lunes, 1 de abril de 2013

inseguridad


La inseguridad, un negocio para pocos

El hecho de que los responsables de dar una respuesta adecuada a la ola de inseguridad que sigue azotando a la sociedad argentina...

El hecho de que los responsables de dar una respuesta adecuada a la ola de inseguridad que sigue azotando a la sociedad argentina, no la hayan encontrado todavía, es sin duda un problema para los ciudadanos; pero representa también una interesante fuente de ingresos para quienes se mueven en las empresas vinculadas al tema. Sino que lo diga el lobbysta Ricardo Avellaneda, a quien se lo ve muy contento luego de que finalmente el Ministerio del Interior le aprobara su proyecto, concebido en forma conjunta con la jefatura de la Prefectura Naval Argentina, de instalar cámaras de observación en la exclusiva zona de Puerto Madero. El negocio pinta para extenderse luego a varias zonas de la ciudad de Buenos Aires, gracias a un convenio poco promocionado entre la Jefatura de Gobierno porteño e Interior. Los sucesos ocurridos en el barrio de Núñez, y las nuevas denuncias de supuestas violaciones en la zona mencionada, servirían de excusa. Más allá de lo imperiosos de este tipo de medidas (ya que negocios aparte y algunos cuestionamientos a la falta de transparencia que puede observarse en algunas adjudicaciones), no caben dudas acerca de su necesidad. El tiempo y los delincuentes mostrarán luego la eficacia de las decisiones adoptadas, porque no es con tecnología simplemente sino con políticas concretas y fuerzas de seguridad competentes, como se combate el crimen organizado.

Argentina ha pasado en los últimos años, prácticamente por toda la gama de delitos conocidos. Al tradicional robo y hurto, se le sumaron otros más aberrantes como la violación, incluso de menores, y aquellos más complejos como los secuestros extorsivos y el narcotráfico. Hoy en día la moda se la reparten entre el robo de oficinas y los asaltos y agresiones, en algunos casos provocando la muerte, a ancianos indefensos. A medida que las autoridades consiguen elaborar una estrategia contra un delito, los delincuentes mutan hacia otro, dejando a los investigadores siempre un paso atrás de los hechos. Parecería que, a pesar de algunas detenciones diarias promocionadas a través de los medios, la prevención no funciona.

Quienes parecen haber interpretado anticipadamente este problema, actuado en consecuencia y conseguido a través de un acertado diagnostico jugosos ingresos, son las empresas especializadas en seguridad para personas de alto poder adquisitivo, empresarios importantes y sus familias, y organizaciones con gravitación en la vida social, política y económica del país, que desean proteger sus recursos, información y la vida de sus miembros. Estas empresas han desarrollado verdaderos manuales instructivos para sus clientes, concebidos a la luz de las más tradicionales normas de contrainteligencia conocidas, cosa que no es de extrañar si consideramos que en su mayoría los directivos de las mismas provienen de organizaciones policiales, militares o servicios de inteligencia, nacionales o extranjeros. La percepción de la sociedad acerca de la ineficiencia de las áreas competentes del gobierno en el tema, es la principal fuente de ingresos de estas organizaciones. El entrenamiento que proporcionan a sus clientes abarca principalmente las tareas de rutina de los mismos, donde se considera que son más vulnerables al accionar de los delincuentes. Les presentamos a continuación, parte del material instructivo que ofrecen como parte de sus servicios.


Las victimas de actividades hostiles planeadas, como el secuestro o el asesinato, casi siempre son previamente monitoreadas por sus atacantes, para determinar el mejor método de ataque, como así también el momento y lugar para efectuarlo. La contravigilancia puede ser una medida adecuada, aunque exige la constante colaboración del posible blanco.

La regla elemental a cumplir en materia de seguridad personal es prestar constantemente atención al comportamiento de quienes, habitual o accidentalmente, nos rodean. De todas maneras, si la vigilancia es efectuada por expertos, su detección exigirá de algunas precauciones extras.

Una de las mejores maneras para determinar cuando se está siendo observado en sus actividades de rutina, es utilizar una Ruta de Detección de Vigilancia (RDV). Alterando sus comportamientos habituales, las personas bajo observación pueden manejar la situación, ocasionando que quienes las vigilan sean traicionados por sus acciones y delaten su presencia e intenciones. De hecho, entender que una víctima potencial puede controlar la situación de vigilancia es una de las lecciones más importantes que debe ser aprendida en esta serie.

Contratar ayuda profesional para la detección de este tipo de actividades hostiles, o equipos de contravigilancia, o conductores que nos brinden más que un cómodo y rápido traslado, son también opciones obvias, pero no todas las personas cuentan con los recursos para hacerlo. De todas maneras, los particulares pueden utilizar una serie de acciones para determinar si están siendo vigilados, como paradas repentinas en escaleras, cambio de rutas de salida y regreso, puntos de escape y  paradas de tiempo programado.


Mañana les completaremos este pequeño e instructivo informe, con una breve explicación de en que consisten cada una estas medidas precautorias, y que seguramente, si vale el término, nunca está demás conocer.


informe resernado

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