peronista sumergido de la pobreza
La cocina de la casa de Catalina Benítez, en los suburbios de Buenos Aires, tiene una ventana tapiada con cartones y la pintura desgastada. En algunas habitaciones, con las puertas rotas, duermen sus hijos y nietos sobre colchones en el piso.
Pero cuenta con agua potable y electricidad, un lujo comparada con la precaria vivienda que era su hogar hace casi una década, que no tenía más que un pozo como baño y que se inundaba por completo cuando llovía.
"Esto es un palacio para mí", dijo la madre separada de 47 años. "Antes éramos siete en una sola piecita, ahora cada chico tiene su habitación".
Un programa creado por Néstor Kirchner -antecesor y fallecido marido de la presidenta argentina Cristina Fernández- para urbanizar el asentamiento de Villa Palito en La Matanza, el distrito más poblado de los suburbios capitalinos, le regaló a ella y otros miles de habitantes una nueva vivienda digna.
Como Fernández no puede postularse a un tercer mandato consecutivo por una traba constitucional, Benítez votará en las primarias abiertas del domingo por el candidato elegido por la mandataria: Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires, donde está el partido de La Matanza.
"Es lo que eligió Cristina", dijo Benítez, quien cobra una asistencia para que las mujeres se capaciten laboralmente y un subsidio para padres desempleados que es ajustado por encima de la alta inflación que sufre el país, lo que amortigua los estragos que los precios causan en otros hogares.
Benítez es una de millones de argentinos humildes del Gran Buenos Aires -como se llama a los suburbios de la capital argentina- que fueron beneficiados por generosos planes sociales de Fernández y de su marido de centroizquierda.
Con casi 10 millones de habitantes de los 40 millones que tiene el país, los expertos creen que las elecciones presidenciales de octubre se decidirán en el Gran Buenos Aires.
El principal rival de Scioli, el alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, tiene un amplio respaldo en la capital argentina y en las grandes ciudades, sobre todo en la población de clase media y alta.
Pero a su partido de centroderecha PRO le resulta difícil llevar su mensaje de renovación institucional a los suburbios pobres.
Arcas erosionadas
La pobreza bajó abruptamente desde el 2003, en los primeros años de los gobiernos kirchneristas, gracias al crecimiento de la economía y a la amplia asistencia social.
Pero algunos opositores acusan al Gobierno peronista de usar los planes con fines clientelistas, y dicen que los subsidios están mal estructurados, ya que no incentivan la búsqueda de trabajo y son muy mal supervisados.
"Los sectores bajos se han visto económica y socialmente beneficiados en todos estos años. El trabajo de infraestructura que se hizo en el conurbano (Gran Buenos Aires) ha sido enorme: agua potable, cloacas, escuelas, viviendas", dijo a Reuters Jorge Telerman, el jefe de campaña de Scioli, que sería el candidato más votado en las primarias, según las encuestas.
A nivel nacional hay 60 planes sociales que otorgan 120.000 millones de pesos (13.000 millones de dólares), que se suman a otros programas provinciales y municipales, de acuerdo a la organización no gubernamental Libertad y Progreso.
Pero mantener ese nivel de gasto social es un desafío cada vez más grande. Las finanzas del Gobierno se han deteriorado por los menores precios de las materias primas que exporta, una galopante inflación que no le deja mucho espacio de maniobra fiscal y el reducido acceso a los mercados de capitales.
Ante la falta de cifras oficiales públicas, economistas estiman que el combate a la pobreza se ha estancado desde el 2011. Incluso algunos calculan que podría haber repuntado hasta casi el 30 por ciento por el avance de los precios.
Scioli y Macri prometen mantener la red de contención social tejida por el matrimonio Kirchner, aunque se prevé que recorten subsidios como los que se destina al consumo de energía.
Batalla suburbana
Scioli, del Frente para la Victoria, tiene una intención de voto del 36 por ciento y aventaja por unos 5 puntos porcentuales a Macri, según los sondeos. Pero en La Matanza -que tiene casi 2 millones de habitantes- Scioli conquista un 45 por ciento de las preferencias frente al 18 por ciento de Macri, de acuerdo con una encuesta de julio de Ricardo Rouvier & Asociados.
"El conurbano se convierte en un as de este juego que es la política", asegura la analista Graciela Romer, quien destaca el apoyo histórico que tuvo el peronismo en esa región.
Por eso Macri ha intensificado su campaña en el Gran Buenos Aires, recorriendo los barrios pobres con figuras famosas de su partido, apostando a que no todos los seguidores de Fernández van a votar con los ojos cerrados a Scioli.
"El Gobierno hizo mucho por este barrio", dijo Abraham Molina, un joven de 17 años que toca el violonchelo en una orquesta para chicos pobres de La Matanza y que aún no decidió su voto. "Quisiera que siga Cristina, pero no puede".
El jefe de campaña de Macri, Marcos Peña, dijo que al convertirse en el candidato de la presidenta, Scioli aseguró un piso de votos pero ahuyentó a votantes independientes.
Los candidatos también deben cuidar al amplio electorado de clase media, cuyo descontento con el oficialismo creció por los dos años de estancamiento económico, una inflación mayor al 30 por ciento en el 2014 y los controles de cambio para evitar fugas de capitales.
"El tema económico va a influir mucho. Nadie puede lograr superar un 40 o un 45 por ciento (de votos) si no tiene un componente de clase media entre sus electores", dijo Romer.
Leer más: Cómo se vive la elección en La Matanza, el bastión peronista sumergido de la pobreza - eleconomistaamerica.com.ar http://www.eleconomistaamerica.com.ar/politica-eAm-ar/noticias/6925033/08/15/Como-se-vive-la-eleccion-en-La-Matanza-el-bastion-peronista-sumergido-de-la-pobreza.html#Kku89OYP2QR1r7u6
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