jueves, 11 de septiembre de 2014

La seguridad, atada con alambre...Y ESTE SE OXIDA!!!

La seguridad, atada con alambre

La situación en la Ciudad, en la Provincia y en Rosario


Con marchas y contramarchas, los gendarmes van de un lado a otro. Pero el delito no baja y las tragedias se suman.
Lugano. Una de las marchas por el crimen de Melina López./ MARIO QUINTEROS

Las políticas de seguridad están atadas con alambre y corren siempre atrás de las noticias trágicas. Las taclean, las cuentan, las disfrazan. Pero no las paran.
Los gendarmes llegan a Rosario en un operativo sorpresa que incluye dormir la noche anterior en San Nicolás, para despistar. De madrugada y encolumnados tras el omnipresente secretario Sergio Berni, inundan las barriadas humildes con uniformes verdes para terminar con el delito, el narcotráfico y la violencia. Es abril. Pasan 5 meses. Ahora es septiembre y sabemos el número de asesinatos en Rosario en lo que va del año: 181, de los cuales 93 se cometieron ya con los gendarmes en la ciudad. La violencia no disminuyó ni se mantuvo. Aumentó.
Y es récord: nunca hubo este ritmo de crímenes en Rosario en toda su historia.
Parte de aquellos mismos gendarmes viajan de apuro desde Rosario al asentamiento Papa Francisco de Lugano, el mes pasado, para sacar a los ocupantes del predio. Participan de la puesta en escena en la que comparten cartel con la Policía Metropolitana, alternándose el papel defuerza buena y fuerza mala –de acuerdo a quién quiere actuar y quién no–, ensayando los pasos de comedia que les marcan sus jefes Berni y Guillermo Montenegro, célebres por echarse la culpa uno al otro de cualquier cosa que salga mal. Los ocupantes se van (para eso tuvo que ser asesinada Melina López, de 18 años), pero el miedo queda: los compañeros de Melina están dos semanas sin ir a clases por temor a que los asalten. El hecho sale en los diarios y entonces – sólo entonces– Berni y sus gendarmes van a darle seguridad a la escuela. Para que se vea bien, llevan un helicóptero.
–¿Y por qué no van policías de la Federal?
, pregunta Clarín.
–“Porque en ese barrio no patrulla la Federal sino Gendarmería, y los policías los usamos en otros lugares donde se necesitan más”, contesta Berni.
¿Dónde será eso? ¿En las fronteras, donde debiera estar Gendarmería?
El lunes le roban al futbolista de Independiente Rodolfo Montenegro, lo llevan en su camioneta y lo dejan en Fuerte Apache, lugar custodiado por Gendarmería. El martes, la ONG La Alameda denuncia que el barrio Illia del Bajo Flores está tomado por los narcos. El barrio también es custodiado por Gendarmería, pero en la zona sigue funcionandoel mayor centro de acopio de cocaína de la Ciudad. Ahora, la Provincia se suma al tironeo: el Senado bonaerense aprueba una declaración para pedir que los gendarmes regresen al GBA.
Rebobinando, el secretario Berni dice que va a sacar a la Federal de los barrios donde está la Metropolitana, y de ahí pasarlos a “lugares donde se necesitan más”.
¿Dónde será eso? ¿En Lugano, donde está la escuela de Melina y pusieron gendarmes?
Enseguida dice que, bueno, no va a sacarlos de la noche a la mañana. Y entonces aparece Mauricio Macri para decir que habló con la Presidenta y la Federal se queda. De paso, Macri dice que “se va a coordinar” el trabajo de metropolitanos y federales “sobre todo en los barrios donde actúan ambas fuerzas”. Ahora sí, nos quedamos tranquilos.
¿Y por qué van a coordinar recién ahora?
¿Qué hicieron los cuatro años que pasaron desde que se creó la Policía de la Ciudad? Las preguntas flotan sobre 750.000 porteños de 14 barrios. Entre ellos los del Sur, donde se registra la mayor cantidad de asesinatos de Buenos Aires.
En la Provincia muestran acción, pero los anuncios van siendopulverizados por la realidad. En abril exhiben una ley a fondo contra los motochorros, obligando a todos los motociclistas bonaerenses a estamparse la patente en el casco y en un chaleco flúo. Pero en septiembre –cinco meses después– la norma se cumple con cuentagotas, en un puñado de municipios, y naufraga en la confusión general. Mientras, los robos de motochorros no paran. Con esta modalidad asesinan a Marcelo Vera en Mar del Plata (anteayer), a Andrea Ríos en Lanús (28 de agosto) y a Fernando Mirillo en Wilde (25 de julio), por citar sólo tres casos donde las víctimas también son motociclistas.
Paradoja feroz: ellas debían cumplir con la ley antimotochorros, perosus asesinos no llevaban ni casco con patente ni chaleco flúocuando las mataron para robarles.
En La Matanza crecen los robos violentos en abril y los jefes policiales dicen que bueno, que están trabajando con los vecinos, que ya se va a solucionar. Pero a los cuatro meses cae una banda de 11 delincuentes que cometen todo tipo de robos en el distrito. Siete son policías de alto rango que trabajan no para los vecinos, sino para los ladrones.
La rutina de las cárceles sigue en manos de mafias internas y guardias cómplices. Grassi hace del penal de Campana su centro de recepción de donaciones para repartir como si fueran de él las cosas que la gente manda a la fundación Felices Los Niños . Con ellas compra protección, seguridad e impunidad, aún condenado. Al jefe del penal sólo lo echan cuando lo que hace Grassi se ve en TV.
Los funcionarios no ven las cosas si las cosas no se ven en la TV.
En La Plata una banda hace seis asaltos en una sola mañana: uno de sus integrantes tiene 16 años. En la Capital paran los trabajadores del Patronato de Liberados y denuncian “precariedad laboral”. Ellosson los que tienen que controlar a los presos cuando salen en libertad condicional.
La ministra de Seguridad de la Nación, en tanto, encarna una conjugación fabulosa: al frente de la cartera más caliente, es la más desconocida del gabinete. Saber su nombre podría ser la gran pregunta de la final en el juego de los ocho escalones: A. Nilda Garré. B. Cecilia Rodríguez. C. Carolina Alvarez . Si adivina anótese en el programa: respuesta B . Es especialista en tornados, tsunamis y terremotos.
El alambre se oxida. Y se corta.

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