sábado, 16 de octubre de 2010

SOLO LAS MADRES SOMOS CORAJE!....HICIMOS, HACEMOS, HAREMOS....!

Nuevas madres en Plaza de Mayo

Nuevas madres  en Plaza de Mayo

¿Persistirán? ¿Se convertirán a fuerza de hacerse ver allí en las nuevas Madres de Plaza de Mayo? ¿Sostendrán su encuentro de los jueves como aquellas que las precedieron? ¿Realizarán con indeclinable constancia su reclamo ante la Casa Rosada exigiendo justicia?

No les toca desafiar una dictadura, sino una escalofriante subestimación de la inseguridad por parte del Gobierno. Son, también, madres de desaparecidos. No los secuestró ni los exterminó el Estado totalitario, pero los sepultó en la intrascendencia un gobierno que se niega a reconocer la envergadura del crimen que les arrebató la vida.

Para hacer justicia es preciso empezar por admitir de qué hablan, con su extinción, esos hijos que aniquiló el delito. Es preciso reaccionar con responsabilidad reflexiva ante lo que esas vidas tronchadas nos dicen. El castigo de los culpables no tendrá lugar si el Gobierno no procede con verdad ante lo que pasa; si no ve en lo que hace con lo que pasa un recorte arbitrario de los derechos humanos. Una evidencia de la liviandad con que los concibe cuando la reivindicación de esos derechos no coincide con sus intereses...

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Acabar con la violencia que nos mata los hijos equivale a devolver la palabra a la ley. Prevenir esa violencia significa cumplir con la ley sin necesidad de asentar en la represión el significado exclusivo de su valor y de su fuerza. Ya sabemos hasta qué punto el dolor y la desesperación que chocan con la evasiva oficial pueden convertir a una madre, privada de su hijo, en un estandarte de civismo, en una tea encendida de coraje y perseverancia en la reivindicación de la justicia y la memoria. Ha vuelto a suceder. Madres atormentadas por el asesinato de sus hijos convocaron, junto con sus esposos, familiares y amigos, a esa marcha que tanto significa. A esa manifestación de conciencia cívica y desesperación ante la apatía del poder. Ellas, esas madres que hoy se muestran dispuestas a sostener su agobiante comprensión de lo que sucede con un decidido protagonismo público, han posibilitado que la hondura del padecimiento personal se convirtiera, una vez más, en energía colectiva...



http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1315111




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