domingo, 28 de febrero de 2010

Los y las jóvenes, por su lugar de buscadores de primeros trabajos, resultan ser uno de los grupos más afectados por la crisis global del mundo del trabajo. En especial los/as más vulnerables padecen mayores problemas para insertarse laboralmente y para alcanzar un “trabajo decente”. Más allá de la crisis, las nuevas formas de la organización del trabajo y los modelos de acumulación permiten a ciertos individuos movilizarse, y “venderse” en un mercado cada vez más competitivo. Pero esto está permitido sólo a ciertos individuos: aquellos que poseen recursos, reservas, diferentes capitales, no solamente económicos sino también culturales, sociales, relacionales.
Una de las razones es que los más pobres son aquellos que tienen menores posibilidades de terminar la escuela secundaria. Pero más aún, también son según los datos disponibles, quienes menos aprenden en su paso por las escuelas. Para afrontar este problema primero debe reconocerse la múltiple implicación entre las políticas económicas, las sociales y las educativas, y en ese marco, el papel central del Estado como proveedor de servicios educativos de calidad para todos. Mayor flexibilidad institucional y curricular, aprendizajes situados y atractivos para los jóvenes, apoyos diversos desde económicos hasta tutores, calidad de la infraestructura y de los equipamientos y materiales, apertura de la escuela a la comunidad parecen claves para el difícil desafío de incluir a todos en la escuela.....
 http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/subnotas/129724-41744-2009-08-10.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario