Síndrome de Estocolmo: víctima, secuestrador y un lazo patológico
Especialistas abordan las razones psicológicas que generan la
"relación positiva" entre una persona privada de su libertad y su captor; por
qué se llama así a la enfermedad
Llanto incontenible. Esa fue la reacción de Natascha Kampusch
al enterarse de que el hombre que la había mantenido secuestrada durante ocho
años, se había suicidado. Su actitud hacia la muerte de su captor fue
cuestionada e incluso criticada. Pero, por otra parte, comenzó a especularse con
la posibilidad de que la joven, que huyó del secuestrador al cumplir 18 años,
pudiera padecer de Síndrome de Estocolmo. ¿Qué es y cuándo se presenta esta
reacción psicológica?
"Cuando una persona vive una situación muy traumática, puede ser un
secuestro, un asalto, puede desarrollar sentimientos de admiración o algún otro
afecto positivo hacia su victimario. Eso es lo que denominamos Síndrome de
Estocolmo", explica Hugo Marietan, médico psiquiatra.
Cuando esto se produce, explica Marietan, la víctima comparte "la aventura"
del victimario. "Se hace "cómplice". La admiración y la afectividad positiva
hacia el victimario es auténtica, no es una artimaña de ser agradable y solícito
para sobrevivir", añade el especialista.
¿Por qué se llama Síndrome de Estocolmo?
El nombre de este síndrome proviene de un hecho ocurrido en 1973,
precisamente en la ciudad sueca de Estocolmo. Jan Erik Olsson, un preso con
salidas transitorias, entró a robar en el banco Kreditbanken de Norrmalmstorg,
en pleno centro. Inmediatamente llegó la policía, y Olsson se vio en aprietos.
Por eso decidió tomar como rehenes a cuatro personas que había en la
sucursal.
El asaltante pidió tres millones de coronas suecas, un vehículo y dos armas.
La negociación duró seis días. La policía incluso accedió a llevar al lugar a
Clarck Olofsson, amigo del asaltante. Para sorpresa de todos, una de las
rehenes, Kristin Ehnmark no parecía sentir miedo e incluso se resistió a un
posible rescate.
Cuando pasó una semana, la policía local decidió actuar y entraron al lugar,
llenándolo de gases. Los rehenes fueron rescatados sanos y salvos, y el captor y
su amigo fueron detenidos. Durante el proceso judicial que siguió al hecho, los
ex rehenes se negaron a testificar contra sus captores. Incluso manifestaron que
le tenían más miedo a la policía que a quienes los mantuvieron secuestrados una
semana...
http://www.lanacion.com.ar/1530855-sindrome-de-estocolmo
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