miércoles, 26 de noviembre de 2014

despues de la carcel....hay vida para algunos!

Otra chance: el desafío de conseguir empleo tras cumplir condena

Unos 25.000 presos tienen trabajo dentro de las cárceles argentinas; talleres industriales, fabricación de productos y tareas de limpieza son algunas de las actividades; aunque muchos de ellos no lo consiguen por sus antecedentes, algunos logran reinsertarse en el mercado laboral
Por   | LA NACION
Unos 25.000 presos tienen trabajo dentro de las cárceles, aunque afuera, por sus antecedentes, no siempre consiguen trabajar.  Foto:  LA NACION  / Sebastián Rodeiro

Mario está planeando volver a la cárcel. Le resulta extraño, pero esta vez quiere ir. Lo piensa una y otra vez. Se imagina nuevamente en ese lugar. Sí, le gusta la idea. Desea pararse frente a esos hombres entre los que una vez estuvo y decirles: "Muchachos, se puede salir adelante". Contarles que él, que pensó que no había vida posible después de tantos años de encierro, logró hacerse un lugar. Compartir con ellos que afuera no todos tienen prejuicios por su condición de ex convicto. Que hay gente que confía, que confió en él. Que hoy es un hombre libre que tiene un trabajo digno con el que puede mantener esa libertad.
La ley de ejecución de la pena privativa de la libertad establece el derecho de todos los presos a trabajar y sostiene que las actividades tendrán "como finalidad primordial la generación de hábitos laborales, la capacitación y la creatividad"
Por todo eso, Mario volverá a la cárcel. Pero esta vez no irá preso por haber cometido un delito, como lo estuvo durante 11 años. En esta oportunidad formará parte de un grupo de gente que brinda charlas de capacitación laboral en los penales. Entre esas personas estará su actual jefe, Federico Cuomo, presidente de la Unión Industrial de Avellaneda y dueño de una empresa envasadora de agua en bidones.
Cuomo comenzó a ir a las cárceles a través del contacto con pastores evangélicos. "Mario es el segundo ex convicto que contrato. Lo conocí cuando él estaba en prisión. Allí hizo algunos trabajos para nosotros y cuando salió le ofrecí empleo en mi empresa", cuenta a LA NACION.
Como Mario cuando estuvo detenido, unos 25.000 presos de todo el país forman parte del sistema laboral dentro de las cárceles, según el último informe del Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Pena (Sneep), de 2013. Representan alrededor del 40% de la población carcelaria total, que es de 64.109 personas. En las cárceles federales, donde están alojados 9795 presos, tiene trabajo el 75% (7380) del total de detenidos.
En general son tres los tipos de tareas que pueden realizar los presos: talleres productivos, industriales y tareas de servicios, como la fajina de pabellones
La ley de ejecución de la pena privativa de la libertad (24.660) establece el derecho de todos los presos a trabajar y sostiene que las actividades tendrán "como finalidad primordial la generación de hábitos laborales, la capacitación y la creatividad". Además, determina que no se obligará a ningún interno a trabajar, aunque "su negativa injustificada será considerada falta media e incidirá desfavorablemente en el concepto".
Fuentes de la Procuración Penitenciaria de la Nación (PPN) explican que aunque no existen restricciones formales para que un preso pueda acceder al trabajo -es decir, que el tipo de delito que cometió o sus calificaciones no deberían ser obstáculos-, las estadísticas "confirman que no todos los detenidos son afectados [a un empleo], lo cual denota canales de resolución para decidir quién trabaja y quién no, en muchos casos, atravesados por lógicas arbitrarias".
No todos los presos tienen la suerte de cobrar un sueldo
En general son tres los tipos de tareas que pueden realizar los presos: talleres productivos -que pueden ser actividades de agricultura y forrajería, entre otros-, talleres industriales -como la producción de muebles, artículos deportivos y productos de limpieza- y tareas de servicios, como la fajina de pabellones.
Mientras cumplía con su condena, Mario realizó trabajos de bobinado, electricidad, refrigeración, y se capacitó para ser maestro mayor de obras. "En mi tiempo libre leía libros de mecánica. Trabajaba de lunes a lunes. Quería mantener la cabeza ocupada... si no, te volvés loco ahí adentro", cuenta.
"Nunca imaginé que iba a tener esas oportunidades en la cárcel. De estudiar y de trabajar. Pero ojo, no te las regala nadie, hay que pelearla todo el tiempo. Sortear muchos obstáculos. Trabajar duro. E insistir para que te dejen laburar", relata.

A Mario, tener una ocupación dentro de la cárcel le sirvió fundamentalmente para mantenerse alejado de los conflictos que se generan en el encierro por la convivencia forzada.
"El trabajo es un elemento de descompresión de la vida en la cárcel. Es bueno para reducir la conflictividad. Pero lamentablemente las actividades principales no son muy formativas, no preparan a la persona para conseguir empleo fuera de prisión", sostiene Francisco Mugnolo, procurador penitenciario.
Un relevamiento realizado por la PPN detectó que en el Complejo Penitenciario Federal I (Ezeiza) el 46% de los detenidos realizan trabajos vinculados a talleres tercerizados, mientras que el 36% trabaja en actividades de servicio. Sólo el 17% participan de los talleres productivos, que son los que generan una mejor formación laboral.
"Hacer bolsitas de papel o trapos de piso no son actividades formativas. Por mucho tiempo se consideró el trabajo en la cárcel un tipo de terapia. Pero son dos cosas diferentes. No debería tratarse sólo de ocupar el tiempo, sino de capacitar a los detenidos en algo útil", explica el procurador penitenciario.
"Es necesario que el Estado promueva trabajos productivos y que involucre a más actores. Nosotros, por ejemplo, compramos todos los muebles para la Procuración a los presos. Pero eso es sólo una gota de agua en el desierto", agrega...
http://www.lanacion.com.ar/1746646-otra-chance-el-desafio-de-conseguir-empleo-tras-cumplir-condena

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