El tráfico de drogas ha ido infectando poco a poco el conurbano bonaerense. El fenómeno alcanzó tal magnitud que hoy alimenta el principal conflicto político del país. Cristina Kirchner espera ganar las elecciones para, después, avanzar sobre Daniel Scioli y su política de seguridad. El gobernador no duerme tranquilo. En dos causas federales se investiga la conexión de policías bonaerenses con los dealers . La Presidenta está al tanto de esas indagaciones. Sólo el tiempo dirá si el desafío del narcotráfico inspirará una política de Estado, o si será trivializado como la coartada de una guerra sucesoria.
No se conoció ningún caso policial que desvelara tanto a Scioli como el asesinato de Candela. A mediados del mes pasado, el ministro de Seguridad, Ricardo Casal, lo escuchó quejarse, enfurecido, por el pésimo trabajo de la bonaerense. No es para menos. Fuentes de la gobernación aseguran que, carentes de pistas, los detectives terminaron recurriendo a Manuel Vázquez, un brujo de Estudiantes de La Plata, para ver si les proveía algún indicio. "Los voy a echar a todos", gritaba Scioli ante Casal...
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