Así lo sugirieron Gustavo Macchi, presidente del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), Gustavo Cañonero, economista del Deustche Bank, y Pablo De Gregorio, de Ernst & Young.
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El presidente del IAEF, que ayer celebró la primera jornada de su 33º Convención Anual en El Calafate, consideró que el panorama económico para 2013 en la Argentina “se presenta promisorio” en comparación al actual, debido al shock positivo de un repunte de Brasil y una mejor cosecha. Aún así, estimó necesario “aprovechar esta situación para concentrarnos en los desafíos que suponen las numerosas regulaciones de la economía, como los controles a la adquisición de divisas, que podrían afectar el nivel de actividad; la persistente inflación; el demorado acuerdo con el Club de París y la delicada situación energética”.
Macchi es el anfitrión de un encuentro que reúne a unos 200 gerentes y especialistas de las áreas financieras de las empresas líderes del país. Participaron representantes de firmas como Fiat, Cargill, Volkswagen, Merck, Santander Río, Banco Galicia, Techint, Profertil, Arcor y Electroingeniería, entre otras.
Aunque todos los análisis económicos del día se encuadraron dentro del consenso que indica que 2013 será el año de la vuelta al crecimiento económico, las preocupaciones de los presentes giraban, principalmente, en torno al temor a una escalada inflacionaria dentro del corsé cambiario.
El ritmo acelerado de emisión fiscal para financiar al Tesoro es una de las principales fuentes de preocupación. “¿En base a qué supuestos de rentabilidad se estima una inversión ante un panorama inflacionario que puede llegar a escalar aún por encima del 25%?”, se preguntaba ayer Gustavo Cañonero, de Deustche Bank. “El año próximo va a ser mejor en materia de actividad, pero alcanza con charlar con los empresarios para ver que la actitud de negocios es defensiva”, dijo.
Ayer se conocieron también los resultados de la encuesta anual de Ernst & Young sobre financiamiento e inversión en empresas. Pablo de Gregorio, socio de la firma, comentó que “el año que viene es un año que se presenta desafiante, si bien hay ciertas condiciones que parecerían ayudar”.
Entre los resultados de la investigación se destacan las expectativas de una menor rentabilidad, inversiones más pequeñas y menor impacto de las mismas en el empleo.
Según la encuesta, sólo el 17% de los gerentes de finanzas estiman que el año próximo tendrán un aumento de rentabilidad mayor al 20%. Un año atrás, el 23% de esos mismos encuestados creía que su firma iba a alcanzar, al menos, ese valor.
En otro punto de la investigación, sólo el 20% de los consultados dijeron que planeaban aumentar sus planes de inversión por encima del 20% nominal. El año pasado, el 32% de los encuestados apostaba por cifras mayores a ese nivel.
Por último, también la relevancia de las inversiones que se planea hacer será menor, con preferencia por financiar capital de trabajo y sostener la cuota de mercado que se tiene. Prueba de ello es la previsión de contratación de nuevos empleados como resultado de las nuevas inversiones: el 58% de los encuestados afirmó que las nuevas inversiones no tendrán impacto alguno en la cantidad de empleados de sus empresas, contra un 45% el año pasado.
“Por ejemplo, hemos notado que creció mucho la avidez de financiamiento entre las empresas, que por sus propios costos parecen ver al endeudamiento bancario como de tasa real negativa”, dijo De Gregorio. “Esto se ve mucho en el plan de financiamiento del Banco Central, que fue muy bien recibido. Entendemos que los empresarios ven costos menores en el endeudamiento que en la contratación de personal”, concluyó.
FUENTE: www.cronista.com
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