jueves, 7 de junio de 2012

MIENTRAS TANTO EN ARGENTINA....

Servicio Penitenciario: No puede ser casualidad que todo esté peor




Como resultado de mis opiniones y nota publicadas por la NOVA en los últimos  tiempos he recibido un reproche que considero valedero, sin tener en cuenta los comentarios ”anónimos” que, mostrando la misma confusión que esos “anónimos” tienen para conducir las instituciones, me tildan de mujeriego y de homosexual al mismo tiempo, o de ladrón multimillonario o pobre croto siempre usuario del mismo traje verde.

Sin embargo, decía, otros que son coincidentes con la descripción del desastre actual de las instituciones de seguridad que hice en las publicaciones, me reprochan no haber dado la suficiente importancia a la terrible situación laboral que hoy más que nunca afecta a los trabajadores del sistema carcelario.

Nunca fue este un trabajo fácil, partiendo de la base de que se debe tratar con personas detenidas a su pesar y que, por supuesto, no se hallan a gusto donde están.

A los males que vienen desde hace muchos años, que se pueden citar sólo a manera de ejemplo, los bajos sueldos, largas jornadas laborales ordinarias  que encima siempre se extienden, falta de rotación en las tareas, malos hábitat de trabajo, hoy se incorpora como un ingrediente explosivo el maltrato de los jefes que me describen como generalizado, a partir de un rigorismo seudo castrense  en busca de disciplina por parte de las autoridades actuales, que lejos están de predicar con el ejemplo.

Siempre sostuve, a partir fundamentalmente de mi experiencia de vida, pero también de mis años en las cárceles, que el buen y el maltrato en las relaciones humanas son contagiosos y puede ser que por allí encontremos la explicación de por qué, en las últimas revueltas ocurridas, los detenidos reclamen como nunca antes mejor trato por parte de los guardias.

A los siempre mal pagos empleados se les exige que cada jornada entren por unas 27 horas (promedio) a trabajar dentro de una olla a presión, solos, sin medios, sin apoyo y, como si fuera poco, maltratados física y psíquicamente,  debiéndose además abstraer, por su propia  seguridad, de la otra realidad de submundo que se ha implantado en los penales al amparo de los inescrupulosos de siempre.

Hoy los empleados y los detenidos del sistema penitenciario tienen en común mucho más de lo que piensan. En su forzada convivencia, deben representar y llevar adelante los códigos de violencia que les vienen de muy arriba, o es acaso casualidad que en los últimos años, a partir del advenimiento del ministro Ricardo Casal, los rubros gatillo fácil, apremios ilegales, maltrato físico, armado de causas, etc., hayan aumentado de la forma que lo hicieron

Decía Juan Domingo Perón repitiendo una frase ya existente que “la única verdad es la realidad”. Por muchos años esa frase me había parecido un perogrullo, hasta que aprendí que era más que eso, era un grito desesperado contra los intereses mezquinos, las visiones sesgadas y las mentiras procaces....
 http://www.agencianova.com/nota.asp?n=2012_6_7&id=31888&id_tiponota=3

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