domingo, 23 de septiembre de 2012


"Hoy los ladrones no quieren tus cosas, quieren tu vida"

El  23 de septiembre 2007 Franco Campeggi, de 12 años,  le pidió permiso a su madre para ir junto a su hermano -que ese día cumplía 11 años- a jugar a un ciber en Moreno, muy cerca de su casa. Apenas se sentaron en las computadoras para ponerse a jugar, dos delincuentes irrumpieron en el local exigiendo la recaudación. En la caja solo había 30 pesos y amenazaron con matar a alguno de los niños sino se les entregaba más dinero.

“Elías estaba sentado frente a la máquina 7 y Franco frente a la 14. El botín les pareció escaso, así que se llevaron los 30 pesos  que había  y mataron a mi hijo. Franco estaba con los auriculares puestos y de espaldas. Nunca se enteró de lo que estaba pasando. La bala le salió por la boca y quedó incrustada en el monitor. Cayó sobre el teclado”, contó su madre, Claudia Molina, en una entrevista con Infobae en el quinto aniversario del asesinato de Franco.

La mujer sostuvo que la llamaron a su casa al rato de que sus hijos se fueron para decirle que habían golpeado a Franco en un robo y que, cuando llegó al local, lo encontró agonizando en el piso con un tiro en la nuca.
“En este país, donde la justicia funciona a paso de tortuga, casi todo el trabajo de campo lo hizo nuestra familia: buscamos los testigos, hicimos que declararan, etc. La gente tiene poco compromiso pero también mucho miedo. Lo de Franco pasó en un lugar en Moreno, donde desgraciadamente la mayoría de los casos más resonantes o mediáticos han tenido un desenlace fatal”, lamentó Claudia.

La madre de la víctima aseguró que no siente odio por los asesinos de su hijo y se manifestó en contra de la pena de muerte. “Me quitaron a Franco, arruinaron la vida de mi otro hijo y devastaron a mi familia pero, a pesar de todo, no me han podido quebrar a mí, ni a mis convicciones. Yo busco justicia, no venganza”, explicó. “A veces algunas familias me dicen que tendría que haber pena de muerte, que habría que matarlos, pero yo no pienso así porque me convertiría en lo que persigo y ellos ganarían”.
El autor material del crimen fue condenado a 50 años de prisión, mientras que el coautor del hecho recibió una pena de 28 años. Sin embargo, Claudia contó que éste último se fugó tres veces, la última desde un móvil celular que lo transportaba de Quilmes a Morón.

No hay un consuelo o una pena que te dé seguridad. Como madre me ocupo todos los meses de preguntar por éstas personas, para saber si siguen en la cárcel. Pareciera que una vez que se llega a juicio uno va obtener un consuelo pero no, es una victoria vacía: no importa cuántos años les den a los homicidas porque sabemos que realmente no cumplen las penas y a mi nada me va a devolver a mi hijo”, afirmó.

La madre de Franco aseguró que tiene mucha paz en su corazón y que cree que eso la hace mejor madre del niño asesinado. “Siempre le agradezco a Dios por haberme elegido para ser su mamá y por los doce años maravillosos que me lo prestó. Creo que siendo así estoy honrando la memoria de mi hijo. No sé si mis sentimientos son nobles o altruistas pero si sé que no me van a envenenar ni a mí, ni a mi familia. Yo sigo luchando por todos los Franco que lamentablemente tuvimos que seguir perdiendo”, lamentó.

El inmenso dolor de Claudia le dio el suficiente coraje para formar Familiares en Lucha por los Derechos de las Víctimas (Faludevi), una asociación civil desde la cual ayuda a quienes han transitado el mismo doloroso camino de perder a un ser querido, como consecuencia de un hecho de inseguridad. 

“Ladrones hubo siempre pero hoy parece que no quieren ni tu celular ni tu dinero, quieren tu vida. Quieren privarte de lo que sos y no se dan una idea de la dimensión del daño que causan”, declaró y finalizó. “Dios sabe por qué hace las cosas y no dudo de que con Franco nos vamos a reencontrar. Sé que lo voy a volver a ver y eso es lo que me sostiene”.
Quienes quieran recordar a un familiar y/o amigo y contar su historia pueden escribir a victimasdelainseguridad@infobae.com

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