En las riñas de gallos de Rafael Castillo se apuestan dinero, alcohol y sangre
24CON habló con un "gallero" arrepentido que contó el sangriento negocio. Cómo y dónde se practica. ¿Qué dice la ley y por qué no actúa la policía?
Decenas de personas gritan, abuchean, beben y apuestan. Como en toda competencia, alguno debe ganar cueste lo que cueste. Aún más si hay dinero de por medio. Se abre la mesa de apuestas y uno que oficia momentáneamente de “juez”, junta la “parada”: el botín.
Los gallos van al “brete”, una especie de cuadrilátero pero redondo formado por espectadores. Allí no hay tregua que valga. Lo más probable que uno de los dos termine ensangrentado, moribundo y, con la mejor de las suertes, vivo. La riña comienza y la gente se enardece. Hay “guita” en juego y más vale que al que le apodaban “campeón”, salga victorioso.
La escena se repite a lo largo y ancho de los pueblos del interior del país, donde está considerada como un “deporte” legendario, en plena contradicción con la postura de los sectores protectores de animales, para los que es un acto de criminalidad puro. Así, sobrevive por años la disputa. Pero las riñas, también se dan en el Conurbano profundo, precisamente en la localidad de Rafael Castillo, partido de La Matanza.
http://www.24con.com/conurbano/nota/38251-En-las-riñas-de-gallos-de-Rafael-Castillo-se-apuestan-dinero,-alcohol-y-sangre/
Los gallos van al “brete”, una especie de cuadrilátero pero redondo formado por espectadores. Allí no hay tregua que valga. Lo más probable que uno de los dos termine ensangrentado, moribundo y, con la mejor de las suertes, vivo. La riña comienza y la gente se enardece. Hay “guita” en juego y más vale que al que le apodaban “campeón”, salga victorioso.
La escena se repite a lo largo y ancho de los pueblos del interior del país, donde está considerada como un “deporte” legendario, en plena contradicción con la postura de los sectores protectores de animales, para los que es un acto de criminalidad puro. Así, sobrevive por años la disputa. Pero las riñas, también se dan en el Conurbano profundo, precisamente en la localidad de Rafael Castillo, partido de La Matanza.
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