No alcanza sólo con controles y sanciones
Algo no funciona del todo bien. Cuando casi la totalidad de las clausuras se violan, el sistema de penalización ni siquiera está en duda: es inviable.

Lo interesante es, sin embargo, la distribución de responsabilidades en este asunto y la ausencia de un trabajo coordinado para que los controles sean eficaces.

Los dueños de la impunidad, sin embargo, las rompen para no debilitar sus cuantiosas ganancias. La Policía debería actuar frente a estas acciones tipificadas en el Código Contravencional pero , uniformados hacen caso omiso de estas obligaciones.
En parte, es cierto: la Federal, con órdenes de la Casa Rosada, retiró en 2010 el apoyo hacia todas las acciones que atañen a controles urbanos, como las multas viales.
Ahora bien, ¿la Ciudad no podría quitarle inmediatamente la habilitación a un local que viola la clausura? ¿No podría dar aviso a las fiscalías o las comisarías? ¿No podrían comprometerse con el seguimiento de los casos?
En los controles el sentido común es un actor ausente.
Quienes hoy deben garantizar la seguridad de las personas son organismos independientes, ajustados a un puñado de leyes, lógico, pero vacíos de entendimiento colectivo por una circunstancia política.
Quienes hoy deben garantizar la seguridad de las personas son organismos independientes, ajustados a un puñado de leyes, lógico, pero vacíos de entendimiento colectivo por una circunstancia política.
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