NOS LLAMO MARCELA LA MAMA DE CLAUDIA, LA CHICA ASESINADA EN EL 2011.... TIENE UNA HISTORIA QUE CONTAR. SALIO EN TODOS LOS DIARIOS MATANCEROS PERO LO QUE NO SALIO ES QUE ESTÁ PREPARANDO UN COMEDOR PARA SACAR A L OS CHICOS DE LA CALLE DE SU BARRIO Y NOS PIDE AYUDA.... TODO ESTO LO HACE POR CLAUDIS POR SU MEMORIA, SEGUN NOS CONTÓ
MAÑANA ESTAREMOS CON ELLA Y PREPARANDO EL MERENDERO QUE QUIERE ABRIR Y COLABORAREMOS CON ALGUNAS MERCADERIAS Y LES PEDIMOS A LOS QUE PUEDAN APORTAR ALGO....... LLAMARNOS A NOSOTROS Y LE HAREMOS LLEGAR LO QUE TENGAN PARA ESTE COMEDOR... QUE INIDUDABLEMENTE SE ABRE PORQUE EN LA MATANZA HAY HAMBRE Y DEBEMOS PALIARLO...
SEÑORES FUNCIONARIOS..... ESPERAMOS VUESTA COLABORACION!!
GENTE MATANCERA, TB ESPERAMOS QUE UDS PUEDA APORTAR ALGO PARA ESTE COMEDOR QUE SE ABRE EN ESTE BARRIO!!!
CO.SE.MA, INTENTARA HABLAR CON GENTE QUE PUEDA APORTAR Y LE DECIMOS A MARCELA QUE LE LLEVAREMOS LO QUE PODAMOS JUNTAR....
FUERZA Y MAÑANA NOS ENCONTRAMOS!!!
UNA RESEÑA!(EL CRIMEN. Claudia y Aylén se conocían desde niñas, cuando vivían a pocas casas
de distancia sobre la calle La Porteña del Barrio 17 de marzo de Isidro
Casanova. Las chicas eran compinches y afirmaron ese vínculo cuando compartieron
tres años de colegio en la Escuela 124.
Pero la amistad comenzó a
resquebrajarse cuando la familia de Claudia se mudó al barrio José Ingenieros de
Ciudad Evita, más conocido como “Los monoblocks de La Tablada”. Esa distancia se
profundizó a principios de 2011 cuando Claudia se cambió de colegio; las jóvenes
perdieron contacto y dejaron de verse; ya no compartían juegos, cambios de ropa
y charlas cómplices. Además las cosas se complicaron aun más cuando comenzaron a
pelearse por mensajes de texto o por la red social Facebook. Esas diferencias se
acrecentaron a principios de noviembre con la aparición de un joven que
conquistó el corazón de ambas sin saber el trágico final de esta historia.
El
martes 22 de noviembre de 2011, Pincho, padre de Aylén, llamó a una de las
hermanas de Claudia a su trabajo y comenzó a insultarla. La chica se sorprendió
por la actitud de su ex vecino y le respondió en el mismo tono. La temperatura
de la conversación alcanzó su punto máximo cuando el hombre le dijo a la mujer:
“Van a saber que con nosotros no se jode.” La amenaza no tardaría en convertirse
en realidad.
Minutos más tarde, alrededor de las 21:30, sonó el timbre en el
departamento del monoblock 3 del complejo 4/5/6 de La Tablada. Abel Molina,
hermano de Claudia, abrió la puerta y se encontró con el padre de Aylén, que lo
apuntó con una pistola calibre 9 milímetros en la cabeza. “Quedate quieto o te
mato”, le dijo Pincho. El muchacho se quedó inmóvil, sin poder reaccionar
mientras el agresor tomaba de los pelos a su hermana Claudia y la arrastraba
hacia el pasillo del edificio, donde la esperaban Aylén y su madre.
“Ahí
está, mátenla”, gritó el hombre, que meses antes había recuperado su libertad,
luego de pasar por el Penal de Marcos Paz donde estuvo detenido casi dos años
por una causa de drogas.
Pero Claudia no se dejó amilanar por las
circunstancias; la chica se defendió del ataque y comenzó a pelear con Aylén.
Ambas se tomaron de los pelos, forcejearon y cayeron al piso. Según los
testigos, Claudia golpeó varias veces a su antigua amiga, entonces, la madre de
Aylén se abalanzó sobre ella con un cuchillo y la apuñaló cerca del
corazón.
“Ay, me están pinchando”, alcanzó a decirle la víctima a su hermano.
Cuando el muchacho intentó interceder, Pincho lo amenazó otra vez con el arma:
“Si te metés, te rompo el pecho.”
Después de apuñarla, madre e hija
comenzaron a patear a Claudia, que agonizaba en el piso. A pocos metros de allí,
Pincho vaciaba el cargador de su pistola con diaparos al aire para alejar a los
vecinos y permitir que su mujer e hija subieran al Chevrolet Corsa gris en el
que finalmente escaparon.
Claudia fue trasladada en un auto particular hasta
al Policlínico de San Justo, donde ingresó sin vida a las 22:25. Las últimas
palabras que le dijo a su hermano fueron: ‘Ayudame, ayudame’.”
Días más
tarde, Aylén fue detenida pero luego recuperó la libertad por ser menor de edad.
Ella intentó adjudicarse el crimen, pero los fiscales ordenaron la detención de
sus padres, que escaparon por casi siete meses, hasta que la justicia los
encontró lejos de su casa, simulando ser una familia “normal”.
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