domingo, 21 de marzo de 2010

CERRARIAN TALLERES ARTISTICOS EN LA MATANZA


FUNCIONAN EN LA ESCUELA DE EDUCACIÓN ARTÍSTICA EN RAMOS MEJÍA
Arrancó en 1970 con el dictado de cuatro disciplinas y, hoy, brinda más de 25. Pero, ante la falta de alumnos, existe la posibilidad de que se cierren algunas.
A lo largo de los años, el establecimiento dependiente de la Dirección General de Cultura y Educación consiguió que esa cartera provincial incremente la cantidad de horas de los talleres y, también, el espacio físico para que los chicos desarrollen, más cómodamente, sus actividades.
Pero este comienzo de año trajo consigo una problemática: la falta de alumnos hace peligrar la continuidad de varios cursos, mientras que otros están sobrecargados.
Precisamente, la directora del establecimiento, Liliana Leiva, explicó este desequilibrio: “Hay módulos que están en lista de espera y otros que no alcanzan la cantidad requerida”; y aprovechó para hacer extensivo el pedido: “Necesitamos que lleguen los alumnos. La idea no es criticar sino difundir las propuestas que ofrecemos porque esta es la única escuela de educación estética pública que tiene el Distrito”, señaló. Enseguida, reconoció: “Seguramente, existan cursos similares en La Matanza, pero son pagos. Nosotros logramos que nos dieran más horas para que los talleres sean públicos y solo se abone una cooperadora”.
Según indicaron desde la institución ubicada en Sargento Cabral 31, de Ramos Mejía, los cursos que no llegan a cubrir el cupo requerido para su apertura -20 alumnos de acuerdo a la norma de Planta Orgánica Funcional (POF), de 2005- son los “más recientes”: Historieta, Cine, Iniciación a la animación, Fotografía, Caricatura y Tango. En tanto, la lista de los “más requeridos” está encabezada por: Expresión teatral, Música y Coro.
En ese sentido, Leiva hizo hincapié en que las escuelas de educación estética “buscan garantizar el desarrollo de las capacidades de expresión y de comunicación en todos los niños y, por supuesto, alentar a la formación artística. Por eso, es importante su continuidad”.
Inicialmente, la Escuela comenzó a dictar clases en un espacio ubicado en la calle Las Heras, de la mentada localidad. Tiempo después, tras incrementar la cantidad de alumnos, y gracias al permiso de las autoridades competentes, se mudaron al actual edificio. “Cuando tuvimos un espacio más grande, abrimos otros talleres para adolescentes. Algunos, son oficiales -horas otorgadas por el Estado- y otros, dependen del aporte a la cooperadora”, indicó Leiva.
Además de los cursos oficiales, la Escuela ofrece otros en los cuales “solo se paga una cuota mensual para que el profesor pueda cobrar”.
Finalmente, la directora ratificó la necesidad de que: “Los chicos conozcan las propuestas que ofrecemos porque, tal vez, alguna los entusiasma y no tendríamos que cerrar talleres sino que, por el contrario, podríamos seguir creciendo”.

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