Por Andrés Klipphan
De lunes a lunes, durante las 24 horas, los canales de noticias se regodean mostrando crímenes, homicidios espantosos. Estos son productos de delitos como las entraderas, por citar un ejemplo; venganzas, como en el caso de un vecino que mata al otro porque antes la víctima había ultimado a su perro que no paraba de ladrar; ex parejas o parejas que ejecutan en forma truculenta a la mujer que supieron amar. Sin importar la cantidad de hechos que ocurrieron en la jornada, los policiales rotan durante todo el día y la gran mayoría de las veces con el mismo caso. La repetición de la noticia, quizás con el agregado de un detalle más, pero siempre de un mismo caso, hace creer al televidente, que no está pegado todo el día al televisor, que en el día ocurrieron varios asesinatos violentos.
Está claro que para la familia de la víctima las estadísticas sobre homicidios “están dibujadas”, “son mentirosas” o son lo más parecido “a los números del costo de la canasta familiar del Indec”. Esto es lógico: para esas personas desesperadas porque perdieron a un ser querido, la estadísticas es del cien por cien.
Fuera de estas pasiones, según los números difundidos, no por la Justicia argentina sino por organizaciones internacionales como la Organización Mundial para la Salud (OMS), nuestro país se encuentra entre los cinco con menos homicidios en América Latina y el Caribe.
El dato llama la atención e intentó ser desvirtuado desde sectores políticos contrarios al Gobierno nacional, ya embarcados en las elecciones nacionales que en octubre de 2015 determinarán quién reemplazará a Cristina Fernández de Kirchner en la Casa Rosada.
Y, a la vez, fue tomado como estandarte por funcionarios de la administración central, como Sergio Berni, secretario de Seguridad de la Nación. También lo hicieron académicos de prestigio como el juez de la Corte Eugenio Zaffaroni, como veremos más adelante.
Los números de la OMS
El informe anual de OMS sobre violencia en el mundo muestra que nuestra región tiene las tasas más altas de homicidio, relegando de ese triste privilegio a países africanos, que las tenían hasta hace muy poco.
En 2012 (último año para el que hay datos), según el informe difundido hace apenas unos días, 165.617 personas en los países de América Latina y el Caribe fueron asesinadas, y tres cuartos de estos homicidios fueron realizados con armas de fuego.
Según ese prestigioso organismo internacional, la tasa de homicidios regional se traduce en 28,5 homicidios por 100.000 habitantes. La tasa cuadruplica la del resto del mundo y es el doble que la de los países en desarrollo del Continente Negro.
Para ser justos, la situación de violencia (donde los países en conflicto bélico no son tomados en cuenta) varía mucho entre unos y otros dentro de la misma región.
La lista de los cinco países con mayor grado de violencia es encabezada por Honduras. Según la OMS, allí mueren 103,9 personas por cada 100.000 habitantes. En el año relevado, en Honduras fueron asesinadas 8.248 personas.
El segundo país de la región en la lista es Venezuela, con una tasa de 57,6 por cada 100.000. Ese lugar es compartido por Colombia con el mismo índice de homicidios, es decir 57,6. Detrás de estos tres países se ubica Jamaica, con una tasa de crímenes de 45,1, y Belize con 44,7.
El Salvador, que solía estar entre los primeros países de la región por su índice de violencia, quedó sexto, con una tasa de homicidios por habitante de 43,9 por cada 100.000.
En este punto llama extremadamente la atención que México, que por las noticias que llegan y por datos anteriores es visto como uno de los más violentos de la región, figura en el índice de la OMS con 24 homicidios cada 100.000 habitantes. Y de esa forma ocupa el lugar 34 en el mundo.
Por el contrario, los cinco países más seguros o con menos índice de criminalidad de la región son:
Antigua y Barbuda, con una tasa de 4,4 muertos por cada 100.000 habitantes. Antigua y Barbuda es un grupo paradisíaco de islas apiñadas en el Mar Caribe, ubicadas muy cerca de Las Antillas.
En segundo lugar quedó Chile, con una tasa de 4,6 homicidios por cada 100.000 habitantes. Tercero se ubicó Cuba, con una tasa de 5 homicidios. En cuarto lugar quedó la Argentina con un promedio de 6 homicidios cada 100.000, y en quinto lugar Uruguay, con 7,5 asesinatos por cada 100.000 habitantes.
