domingo, 6 de mayo de 2012


Ausencias, las llagas invisibles que provoca la inseguridad

Las familias que pierden a un ser querido en hechos violentos quedan sin contención. El impacto inicial de los casos los pone en un efímero primer plano. Pero luego viene el dolor. Aquí, tres historias.
La vida de mi hermana -y la de todos sus seres queridos- cambió a partir de que alguien decidió tirarle un tiro, asesinar a su hijo y dejarla al borde de la muerte. Nuestra vida no sigue. Es otra. Tenemos que aprender a vivir de vuelta.” Matías Píparo hunde la mirada en un café humeante y deja que sus palabras caigan, sin paracaídas, en los oídos de su interlocutor. Habla de Carolina, su hermana mayor, que hace casi dos años fue golpeada y baleada a la salida de un banco en La Plata. Junto a sus ahorros, llevaba consigo un embarazo de nueve meses. Los médicos pusieron todo para salvarlos. Caro lo logró. El pequeño Isidro no.
“Al principio, ella no entendía nada: estuvo 45 días en coma y tardó otros veinte en desintoxicarse de las drogas que le habían dado.
En esas semanas de angustia no preguntaba por lo que ya sabía: que su bebé estaba muerto”.
Mientras, Matías y su cuñado Juan Ignacio esperaban en un pasillo a que la moneda del destino cayera al suelo de una vez. Superados por la incertidumbre, la impotencia y la bronca, en pocas semanas bajaron 15 kilos cada uno...

http://www.clarin.com/zona/Ausencias-llagas-invisibles-provoca-inseguridad_0_695330569.html

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