Joaquín W. tiene 16 años. Vive en Puerta de Hierro, una villa de Isidro Casanova abandonada a la mano de Dios y conocida en la zona como "El supermercado del Paco". Su madre, nacida en Chaco, es alcohólica. Su padre, que llegó al país oriundo de la ciudad peruana de Chepén, está preso desde hace cuatro años en la Unidad Penitenciaria 43, ubicada en González Catán. Fue condenado a prisión perpetua por el delito de "robo agravado y homicidio criminis causa" por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 5 de La Matanza. Sus dos hermanos mayores, Esteban y Mario, murieron bajo la ley de las balas.
El primero durante un enfrentamiento con la policía. El otro, a manos de una pequeña banda de dealers que interpretaron que Mario intentaba coparle uno de los pasillos, el de rejas verdes oxidadas, para vender dosis de "paco", marihuana y cocaína cuya pureza, como máximo, podía llegar al 40%.
Joaquín W. dejó la primaria en 6° grado y, por más que el padre Bachi hizo todo lo posible para que retome los estudios en la Escuela 96, Juana Azurduy, como tantas veces, no tuvo éxito. Sin embargo, el cura villero, que desde hace más de tres décadas vive en Villa Palito, no baja los brazos.
De cerca, el muchacho parece mayor. Sus pómulos son prominentes porque sus cachetes están metidos hacia adentro. Le faltan muelas. Sus dientes están consumidos. Son como escarbadientes, grises y negros, de tanto aspirar el humo caliente que se mete en sus pulmones y le fríe el cerebro después de aspirar la pipa de aluminio cargada de pasta base.
Joaquín W. es un "fisura" más, producto del abandono del Estado.

Hasta el 2 de mayo pasado, el escuálido muchacho había zafado de la autoridad, aunque en al menos dos oportunidades anteriores los "covani", como llamó a los policías cuando lo interrogaron en el Juzgado de Menores Número 1, en Gregorio de Laferrere, estuvieron cerca de detenerlo junto a dos amigos que salían de uno de los tantos bunkers del lugar para el cual "trabajaban" como "pasadores".
Sin embargo, ese día el santo pagano "San La Muerte" no lo acompañó. Los diarios y los noticieros contarían que los 14 allanamientos simultáneos realizados por los grupos especiales de la policía de la Provincia de Buenos Aires en el "shopping del paco", en Villa Puerta de Hierro, "fueron un éxito".
Los uniformados secuestraron, según los reportes oficiales, "1800 dosis de paco, 800 de cocaína, un arma de fabricación tumbera, un cargamento de armas de fuego, municiones y celulares", e identificadas "ocho personas que fueron puestas a disposición de la justicia".
El único menor era él. Después de varias idas y vueltas, y con los buenos oficios de un abogado suministrado por el Poder Judicial de la Matanza, Joaquín W. volvió al mismo entorno que llevó al cementerio a sus hermanos y al presidio a su padre. Enterado de lo sucedido, el padre Bachi fue a prestarle su palabra y sus manos. Lo encontró enroscado en una frazada sucia en el mismo pasillo en que la Policía lo detuvo vendiendo paco y cocaína de pésima calidad
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INFORMACION: INFOBAE
https://www.infobae.com/sociedad/2017/12/10/los-impactantes-numeros-de-la-guerra-contra-el-paco-en-provincia/