“La elevada tasa de homicidios en América Latina es debida a varios factores: la desigualdad de los ingresos, una cultura machista donde la aceptación de la violencia es más fuerte; la presencia de numerosas armas de fuego, así como una presencia importante de droga y consumo de alcohol”, explicó en el extenso informe Etienne Krug, director del departamento que se ocupa de la prevención de la violencia y los traumatismos en la OMS.
La muerte por asesinato llega en la cuarta posición mundial después del sida, los accidentes automovilísticos y el suicidio para las personas que tienen entre 15 y 44 años, explica el documento de la OMS.
Allí también se asegura que las víctimas de casi 60% de los homicidios son hombres que se encuentran entre esas edades. Sin embargo, la tasa de homicidios varía en cada país. Generalmente es más baja en los países de ingresos elevados, y su caída también es más importante (39% de baja) que en los países de escasos ingresos.
Países como Estados Unidos (5,4), Francia (1) y Japón (0,4) tienen tasas poco elevadas. El trabajo basado en datos obtenidos en cada uno de los países, aunque muchos gobiernos –como la Argentina– no colaboraron en forma oficial, hay conclusiones dignas para resaltar.
Por ejemplo que “Hay otras violencias, menos mediáticas, que deberían ser combatidas por los Estados con programas específicos”. En el mundo –cita el trabajo– “entre 100 y 140 millones de jovencitas y mujeres sufrieron mutilaciones genitales, unos 70 millones de jovencitas contrajeron matrimonio antes de los 18 años, a menudo contra su voluntad, y 7% de las mujeres corren peligro de ser víctimas de una violación en su vida”.
Uso de armas
El informe también analiza la forma en que se produjeron los homicidios, es decir, si fueron o no con arma de fuego. Es resultado es por demás interesante.
La mayor parte de los homicidios en Venezuela (90%) se produjeron con un arma de fuego, mientras que en El Salvador fueron el 77%. En la Argentina el 65% de los crímenes fue por la utilización de este tipo de armas.
En su informe, la OMS también realizó recomendaciones para que los gobiernos reduzcan los niveles de violencia en sus países. Entre ellas destaca la importancia de reducir el consumo nocivo de alcohol, generalmente vinculado con situaciones de violencia, así como aplicar leyes y programas para reducir el acceso de la población a las armas de fuego.
En la Argentina hay programas nacionales y provinciales destinados al desarme. Desde la publicidad oficial se los presenta como exitosos; sin embargo la cantidad de asesinatos realizados con armas de fuego, la mayoría de ellas proveniente del circuito ilegal, demuestra que aún falta mucho por hacer.
De hecho, investigaciones judiciales demuestran que una buena parte de estas armas proceden de los propios depósitos judiciales que son custodiados por la policía.
Estudio global sobre homicidios
Los datos de la OMS coinciden prácticamente cien por ciento con los difundidos por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Allí también hubo pésimas noticias para América Latina, que también figura como la región más violenta y tiene a Honduras con la mayor tasa de homicidios en el planeta; dentro de la región, Chile ocupa el último puesto en la lista, es decir cómo menos violento, y la Argentina figura también en un privilegiado cuatro puesto entre los países donde menos homicidios se cometen, ratificando el relego de Uruguay al quinto puesto.
De acuerdo con ese estudio anual sobre el homicidio en el mundo, a nivel de continentes América ocupa el primer lugar en muertes por homicidio, con 157.000 fallecidos en el año analizado (36% del total mundial). Le siguen África con 135.000, Asia con 122.000, Europa con 22.000 y Oceanía con 1.100, llevando el total global a 437.000.
Radiografía de la violencia
El estudio define homicidio como el hecho de matar a alguien intencionalmente y se propone informar dónde, cómo y con qué intensidad ocurren los homicidios, y quiénes corren mayor riesgo, para ayudar a desarrollar estrategias y políticas para protegerlos.
A nivel mundial, la tasa promedio de homicidios es de 6,2 por cada 100.000 habitantes –cifra similar a la de la Ciudad de Buenos Aires según el estudio realizado desde la Corte Suprema de Justicia de la Nación que encabezó Raúl Zaffaroni–, pero el sur de África y América Central tienen tasas cuatro veces más altas, de más de 24 víctimas por cada 100.000 habitantes, seguidas por América del Sur, África Central y el Caribe, con entre 16 y 23.
El informe contempla subdivisiones dentro de continentes y países; en el caso de América Latina se muestran los casos de Brasil y El Salvador.
