sábado, 27 de septiembre de 2014

Cuando confunden desigualdad con inseguridad

Cuando confunden desigualdad con inseguridad

La jueza María Servini de Cubría en el programa de Luis Majul de radio la 97.1 La Red Paraná para explicar la prisión domiciliaria a un violador, dijo que los jueces sólo aplican las leyes.

Al respecto, el cineasta Damián Szifrón escribió: “Un ladrón no nace ladrón. Pero el entorno define su personalidad y altera su comportamiento”.

“Hasta hace muy poco, cada juzgado tenía unas 100 causas por delitos, y ahora ninguno baja de las 400”, sentenció la jueza María Servini de Cubría en el programa de Luis Majul; ayer por radio 97.1 La Red Paraná. Así, con datos, la magistrada acabó opinando sobre el crecimiento de la inseguridad en su ciudad, Buenos Aires, desde la perspectiva judicial. Y también opinó, que los jueces se ciñen a la aplicación de las leyes. Que no hacen otra cosa que, precisamente, impartir justicia con las herramientas que disponen. Respondió tal cosa ante la consulta del periodista a la magistrada sobre la razonabilidad de algunas sentencias, por caso la de dar prisión domiciliaria a un violador. Quedó expuesto un punto de vista en torno al tratamiento del delito en el país: quienes piden más rigor y mano dura no los encontrarán en las leyes actuales.
Otra perspectiva, diferente, aportó días pasados el cineasta Damián Szifrón, director del muy comentado filme Relatos Salvajes, al aclarar sus propias palabras en el programa de tevé de Mirta Legrand: “La desigualdad es inherente al sistema que rige la vida de tantas personas en el mundo. Es estructural y necesaria, no casual. También afirmé que la delincuencia financiera y gubernamental contribuyen a aumentarla. Y que la inseguridad es fruto de esa desigualdad. Hay otros factores que la explican, por supuesto, pero para mí ese es el principal. Y también dije que si yo hubiese nacido muy pobre, en condiciones infrahumanas, y no tuviese las necesidades básicas cubiertas, creo que sería delincuente, más que albañil”.
El realizador supo escoger sus palabras y cala hondo para desarmar argumentos que ignoran a quienes viven en la marginalidad: “Un ladrón no nace ladrón. Pero el entorno define nuestra personalidad y altera nuestro comportamiento. Los seres humanos no reaccionamos igual frente a los mismos estímulos. Y en un contexto de desigualdad creciente, hay quien se resiste a aceptar el lugar que le tocó, lo intuye injusto, hostil, se indigna ante la feroz diferencia de oportunidades y se carga de resentimiento. Creo que ese resentimiento, fogoneado por la ostentación permanente de los bienes de consumo como vehículos para la felicidad y potenciado por los efectos alienantes de algunas drogas, a diario produce que alguien robe y mate. A esta altura del partido, decir que la violencia social está relacionada con un contexto de desigualdad creciente es una obviedad”.
Con justa causa el miedo gobierna al que tiene algo que cuidar, empezando por la vida misma y la ausencia de valores en aquel que no duda en quitarla para obtener un botín resultan la combinación letal que tiene en vilo a millones de personas.
Tanto la magistrada como el cineasta hablaron lo justo y necesario para que sea posible empezar a ver a los sucesos de inseguridad desde otro punto de vista; diferente a la voz dominante.

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