Scioli, Casal y sus ideas geniales contra la inseguridad
Ahora deberemos pagar $400 (todo un negocio) para grabar las patentes
de los autos en puertas, capó, baúl; otra zoncera argentina que tiene mucho
de avivada.
de los autos en puertas, capó, baúl; otra zoncera argentina que tiene mucho
de avivada.
Mientras buena parte de la sociedad criolla necesita que los políticos corruptos se
graben (en lo posible con tinta indeleble) “Chorro” en la frente, y sólo para
identificarlos
porque meterlos presos son pretensiones mayores que ni siquiera exigimos,
la Ley 14.497 nos obliga a pagar para que alguien deje grabada la patente hasta
en nuestras posaderas. Imagino lo asustados que estarán nuestros piratas del asfalto
con esta medida genial que servirá para que los ladrones se rían de nosotros: Además
de quedarse con los coches el estado nos saca $400.
A esta altura yo estaría más dispuesto a que me tatúen la famosa palabra que
empieza con “B….” en la frente; después de todo define mejor a los ciudadanos de a
pie que la humillación de seguir soportando estupideces planteadas por señores que
tienen una aspiradora en sus bolsillos insaciables.
¿Alguien cree que esto detendrá el robo automotor? Primero, los desarmaderos
cuentan con protección policial, política y judicial, de otra manera no se explica que
funcionen. Una cosa es desarmar licuadoras y otra muy distintas autos. Empezando
por el espacio físico, resulta imposible que el Gobernador y sus colegas no vean
algunas de estas guaridas en sus constantes viajes con helicóptero.
Además, si un tipo es capaz de matarte por tu auto, ¿Se va a detener por unos
numeritos que ya deben saber cómo limar?
Lo que más me molesta no es tanto esta grabación obligatoria sino la crueldad de
someternos a una nueva tortura y estafa con el cuento de que nos quieren cuidar.
La perversión de unos señores que se sientan a pergeñar cómo sacarnos una
fortuna (hagan cuentas sobre el total de parque automotor) mientras dibujan su
voracidad con
argumentos que enojan al hacernos sentir, justamente, la palabra que dejaría
tatuar en mi frente.
Seguro ya está repartido el negocio y los amigos andan con la maquinita de tallar
numeritos al divino botón. Algo parecido ocurre con las motos y sus dueños
convertidos en blancos móviles con esos chalecos ridículos.
La cabeza tiene un espacio limitado. Y la de los políticos más. Ante todo tienen
que resolver la forma de recaudar por derecha e izquierda (en este último espacio
el juego tiene mucho que ver), después está la tarea de enriquecerse ellos y sus
parientes, y por último leer las encuestas. Si encima le suman la “maldad” a la
hora de encontrar estos
sistema de recaudación encubierta, que los ciudadanos ocupemos un espacio
en esoscerebros se reduce a cero.
Igual que las vacas vamos a andar todos marcados. Y todos saben donde terminan
sus días estos animalitos de Dios.
graben (en lo posible con tinta indeleble) “Chorro” en la frente, y sólo para
identificarlos
porque meterlos presos son pretensiones mayores que ni siquiera exigimos,
la Ley 14.497 nos obliga a pagar para que alguien deje grabada la patente hasta
en nuestras posaderas. Imagino lo asustados que estarán nuestros piratas del asfalto
con esta medida genial que servirá para que los ladrones se rían de nosotros: Además
de quedarse con los coches el estado nos saca $400.
A esta altura yo estaría más dispuesto a que me tatúen la famosa palabra que
empieza con “B….” en la frente; después de todo define mejor a los ciudadanos de a
pie que la humillación de seguir soportando estupideces planteadas por señores que
tienen una aspiradora en sus bolsillos insaciables.
¿Alguien cree que esto detendrá el robo automotor? Primero, los desarmaderos
cuentan con protección policial, política y judicial, de otra manera no se explica que
funcionen. Una cosa es desarmar licuadoras y otra muy distintas autos. Empezando
por el espacio físico, resulta imposible que el Gobernador y sus colegas no vean
algunas de estas guaridas en sus constantes viajes con helicóptero.
Además, si un tipo es capaz de matarte por tu auto, ¿Se va a detener por unos
numeritos que ya deben saber cómo limar?
Lo que más me molesta no es tanto esta grabación obligatoria sino la crueldad de
someternos a una nueva tortura y estafa con el cuento de que nos quieren cuidar.
La perversión de unos señores que se sientan a pergeñar cómo sacarnos una
fortuna (hagan cuentas sobre el total de parque automotor) mientras dibujan su
voracidad con
argumentos que enojan al hacernos sentir, justamente, la palabra que dejaría
tatuar en mi frente.
Seguro ya está repartido el negocio y los amigos andan con la maquinita de tallar
numeritos al divino botón. Algo parecido ocurre con las motos y sus dueños
convertidos en blancos móviles con esos chalecos ridículos.
La cabeza tiene un espacio limitado. Y la de los políticos más. Ante todo tienen
que resolver la forma de recaudar por derecha e izquierda (en este último espacio
el juego tiene mucho que ver), después está la tarea de enriquecerse ellos y sus
parientes, y por último leer las encuestas. Si encima le suman la “maldad” a la
hora de encontrar estos
sistema de recaudación encubierta, que los ciudadanos ocupemos un espacio
en esoscerebros se reduce a cero.
Igual que las vacas vamos a andar todos marcados. Y todos saben donde terminan
sus días estos animalitos de Dios.
OMAR BELLO
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