En cuanto a Brasil, aunque la tasa nacional de homicidios ha cambiado poco en los últimos 30 años, ha bajado en los estados y ciudades de Río de Janeiro y San Pablo, pero ha subido en otras partes, sobre todo en el norte y noreste.
El estudio muestra cómo los homicidios relacionados con pandillas, las llamadas maras, en América Central han mantenido altas las tasas.
Sin embargo, en el caso de El Salvador, analizado en más detalle, se ven cambios importantes después de la tregua entre las dos principales maras, acordada en marzo de 2012, que tuvo un efecto inmediato en los niveles de homicidios, pero todavía no se puede evaluar su impacto a largo plazo.
Las tasas más altas de homicidios no siempre coinciden con la mayor cantidad de muertos: Brasil, por ejemplo, tiene el mayor total de muertes por homicidio en el mundo, 50.108, pero su tasa es de 25,2 por cada 100.000 habitantes.
Y Estados Unidos, con un total de 14.827 muertes por homicidio, tiene una tasa de apenas 4,7 por cada 100.000 habitantes.
Un análisis profundo
Este estudio, como el de la OMS, destaca una vez más que “Si bien la mayor cantidad de víctimas de homicidio son hombres”, se alerta que “en contextos familiares, la mayoría de víctimas son mujeres”, y se exhorta a la Justicia y a las autoridades a “hacer mucho más para mejorar la capacidad de evitar los crímenes e investigar, enjuiciar y castigar a los culpables”.
También indica que los homicidios y la violencia en países que están saliendo de conflictos pueden contribuir a la inestabilidad y la inseguridad. Y apunta a factores de riesgo como el uso de drogas y alcohol, así como la disponibilidad de armas de fuego.
Otro dato a destacar es que “más de la mitad de los muertos son menores de 30 años de edad” y que “los homicidios ocurren mayormente en zonas urbanas”.
Como en el trabajo de la OMS, en este también se destaca que “Hay que tener en cuenta que en estas estadísticas de muertes violentas no se incluyen aquellas causadas por guerras ni suicidios, como tampoco los homicidios no intencionales ni las muertes 'justificables', como aquellas amparadas por la ley de defensa propia de Estados Unidos”.
Zaffaroni: “Genocidio por goteo”
Durante el desarrollo de la Feria del Libro de Guadalajara, Raúl Zaffaroni, el ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, brindó una conferencia titulada “Los derechos humanos como programa y realidad”. Allí, con otras palabras, describe el fenómeno que en la Argentina y otros países de la región ocurre con los medios de comunicación y con la forma de informar sobre los crímenes en general.
Los datos que el ministro de la Corte volcó en su alocución son los que aparecen en esta nota de “DEMOCRACIA”. Por esa razón se decidió bombardear al lector casi de entrada nomás con las duras estadísticas.
En el texto leído por el juez, publicado en forma parcial en nuestro país por Página/12, dijo: “Es cada vez más urgente despertar del letargo televisivo. El panorama de letalidad violenta de nuestra región representa un verdadero genocidio por goteo. De los 23 países que en el mundo superan el índice anual de homicidios de 20 por cada 100.000 habitantes, 18 se hallan en América Latina y el Caribe y 5 en África.
”Son varias las investigaciones locales que muestran que esas tasas se concentran en nuestros barrios y asentamientos precarios, como también que los homicidios allí cometidos son los que presentan los porcentajes más altos de no esclarecimiento e impunidad.
”Esto corresponde a la modalidad de control de la exclusión propia de esta fase avanzada del colonialismo. Es el efecto que sobre nuestra región tiene la Tercera Guerra Mundial no declarada. Lejos de cierto pensamiento progresista que teme a métodos de control violento de siglos pasados, la verdad es que nuestros barrios precarios ya no son predominantemente controlados con tanques y policías y menos aún con los cosacos del zar. Por el contrario, hoy se fomentan las contradicciones entre los propios excluidos y entre estos y las fajas recién incorporadas. Las cifras disponibles muestran que los criminalizados, los victimizados y los policializados se seleccionan de las mismas capas sociales carenciadas o de las más bajas incorporadas”.
