En la Matanza
La banda de jefes policiales que lujos y ostentación
De los 11 detenidos, tres son subcomisarios; uno de ellos tenía tres vehículos valuados en $ 1.000.000
"En la jerga policial, el cortito es el secuestro en el que se hace bajar a la comisaría a una persona que camina por la jurisdicción y que se sabe que anda en cosas turbias. Entonces, bajo la amenaza de armarle una causa penal en su contra, se le cobra una suma de dinero o en especies. Sólo después que pagó se lo dejó en libertad. De esta forma recauda la policía."
Así, uno de los uniformados que declararon como testigo ante la Justicia, describió cómo operaba la denominada banda de los subcomisarios acusada de secuestrar personas con antecedentes penales y cobrarles una coima para no falsificar una causa penal en su contra o desvincularlo en un expediente en que aparece involucrado.
Para tener una magnitud del dinero que recaudaba la banda se puede tomar como ejemplo que sólo en la casa de uno de los tres subcomisarios apresados, los funcionarios judiciales secuestraron más de $ 200.000 en efectivo que estaban guardados en una caja fuerte portátil.
Según fuentes de la investigación ese dinero fue encontrado durante el allanamiento realizado en la vivienda del subcomisario Hugo Daniel Salas. La cómoda casa sobresale en una zona humilde de Laferrère, a un costado de la ruta 21.
A este subcomisario, que hasta su detención se desempeñaba como jefe de la comisaría de Virrey del Pino, una localidad del partido de La Matanza, los funcionarios judiciales le secuestraron una camioneta 4x4, un Volkswagen Vento y un cuatriciclo Honda, valuados en más de un millón de pesos, entre los tres rodados.
Además de Salas, entre los once sospechosos detenidos, acusados de integrar el grupo delictivo figuran otros dos subcomisarios, cuatro suboficiales y cuatro civiles. Los dos jefes policiales se desempeñaban en la Delegación de Investigaciones de La Matanza.
Anoche los investigadores judiciales y de la auditoría general de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense buscaban a dos uniformados prófugos: un subcomisario y un suboficial. Hasta ayer, la única identidad de los acusados que había trascendido era la de Salas, mientras que los nombres de los otros imputados eran mantenidos en reserva por el juzgado federal de Morón.
Durante la pesquisa se determinó que los civiles eran los que apuntaban a los delincuentes con antecedentes que habían llegado a la jurisdicción; los suboficiales actuaban como la mano de obra que los llevaba detenidos a la comisaría o la brigada y los subcomisarios se encargaban de comunicar el mensaje extorsivo y amenazaban con armarles una causa penal.
LA QUEJA POR UNA COIMA
La banda de los subcomisarios quedó al descubierto el 28 de julio pasado cuando los agentes de la Dirección de Observaciones Judiciales de la Secretaría de Inteligencia (SI) alertó a la justicia federal de Morón de una conversación telefónica en la que se escuchaba al vendedor de droga de la zona de Virrey del Pino quejarse con un cómplice por los casi 100.000 pesos que tuvo que pagarle al jefe policial de la zona para poder traficar cocaína.
Ni el vendedor de droga ni su interlocutor sabían que la conversación estaba siendo grabada debido a que el celular receptor de la llamada aparecía vinculado con una banda de secuestradores.
En ese momento, los investigadores judiciales comenzaron a buscar el listado de comunicaciones de ambos celulares. Así, descubrieron la existencia de varias llamadas entre el vendedor de drogas y algunos de los subordinados del subcomisario.
Ante la sospecha de que los policías hubieran estado involucrados en un secuestro extorsivo, la denuncia fue radicada, en principio en el juzgado federal de Morón y en la fiscalía federal de ese distrito, a cargo de Sebastián Basso....
FUENTE LA NACION
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