sábado, 31 de marzo de 2012


De eso no se habla

Es como si todo respondiera a un silencio premeditado, a una orden explícita de Olivos a sus ministros, secretarios y demás funcionarios cercanos a la Presidenta. Y la orden se obedece al pie de la letra y acatan la consigna “de eso, no se habla”. Específicamente, me refiero a la inseguridad que es el más grande logro del kirchnerismo.
Ni durante el mensaje del l de marzo ni en las posteriores y casi diarias arengas por Cadena Nacional, Cristina se ha cuidado muy bien de mencionar la palabra inseguridad, lo cual lleva a pensar o a suponer que para ella se trata de un problema menor, insignificante, y que no vale la pena referirse a ella .Mucho menos se ha la ha visto acompañando la congoja de las viudas de policías vilmente asesinados.
Tal vez sea yo el equivocado pero considero que por una simple cuestión de respeto a la víctimas de tanta muerte injusta, la Presidenta debió por lo menos una sola vez en su vida denunciar la inseguridad que nos asuela como una forma de solidarizarse con quienes la sufren o la padecen.

Vía libre al delito

Cientos de padres porteños son presos hoy de un miedo invencible que tiene nombre y apellido propio: Nilda Garré.
Todo comenzó a gestarse en el preciso momento en que la “excomandante”, en su rol omnipotente de ministra de Seguridad de Seguridad sacó a la Policía Federal de la custodia de lugares claves, lo cual desató una ola de críticas desde diversos sectores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fue tal el ‘bochinche’ que se armó en las estaciones ferroviarias, de subterráneos, etc., con amenazas incluso de conflictos que llegaron a amenazar la paz social porteña, que hasta Cristina se vio forzada a tomar cartas en el asunto y que obligó a Garré a dejar en suspenso el retiro de la Federal por sesenta días.
Pero, en el interín, la delincuencia organizada, cebada, seguramente, por las facilidades con que cuenta para delinquir, se dedican ahora a tomar por asalto a micros escolares. El nuevo sistema consiste en el secuestro virtual de los pibes, a los que primero desvalijan para luego exigir “rescates exprés”. El terror, pues, ha llegado al corazón de cientos de padres, que no sólo deben soportar la no vigilancia policial a escuelas y colegios sino que ahora, encima, el casi diario asalto de sus hijos que van a estudiar...

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