domingo, 13 de mayo de 2012


EL CASO BUGATTO PUSO EL FOCO EN EL USO DEL ARMA REGLAMENTARIA LAS 24 HORAS
En 10 años, policías de franco mataron a 471 civiles

MAXIMILIANO F. MONTENEGRO
De manera explícita, sin rodeos, la ministra de Seguridad, Nilda Garré, reflexionó sobre el brutal y absurdo crimen del futbolista Lautaro Bugatto, por la bala “perdida” de un policía de civil que disparó fuera de control: “Estar armados las 24 horas del día, los 365 días del año, genera un nivel de tensión que nadie puede soportar”.
La frase está acompañada por varios proyectos para que los efectivos no tengan la obligación de intervenir en cualquier momento. En ese marco, las estadísticas de la última década con personas fallecidas por integrantes de las fuerzas policiales otorgan mayor sentido, porque el 44% de esos hechos fueron perpetrados por efectivos que no estaban en servicio. Traducido en números, se trata de 471 casos con civiles muertos por balas de policías de franco.
El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) realizó un pormenorizado estudio y reveló que en los últimos 10 años murieron 1.323 personas particulares en hechos de violencia institucional con participación de integrantes de fuerzas de seguridad, y cerca de la mitad de estas personas (49%) murió por disparos efectuados por policías que estaban en servicio.
Pero hay otro dato alarmante. Es que el 44% de las personas murió en hechos en los que intervinieron policías que no estaban en servicio al momento de disparar su arma. En el 35% de los casos, los policías directamente estaban de franco, hechos en los que murieron 471 personas. En un 9%, los hechos de violencia involucraron a policías ya retirados de la institución, la mayor parte de los cuales no se encontraban trabajando como custodios privados. Finalmente, sobre el 6% restante no hay datos consolidados.
“El uso de la fuerza letal por parte de policías que se encuentran de franco o personal retirado de las fuerzas es un aspecto problemático de la violencia policial, tanto en la Policía Federal como en la Policía de la provincia de Buenos Aires y más recientemente en la Policía Metropolitana. Los policías fuera de servicio suelen intervenir espontáneamente, sin poder medir las consecuencias para sí mismos o los demás, sin atender a la proporcionalidad de su acción. Se trata de una combinación de normas y de costumbres que hacen a la relación de los policías con la portación del arma, y con el principio de actuar siempre, en cualquier circunstancia, sin atender que pueden estar introduciendo riesgos mayores que aquel que procuran controlar. Estos principios de uso de la fuerza potencian los riesgos para la vida de los propios policías y de particulares cuando los agentes se encuentran fuera de servicio”, sostiene el informe del CELS.
En ese sentido, se indica también que “es importante que se avance en nuevos estándares de uso de la fuerza y este es un punto central a modificar”, agregando que “una reforma debería implicar transformaciones normativas y especialmente de cultura institucional, lo que debe involucrar cambios en la formación policial y en el sistema de control disciplinario”. La problemática no es peligrosa sólo para los civiles. Es que el uso de armas de fuego por parte de funcionarios de franco o retirados tiene consecuencias letales también para los propios policías.
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