Homicidios dolosos
Como todos los años, Zaffaroni presentó el estudio de homicidios dolosos cometidos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en este caso el año 2013. Los datos demuestran que, a pesar de lo que los ciudadanos percibimos en la calle, es una de las menos violentas de la región, con una tasa de 6,08 homicidios cada 100.000 habitantes. En total fueron asesinadas 176 personas. Los victimarios, es decir los presuntos asesinos y cómplices, fueron 269, y por estos hechos violentos se abrieron 166 causas.
Claro que estos asesinatos no ocurrieron en forma homogénea en toda la Capital Federal. El propio ministro de la Corte en su presentación destacó que existe una concentración de los asesinatos en las villas del sur, mientras que el resto de la Ciudad “tiene niveles parecidos a los de Canadá y Europa”.
Un hecho objetivo, teniendo en cuenta las estadísticas difundidas por los organismos internacionales. El sur es donde se encuentra gran parte de las villas que hay en Buenos Aires, y tiene el 75% de los homicidios de la Capital Federal, una tasa cinco veces más alta que la del resto de sus zonas, cuyo nivel de homicidios dolosos se acerca al de Canadá y los países europeos.
“Tenemos una Ciudad claramente dividida”, explicó Zaffaroni al presentar el informe elaborado por el Instituto de Investigaciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación por cuarto año consecutivo.
“Es preocupante la concentración en villas, porque la gente se mata ahí y hay un 42% de casos no esclarecidos”, afirmó.
Con una población de 993.756 habitantes –de acuerdo con el censo 2010–, la “medialuna sur” tuvo 131 homicidios, lo que representa una tasa de 13,18 cada 100.000 habitantes, frente a los 45 homicidios que tuvo la denominada “zona B”, que con 1.896.395 habitantes alcanzó una tasa de 2,37 cada 100.000 habitantes.
Por barrios, Flores registró 27 víctimas, Barracas 22, Villa Lugano 19 y Villa Soldati 13.
Con los 176 homicidios dolosos –aquellos en los que hubo intención de matar– registrados en 2013, la Ciudad de Buenos Aires tuvo una tasa de 6,08 homicidios cada 100.000 habitantes, por encima de la registrada en 2012, con 158 homicidios y una tasa de 5,46 homicidios cada 100.000 habitantes.
Si se la lee en forma contraria, también puede decirse que la tasa de homicidios actual es inferior a la de 2011, año en que se registraron 190 homicidios y la tasa fue de 6,57.
En la presentación, Zaffaroni –como siempre– puso el ojo donde otros no lo hacen al destacar que “la variación interanual fue menor, es decir que hubo amesetamiento en la cantidad de homicidios”. Y destacó que “Llama mucho la atención cómo bajaron las víctimas: en Retiro, en Villa 31, en el 2011 tuvimos 16 víctimas; en el 2012, 12; en el 2013, 4. Evidentemente se nota que hubo una tarea de urbanización en la Villa 31 que ha provocado este resultado positivo”, y precisó que “estos datos no implican ninguna crítica” sino que son “de orientación para los otros poderes”.
Zaffaroni también destacó la “concentración” de homicidios en las villas, especialmente la villa Zavaleta: “No es cierto que aumentan los muertos en el barrio de Barracas, sino que de 22 víctimas, 20 son de la villa Zavaleta. Y sigue en proporción la 1-11-14 en el barrio de Flores”, agregó.
Además, explicó que la mayor cantidad de homicidios con autor desconocido (es decir aquellos en los que la Justicia no ha podido avanzar en la investigación) se concentra en la zona sur, por lo que, dijo, en la Ciudad hay “víctimas de primera y víctimas de segunda”.
Poco menos de la mitad de los homicidios se producen en episodios de “discusión/riña/venganza” (44%), más de la mitad son con armas de fuego (52%), un 60% se produjo en la noche/madrugada, especialmente los fines de semana (59%), con una gran mayoría en la vía pública (68,95%).
Tras comparar los datos presentados con los de otros países de la región, donde se encuentran 18 de los 23 países que superan los 20 homicidios cada 100.000 habitantes, Zaffaroni sostuvo que la situación de Argentina –junto a Uruguay y Chile– es “privilegiada” por cuestiones “geopolíticas”, “pero esto no significa que no tengamos que hacer el esfuerzo de bajar los indicadores en estas zonas calientes”.
Situación privilegiada
La Argentina “está en una situación privilegiada” dentro de una región “altamente violenta”, declaró también el ministro de la Corte, e instó, aunque casi nadie lo resaltó, a “cuidar la vida de nuestros habitantes”, porque “cada muerto es irreemplazable”.
