domingo, 15 de julio de 2012


CO.SE.MA- COMISIÓN DE SEGURIDAD DE LA MATANZA- 
 

La inseguridad "no derriba" gobiernos


Mientras la población observa impasible cómo desfilan promesas, las soluciones en materia de inseguridad van recalando en el casillero del ausente.

Mucho se habla de las causas que componen ese mal endémico denominado inseguridad e innumerables las propuestas presentadas en los últimos años para erradicarla. Sin embargo, mientras la población observa impasible cómo desfilan promesas y refriegas, las soluciones definitivas van recalando en el casillero del ausente.
 
Así transcurren días y meses, hasta que un nuevo asesinato en manos de forajidos- o dos por día, como los ocurridos en los últimos días -, sacude el tablero social. La ira se apodera del ciudadano común y tras ella, retornan las frenéticas demandas de solución. Acto seguido, el gobernante de turno sale a comunicar las nuevas medidas que arbitrará en materia de seguridad en el lugar del hecho. Así la población vuelve a sus casas esperando, con más o menos resignación, que esta vez la promesa de solución se concrete con resultados efectivos. Como un permanente déjà vu, la escena se repite cientos de veces. 
El reclamo

La inseguridad lidera el ranking de las demandas ,desde hace muchos años, aunque su porcentaje en las encuestas oscila dependiendo de la coyuntura. 

Si el hecho delictivo afecta a una persona perteneciente al segmento de la clase media, el impacto se produce en la masa crítica argentina  y como consecuencia, la réplica en los medios, cobra dimensiones mucho más abultadas que cuando el damnificado proviene del nivel socioeconómico más bajo. Por lo tanto, si se efectúa una medición de opinión pública los días subsiguientes a un hecho desgraciado cuya víctima pertenece al sector medio, el ítem "inseguridad" se dispara ostensiblemente. 

En los últimos tiempos, el fenómeno "inseguridad" viene compitiendo directamente en el tope de los requerimientos sociales con los problemas económicos, especialmente con el "combate a la inflación".
 
La mencionada paridad no significa que  hayan mermado su reclamo por seguridad, sino que ha aflorado un sentimiento de conformismo, vinculado a la percepción de una problemática de difícil resolución en el corto plazo. En cambio, las dificultades económicas son detectadas como pasibles de reparación inmediata. Esa y no otra, es la verdadera razón por la cual la inseguridad, aunque en franco crecimiento, no se carga a los gobernantes. 

Habrá quienes cuestionarán esta hipótesis, argumentando que todos ganaron una elección utilizando a la seguridad como eje central de su propuesta y luego, precisamente sus escasas respuestas en el área, fueron las que estigmatizaron su gestión convirtiéndolos luego por la inacción  en los  mandatarios  más impopulares desde el retorno de la democracia. 

Y estará parcialmente en lo cierto. 
,Otra prueba del relativo impacto de la inseguridad en la imagen de un dirigente es el caso del gobernador bonaerense, Daniel Scioli. Aún comandando el distrito más inseguro del país, mantiene el nivel más alto de prestigio en su provincia y en gran parte del país. 
El combate al narcotráfico
Si bien como se sostiene en el apartado anterior, la escalada de la ola delictiva no condiciona per se la continuidad de un gobierno, existen reclamos muy focalizados por parte de la población que deben ser atendidos en toda su dimensión. 

Aunque la limitación de las salidas transitorias de presos fue puesta de relieve producto del asesinatos , no se trataría de la medida más solicitada por los ciudadanos. Existe otra - según revelan nuestros estudios cualitativos - menos explícita, pero identificada como la madre de todas las batallas: el control de las drogas y el combate al narcotráfico. 

Para el ciudadano de a pie ya no quedan dudas de la estrecha relación entre el incremento de la violencia y el consumo ascendente de drogas ilícitas. Claramente, se advierte que ello repercute más fuertemente en el segmento de jóvenes de la apodada generación "ni" - los que ni estudian ni trabajan -. Este grupo es sindicado como los actores sociales más susceptibles de incursionar en el delito y foco privilegiado del narcotráfico. Por tal razón, se demanda un rescate inmediato de ellos, como medida tendiente a redireccionar el combate contra la inseguridad.

Inseguridad más bolsillos flacos

La ineficacia en la batalla contra el delito puede tener más o menos capacidad de daño político, no obstante, la seguridad ciudadana es una obligación indelegable del Estado y como tal, a los ciudadanos nos asiste el derecho de recibir por parte de quienes nos gobiernan, respuestas concretas en ese sentido. 

Así mismo, sería bueno que la dirigencia tome nota de un dato relevante de la realidad. Es probable que la falta de resultados en materia de protección ciudadana no alcance para desestabilizar un gobierno, pero indefectiblemente lo hará si se conjuga con otra problemática, como la pérdida de poder adquisitivo. El combo "inseguridad + bolsillos flacos", resulta letal para el capital político de un gobernante.
 
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