miércoles, 12 de marzo de 2014

La inseguridad, un problema político con sello K

La inseguridad, un problema político con sello K

inseguridad


La región, inmersa en una ola de robos y homocidios, no encuentra respuestas del gobierno nacional. La falta de medidas concretas se traduce en más muertes. Cifras locales y un diagnóstico preocupante
La muerte, o el miedo a la muerte, ha ganado la calle y se ha convertido en protagonista de nuestras vidas. Suena alarmante, pero cuando la inseguridad ocupa de esta manera el espacio público, el problema deja de ser policial o jurídico y pasa a ser eminentemente político. 
En este contexto, la región se convirtió en un escenario de disputa, casi en un campo de batalla. Según las últimas estadísticas del Poder Judicial, en el Depoartamento Judicial de La Plata (que abarca nuestra ciudad y localidades aledañas) hay al menos 15 robos por día, ocho de los cuales son a punta de pistola o con uso de armas blancas. Hay, también, dos abusos sexuales en cada nueva jornada, y un vecino platense es asesinado cada día y medio. 
En total, en un año se registran en la ciudad más de 53 mil hechos delictivos de muy distinta índole, desde infracciones hasta episodios de corrupción y homicidios, marcando la friolera cifra de 147 por día. Los números registran sólo las denuncias efectivas, es decir, podrían ser aún peores, si no fuese porque están desactualizados y porque la falta de Justicia provoca que las víctimas desistan de pedir ayuda. Pero esto no son solo cifras. 
Rostros de la violencia
Ayer, un hombre de 67 años murió tras ser apuñalado por un ladrón en su propia casa (ver “Su ser quería vivir, pero el cuerpo no aguantó más” ). Estaba con su esposa y su nieta, y dos puntazos en el abdomen terminaron con su vida. El delincuente estaba drogado: se llevó $ 300 y un par de alajas falsas.  (ver Trama Urbana). Mientras, Mica “la turra”, una adolescente que atemoriza a los vecinos de City Bell y Villa Elisa, fue detenida tras robar y lastimar con una navaja a una empleada doméstica. Tiene ojos claros, pelo rubio, rasgos bonitos y sólo 19 años. También estaba drogada, y como sucedió con el anciano, el robo se produjo en pleno día. Ya no es la noche la que propicia la inseguridad. Es tanto la falta de oportunidades como la impunidad. Es el todos contra todos. 
La droga y el delito 
Para Eduardo Guarna, presidente de la Asociación Civil Fiscales sin Fronteras, “creció el consumo (de drogas) por parte de individuos que muchas veces tienen necesidad de conseguir dinero para seguir con su propia intoxicación”. Por ello, en el aumento de la inseguridad “se manifiesta un desprecio importante por la vida y la propiedad ajena. Hay gran cantidad de sujetos que han adoptado el delito como forma de vida, vinculados con la droga. Y esto nos debe llevar, una vez hecho el diagnóstico, ha generar políticas públicas para las adicciones, principalmente en los sectores más vulnerables”, señaló a Hoy el abogado. 
En este sentido, Guarna se lamentó que “todavía no hay políticas combinadas entre los distritos y las provincias para trabajar en forma coordinada con Nación en la prevención del delito y en su vinculación con el narcotráfico”.
Dilema nacional
Esto, queda claro, no ocurre solamente en nuestra región. Rosario se convirtió en el epicentro narco del país y en lo que va de 2014 sufre la muerte de al menos una persona por día, víctimas de las redes delictivas que coparon la capital del rock, de la soja y de la droga. En la ciudad de Buenos Aires, “mecheras”, “motochorros” y “salideras” ya son parte del lunfardo porteño, casi tribus urbanas del delito que desplazaron a los inocentes floggers y coparon desde Caminito y Florida hasta los barrios del sur y la paqueta Recoleta. A Puerto Madero no llega el hurto callejero, pero en sus fastuosos edificios se pergeñan los peores atentados contra la patria. Con guante blanco, y sonrisa de funcionario. 
A lo largo y ancho del país, el dilema se esparce y avanza como una bomba de tiempo: despacio pero sin pausa, siempre a punto de estallar. y el botón rojo, el que enciende la mecha, se llama inflación. Se llama devaluación, se llama crisis. “Es la economía, estúpido”. 
Sí, detrás de la pérdida de la cultura del trabajo, del clientelismo, del avance del narcotráfico y el dinero negro como caja para las campañas políticas. Detrás de la deserción escolar y los jóvenes ni ni, está la crisis. Esa que se traduce en desocupación, en un sueldo que no permite llegar a fin de mes, en un aumento incontenible de los precios que convierte a cualquier alimento de la canasta básica en un lujo. La escasez de oportunidades, como la inseguridad, también es cotidiana.  
Eduardo Guarna, las estadísticas, la experiencia cotidiana de los platenses. Todos coinciden: la falta de un diagnóstico de la situación, que se evidencia además en la desactualización de las estadísticas, denota que la inseguridad no aparece como una prioridad para el gobierno nacional. Por eso la ausencia de medidas concretas y la  de- sidia K. Por eso la muerte cotidiana y el robo como el mal menor. Por eso la inseguridad es un problema eminentemente político. 
http://diariohoy.net/politica/la-inseguridad-un-problema-politico-con-sello-k-22995

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