Y, como también lo hizo en la Feria del Libro de Guadalajara, Zaffaroni destacó “la baja tasa de homicidios intencionales que tiene la Argentina comparada con otros países del continente, como México, Colombia, Venezuela, Brasil y Honduras, que en algunos casos multiplican por 10 las tasas locales”, y volvió a cargar sobre los medios de comunicación que “maximizan” los hechos, porque si “me lo muestran 10 veces, parecen 10 hechos”.
El ministro de la Corte reveló también que la Ciudad de Buenos Aires arrojó una tasa de 6,8 cada 100.000 habitantes, superada por Tucumán (7,7), y que La Rioja muestra la menor tasa de homicidios dolosos (3,29) además de que no se registraron víctimas del sexo femenino.
Como ocurrió en los informes anteriores, el ministro explicó que muchos episodios “tuvieron como incidencia los tóxicos”, pero no se debieron al “efecto” de las drogas, sino por razones vinculadas a su comercialización, a lo que sumó casos de ingesta de alcohol por parte de los victimarios o las víctimas.
También remarcó “un bajo porcentaje de víctimas o victimarios extranjeros, aun en las provincias fronterizas, y el predominio masculino por el lado de los autores como por el de los muertos, a la vez de las bajas tasas de menores en ambas categorías”.
Por último, coincidiendo con los informes anteriores citados por “DEMOCRACIA”, Zaffaroni repudió la producción “inútil” de armas de fuego. “Tener un arma de fuego transforma un conflicto en letal”.
Lamentablemente, cada año, Zaffaroni, la OMS y la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito difunden los tristes datos de homicidios ocurridos en el planeta, en ciudades y países. Y en cada uno de esos voluminosos textos se repiten las mismas recomendaciones que parecen perderse en un inmenso vacío sin que nadie las escuche.
¿Habrá llegado el momento?
Los puntos a destacar
Pero volvamos al informe mundial de la OMS que se refiere a América Latina y el Caribe. De allí surgen algunos puntos interesantes a destacar.
- Dentro de la región hay divergencias importantes entre las subregiones. Por ejemplo, “en el caso de Sudamérica, las tasas de homicidios en Uruguay, Chile y Argentina se acercan a las tasas más bajas de Europa, mientras en el norte de la subregión las tasas se asemejan más a las de Centroamérica”.
- Un 30% por ciento de los homicidios de las Américas están relacionados con bandas o grupos criminales, frente a apenas el 1 por ciento en Asia.
- A nivel global, un 79% por ciento de las víctimas y 95% por ciento de los asesinos son hombres. Un 43% por ciento de todas las víctimas corresponden a jóvenes de 15 a 29 años.
- Según el estudio, hay una tendencia regional y de género hacia las víctimas masculinas en homicidios vinculados a la delincuencia organizada y las pandillas, pero el homicidio interpersonal cometido por un compañero íntimo o un familiar realizado contra las mujeres está distribuido mucho más equitativamente de región a región y es notable que, en promedio, se encuentre estable a nivel global.
- En la región, dos de cada tres homicidios son cometidos con armas de fuego, una proporción muy superior a la de cualquier otra región.
En América Latina –y esta es una revelación muy importante de la OMS y de otras organizaciones del mundo–, por cada 100 homicidios, en 53 existen sospechosos y 24 terminan en condenas. Esto es más bajo que en Asia (48 por ciento) y Europa (81 por ciento). Es decir que aquí también influye como factor la visión de la falta de justicia si se compara con otras regiones donde la tasa de criminalidad es mucho más baja.
 Los países más seguros del planeta
Mónaco y Liechtenstein, ambos principados europeos muy pequeños, comparten el primer lugar al no haber registrado un solo muerto por homicidio, dejando una tasa de 0,0 por cada 100.000 habitantes.
Si el lector de “DEMOCRACIA” se fija en el voluminoso estudio científico realizado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, verá que en Mónaco y Liechtenstein la tasa de homicidios es de cero (O).
Singapur tuvo una tasa de 0,2 por cada 100.000 habitantes y un total de 11 muertos. Japón registró una tasa de 0,3 y 442 muertos. Islandia también tiene una tasa de 0,3, pero en proporción a su población esto significa un solo fallecido. Kuwait y Hong Kong ocupan el quinto lugar con un promedio de 0,4 por 100.000 habitantes. Kuwait tuvo 12 homicidios y Hong Kong 27 en este período.