lunes, 4 de junio de 2012


“Las reformas policiales son gotas de agua en el mar de la inseguridad”

Las barriadas más pobres y más expuestas a la acción del narcotráfico y la criminalidad, señala este especialista, deben participar como sujetos activos, controlando a las fuerzas
de seguridad
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FABIAN  BOSOER!

Las magnitudes demográficas de Río de Janeiro tienen pocos parangones en América latina, acaso con San Pablo y México DF. Pero lo que allí ocurre con la inseguridad y los riesgos de vida, en las vastas áreas habitadas por los sectores populares de menores recursos, es un termómetro para toda la región. Un reciente seminario realizado en Buenos Aires por el CELS y patrocinado por el Wilson Center de Washington examinó la cuestión a la luz de las reformas policiales instrumentadas en Chile, Uruguay y nuestro país tanto a nivel nacional como de la Ciudad Autónoma. Entre los especialistas invitados estuvo Luiz Machado Da Silva, un experimentado sociólogo carioca que trabaja desde hace casi cincuenta años sobre la vida en las favelas.
En esta conversación con Clarín , se aborda el tema de la inseguridad apuntando a tres cuestiones centrales: cómo revertir la brutalidad policial que caracteriza los intentos de mantener el orden público, el hecho de que las policías estén hoy bajo el escrutinio público y la necesidad de mejorar la formación de los cuerpos policiales, en contacto con las asociaciones de vecinos y las comunidades locales. Machado da Silva es profesor e investigador de la Universidad Federal de Río de Janeiro, trabaja en el Observatorio de las Metrópolis del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología y es autor de numerosos libros sobre la vida social en las favelas. Dice que “el control y transformación de las fuerzas policiales ocupa el lugar que tenía la subordinación de los militares al poder civil en la transición democrática”.
¿Mejoró la situación de seguridad en las favelas en los últimos años? “Mejorar” no creo que sea la palabra más indicada. Hay situaciones de marginalidad estructural y pobreza extendida que llevan más de cincuenta años, agregadas al tráfico de drogas ilícitas que se ha tornado extremadamente violento en los últimos veinte años, con enfrentamientos armados por el control de zonas densamente pobladas entre organizaciones, y frente a ello, una actuación policial igualmente violenta, con altos índices de muertes. Lo que me he preocupado por investigar es cómo se vive todo esto en el interior de las favelas y en los movimientos sociales, asociaciones de vecinos, etc., que allí existen. Estos han sufrido por partida doble, o triple, el ejercicio de la violencia por los traficantes y las respuestas represivas por parte de la policía militar. Lo que pasó en los últimos años es la llegada de esta situación a un límite y los intentos de cambiar la estrategia de respuesta para “pacificar” esos territorios.
¿En qué consistió este cambio de estrategia? Hasta entonces, desde la sociedad en general se prefirió “mirar para otro lado” y aceptar una delegación implícita a la policía para ejercer el trabajo sucio en esas “zonas peligrosas”, con una actuación policial que se autonomizó y se dirigió a buscar el control territorial de lo que se entendió como las “clases peligrosas”: de ahí también la identificación entre pobreza y violencia, la estigmatización de los pobres, la desconfianza hacia las formas asociativas de los sectores populares que habitan allí. Las peores formas de segregación y represión se dieron a medida que la violencia crecía y eso, paradójicamente, aconteció en plena democracia.
¿Las respuestas estatales represivas agravaron las cosas? La autonomía de las fuerzas policiales contribuyó a debilitar las capacidades de los propios habitantes de las favelas de defenderse de esos flagelos, al ser ellos mismos víctimas de la segregación, rehenes de la coerción física de las fuerzas y grupos armados. Recién en los últimos cuatro años empieza a darse cabida a otras formas de intervención policial “pacificadora”.
¿En qué consisten estas policías “pacificadoras”? Las llamadas UPPs (Unidades de Policía Pacificadora) son un programa territorializado que se propone reducir las cifras de muertos y también la visibilidad y el uso de los armamentos. Forma parte de una intención de cambiar la concepción de la policía en términos de una fuerza preventiva, de proximidad con la sociedad, que se encamine a la prevención y a una actitud más republicana por parte de los policías; pero esto está lejos aún de ser entendido y obtenido. Es una experiencia piloto limitada: ...

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