En diálogo con Diario Popular, el licenciado en Seguridad Pública Luis Vicat reveló detalles de un análisis criminalístico desarrollado en torno a este nuevo fenómeno de colombianos volcados a la delincuencia que, por diversas razones, emigran a otros países, eligiendo entre los puntos predilectos la Argentina, pero puntualmente la Ciudad de Buenos Aires. “Así como la corriente migratoria peruana dedicada a negocios ilícitos se ocupa de ganar espacios territoriales en la ciudad casi exclusivamente en el tráfico de drogas, observamos algo similar con la delincuencia colombiana en Capital Federal y los robos a casas”, dijo el experto.
El domingo pasado, en la intersección de la calle Bartolomé Mitre y la avenida Pueyrredón, justo frente a la Plaza Miserere, en el barrio de Balvanera, un choque múltiple provocó conmoción. Fueron tres muertos, todos colombianos, a bordo de un auto que impactó a una autobomba, que luego se estrelló contra un colectivo. Primero se pensó en un accidente común, pero con el correr de las horas, y evidencias concretas que fueron apareciendo, se llegó a la conclusión de que los fallecidos formaban parte de una banda de escruchantes. Es que en el Renault Clio de los colombianos los efectivos de la Policía Federal hallaron parafina y juegos de llaves.
“Para nosotros está claro que se trata de una banda de escruchantes. Es un problema que se instaló este año, con muchos delincuentes colombianos que llegan a la ciudad para robar casas. Esto tiene dos motivos. Uno es que Buenos Aires tiene un elevado nivel económico, superior a otras ciudades sudamericanas. El otro es que en Colombia están presionando a las bandas delictivas para bajar los altísimos índices de violencia, por lo que hay emigración. Algunos vienen acá”, dijo un jefe policial.
Acerca de las características de los ladrones colombianos, Vicat explicó que “generalmente se mueven de a tres o cuatro, chequeando que no haya nadie en la casa o departamento marcado, para luego falsificar la llave de ingreso y desvalijar el lugar”. También explicó que “los colombianos saben que, en caso de resultar atrapados por las fuerzas de seguridad, les cabe una acusación por hurto, que es un delito menor en la escala penal”, agregando que “no se mueven con armas, son meticulosos y planean cada golpe con mucho detalle”.
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