lunes, 5 de septiembre de 2011

EN LA CIUDAD DE LA FURIA

Candela movilizó un país que reclama seguridad y políticas de Estado para la protección del ciudadano. La muerte trágica de la niña acalló las voces de campaña. En Misiones, reclamos de bancas, abultadas dietas, educación y nuevas rutas marcan el camino

Gustavo Cerati, pintaba con sus canciones como nadie el estado de ánimo de la población ante algunas situaciones de impotencia, como en su canción en la ciudad de la furia. “Nadie sabe de mí y yo soy parte de todos”, cantaba. “Sabrás ocultarme bien y desaparecer entre las nieblas”. Esta semana, piratas del asfalto, narcotraficantes, mafias, sospechas de secuestro extorsivo, banda de pedófilos, posible ajuste de cuentas, posibles vínculos policiales, impericias en la investigación, formaron parte de un hecho que conmocionó a toda la sociedad argentina al conocerse el peor final, la muerte de Candela Rodríguez. Tenía 11 años y estuvo nueve días desaparecida en la ciudad de la furia. El miércoles una cartonera que revolvía residuos en un basural improvisado encontró su cuerpo yaciente en un saco de plástico. La autopsia determinó que murió por asfixia entre el lunes o martes. El hecho volvió a agitar el problema de la inseguridad y sobre todo, la sospecha recayó sobre quienes deberían resguardar la seguridad pública, porque se cree que también algunos de sus integrantes formarían parte del delito.
En la Argentina suman un total de 210 niños y 289 adultos desaparecidos y sus familias los buscan desesperadamente.


http://www.territoriodigital.com/notaimpresa.aspx?c=4998827252601557

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