten recomendaciones sobre políticas de seguridad ciudadana, se debe adoptar un enfoque de análisis y evaluación que pueda responder a las necesidades de cada zona de manera individual. Ya que, la dimensión y la naturaleza de dicha zona es lo que a la larga condiciona la efectividad de las respuestas políticas a las antes mencionadas causas de la inseguridad ciudadana.
Desde el punto de vista de las políticas, sería inapropiado y de poca visión tratar a todas los sectores como a una misma entidad. Cada una tiene una dinámica histórica, cultural, institucional y geográfica propia, que amerita reconocimiento e incorporación en las políticas que son formuladas e implementadas.
Por ejemplo, no se puede esperar que las soluciones para enfrentar el incremento del crimen en Madre de Dios sean aplicables a la ola de criminalidad en Lima. De la misma manera que las causas que originan la violencia en ambos departamentos son divergentes, asimismo lo son las razones de la inhabilidad del Estado para combatirlas.
No obstante, se puede realizar un estudio comparativo de varias experiencias regionales, departamentales, provinciales o distritales, que desde ya sugiere la existencia de características, así como deficiencias, comunes entre ellas, que indican posibles opciones de políticas.
Para comenzar, en todos los casos podrán aparecer un enfoque desde abajo hacia arriba que involucra a la sociedad civil como la única vía de llegar a la raíz de las causas de la creciente criminalidad y violencia.
Este proceso debería comenzar con el fortalecimiento de las instituciones democráticas sobre dos ejes principales: las reformas dirigidas a modernizar los códigos institucionales y legales, es decir, aquellos relacionados con las fuerzas civiles policiales y al sistema judicial, y una mejor coordinación interinstitucional entre las organizaciones dotadas de un diseño de políticas afines a escala nacional (como el Poder Legislativo), además de actores sociales como lo son los medios de comunicación, que contribuyen directamente a la forma como la ciudadanía percibe el problema.
El mensaje contenido aquí es que la asunción de una visión integrada de la seguridad ciudadana –con los intereses de la sociedad civil en el centro y un reconocimiento realista de las fuerzas que la amenazan– posibilitará la reformulación del modelo institucional que actualmente caracteriza a los sistemas de seguridad, judicial y penal. Solamente así podrán ser echadas las bases que les permitan a los ciudadanos y las ciudadanas avanzar más allá de la violencia e inseguridad que actualmente nos rodea.
David Carhuamaca Zereceda
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