"Hoy mismo muchos niños tienen miedo, hoy mismo se agitan
en secreto corazones sobrecogidos, atormentados, que esperan
con espanto la llegada del próximo lunes, que sueñan sin cesar
con una escalinata, con una puerta, con una verja abierta, esa
frontera que les conducirá otra vez a un infernal patio de colegio,
donde algunos le esperan." (Pedro Ugarte,
Conviviendo en la escuela
Durante mucho tiempo, los docentes hemos estado preocupados por el
bajo rendimiento académico de los alumnos, pero ahora estamos
comenzando a darnos cuenta de que existe una carencia más apremiante:
el analfabetismo emocional en los estudiantes, que explica las numerosas
conductas violentas que experimentamos a diario.
Entre los factores que intervienen en la evolución de esas conductas,
encontramos que los componentes afectivos, relaciónales y ambientales,
son elementos básicos. Así, como hemos visto a lo largo del primer
capítulo, resulta evidente que el modelo social que proporcionan los
adultos, las experiencias de maltrato y violencia familiar o escolar, el apoyo
o rechazo que vivencia cada individuo en su familia o con sus iguales, el
lugar que ocupe en esos grupos, así como el modelo que de forma explícita
sugieren los medios, contribuyen a esa distorsión en el desarrollo social y
afectivo.
Después de la familia, la escuela es uno de los ámbitos más importantes
de convivencia de los niños y los adolescentes y es también el escenario en
el que reciben más influencia de ellos. En el conjunto de relaciones
interpersonales que se producen en la escuela, son de particular
importancia las que los propios alumnos establecen entre sí. Las relaciones
personales en la escuela se desenvuelven en una dinámica muy compleja,
en la que se encuentran cientos de alumnos con sus características
personales, modos de resolver conflictos ya aprendidos, expectativas del
mismo grupo sobre las conductas y una fuerte necesidad de ser aceptado.
Aun cuando la familia no pueda proporcionar buenos modelos de
socialización, la escuela puede representar una ocasión única para que los
alumnos aprendan habilidades sociales que les sirvan para integrarse en
futuras interacciones laborales y sociales. Pero las experiencias de relación
también pueden ser negativas debido a factores personales o del mismo
grupo y así su posición puede verse debilitada, entorpeciéndose la
integración.
Los alumnos tienen una fuerte tendencia a relacionarse como grupo de
iguales y la escuela refuerza su identidad social de grupo, ya que nuestro sistema educativo está dispuesto de tal forma, que el alumno casi nunca es
considerado personalmente, sino que con frecuencia es apreciado como uno
más del grupo, favoreciéndose la percepción de uniformidad. Así, los
docentes "se dirigen a ellos deforma colectiva, dan lecciones generales para
todos, proponen tareas, evalúan y se refieren al grupo como una unidad con
la que se relacionan, a la que demandan atención, silencio, aprendizaje,
obediencia, corrección, etc."
El valor de ser aceptado
"No ser deseado ni querido, ser olvidado de todos es un
hambre, una pobreza mayor que la de quien nada tiene para
comer." (Santa Teresa de Calcuta)
Muchos recordamos experiencias escolares de trato abusivo entre
compañeros. Alguien que maltrataba libremente, mediante burlas, insultos,
ridiculizaciones o rumores, a otro chico. Si bien este tipo de maltrato ha
existido siempre, actualmente la falta de contención de la familia y de la
sociedad en general, junto al desarrollo de una personalidad frágil, hacen
que ser maltratado y excluido del grupo de compañeros origine reacciones
impredecibles.
En la niñez, pero fundamentalmente en la adolescencia, la sociabilidad
con los iguales adquiere un papel fundamental. Pasados los años en que la
familia era el centro de la vida del niño, los amigos ocuparán la atención de
la vida de relación.
El adolescente concede una gran importancia a percibirse y ser visto
como un individuo socialmente integrado y quiere evitar, a toda costa, que
se lo señale como alguien aislado, así que acepta y busca de manera
voluntaria su pertenencia a un grupo. Pero, llegar a tener amigos no es
fácil.
La falta de amigos o el fracaso repetido en lograr un grupo social
cercano, provoca sentimientos de inseguridad e inestabilidad social, lo que
afecta la autoestima, al devolver una imagen de sí mismo deteriorada o
empobrecida. Ser ignorado, percibirse como un chico sin amigos o aislado,
puede llegar a ser más doloroso que cualquier otro problema escolar. Así,
para algunos alumnos, tener amigos es más importante que "andar bien en
el colegio".
La gran preocupación de nuestros alumnos, no pasa tanto
por las materias de estudio, sino por todo lo que hace a ellos
mismos y a su integración al grupo de iguales...
http://www.terras.edu.ar/jornadas/94/biblio/94El-maltrato-va-a-la-escuela.pdf
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