CARTA DE UNA JOVEN A TODOS NOSOTROS... SOBRE TODO A UDS..... SEÑORES FUNCIONARIOS!!!! ( NOS ASOMBRA LO QUE DICE Y LAS REALIDADES QUE CUENTA!
Se dice que más grave que la pérdida de valores en una sociedad es la pérdida de
capacidad de asombro. Y sinceramente ya no nos asombra tanta impunidad y
atentado contra ciudadanos honestos y trabajadores que ven truncadas sus
esperanzas cuando le arrebatan sus bienes y hasta la vida. Tampoco nos asombran
expresiones como “los delincuentes entran por una puerta y salen por otra” sin
advertir su gravedad. Hasta hace poco yo era simple testigo de la inseguridad en
nuestra ciudad hasta que me tocó vivirla en carne propia. El sacrificio de años
para comprar un terreno y construir nuestra casita para vivir en familia hoy se
ve opacada por el dolor y la impotencia de sufrir robos continuos de todo
aquello que tanto nos cuesta conseguir: ladrillos y material de construcción, y
en el término de diez días cuando nos íbamos a instalar, dos puertas, una
ventana y herramientas. Entre todos tuvimos que montar “guardias nocturnas”
hasta que una noche sorprendimos a los mismos ladrones que habían incursionado
días atrás, quienes habían sido reconocidos pero claro, ¡faltaban pruebas!
Llamamos a la policía y allí vino lo peor: declaraciones, traslado a la
seccional, esperas, hasta la llegada de la secretaria de la fiscal y LA GRAN
SORPRESA: mientras de nuestra parte seguíamos esperando, por la PUERTA PRINCIPAL
salieron los delincuentes mirando fijo, haciéndonos una seña extraña y con una
sonrisa en sus labios. ¡GRACIAS DRA. LEONOR FAILLA! “Falta de pruebas” nos
dijeron, aún cuando los ladrones conducían un auto con los faros rotos y sin
poder justificar si eran sus dueños, cuestiones que si nos ocurre a nosotros,
nos detienen por averiguación de antecedentes. Tras la indignación, nuestras
mentes no pararon hasta encontrar medidas de mayor seguridad como alarmas,
rejas, cerco, la lucha para que colocaran las luces al barrio ya que de noche es
un “boca de lobo” hasta que en horas de la mañana (los albañiles iban a trabajar
después del mediodía) al regresar de la casa de un familiar, descubrimos
ventanas rotas, robo de electrodomésticos, una bicicleta, un estuche con simples
recuerdos familiares como por ejemplo el primer diente caído de mi hija y una
máquina de cortar cerámicos recién comprada. Algunos vecinos que todavía tienen
la valentía de no caer en la indiferencia, aparecieron con pistas. Otra vez
acudimos a la policía y observamos cómo el agente nos miraba sin saber qué
decirnos. Cuando le preguntamos: ¿y, qué hacemos?, nos respondió que para estar
seguros NO DEBEMOS SALIR DE LA CASA. Somos gente trabajadora y fundamentalmente
pacífica pero la impotencia y la terrible desprotección en la que estamos
inmersos nos nubló la razón y es así que tuve que rogarle a mi esposo que no
busque enfrentamientos porque no llevamos el crimen en la sangre, fuimos
formados con otros valores y a nosotros sí nos dejarían tras las rejas. Alguien
puede llegar a decirnos: “Y bueno…pudo ser peor” justamente porque ya nada nos
asombra. Por eso, ante todo esto, me pregunto:
de todos los abogados, jueces,
fiscales de nuestra ciudad ¿cuántos han sufrido robos o cualquier situación de
inseguridad como la que estamos padeciendo el resto de los ciudadanos? Si no lo
sufrieron ¿por qué? ¿simple casualidad?
¿cuántos miembros de nuestra sociedad
cuya misión es la de protegernos, realmente lo hacen o no actúan por miedo? Y si
es así ¿por qué aún siguen en sus puestos?
Si el menor de edad no puede ser
tratado como adulto ¿qué esperan para trasladar su accionar al adulto
responsable?
¿Por qué si la policía detiene a los sospechosos con una orden
judicial salen tan rápidamente en libertad mientras la víctima sigue declarando?
¿Vale la pena hacer denuncias y exposiciones?
¿Cuánto más tenemos que padecer
los ciudadanos que estando libres nos sentimos presos? ¿Tendremos el valor de
salir a la calle a reclamar justicia? ¿O debemos hacer justicia por mano
propia?
¡POR FAVOR QUE ALGUIEN HAGA ALGO, QUE ALGUIEN ME RESPONDA Y ME DÉ UNA
SOLUCIÓN! GRACIAS POR SU ATENCIÓN Y… QUE DIOS NOS AYUDE
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