sábado, 26 de noviembre de 2011

pensar!!!!...PENSAR!!!

La Iglesia asegura que las desigualdades sociales fuertes de la Capital Federal y en 30 partidos del conurbano bonaerense, donde según estadísticas propias el 35 por ciento de la población es pobre, sólo podrá resolverse “pensando en clave metropolitana”.

Esto significa, explicaron obispos de la región, “trascender las fronteras, saltar el límite de la General Paz, que hoy no coincide con las necesidades de la gente”.

Esta visión todavía arraigada tanto en las autoridades capitalinas como bonaerenses dificulta, al entender eclesiástico, cualquier acción en pos de un ambiente no contaminado, de transporte eficiente y de vigencia de muchos derechos como salud, educación, seguridad y servicios públicos.
Una idea integradora que es prioridad pastoral de los agentes eclesiales de la región, pero necesita -reconocieron- el apoyo de las autoridades de cada una y de todas las jurisdicciones, en particular tras constatarse que la brecha social es harto alarmante.
Tal lo ratificaron los resultados de un estudio reciente sobre la situación social del área metropolitana presentado por Cáritas Argentina y el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina.
“La falta de unión política es el principal escollo para superar la pobreza y promover el desarrollo integral”, dijo el sacerdote Emilio Gabrielli, delegado de los obispos para la región Buenos Aires.

La estrategia eclesiástica requiere -según un documento al que se tuvo acceso- de un Estado “presente y responsable” promotor del desarrollo y la dignidad humana.

Pero demanda sobre todo, según puede leerse en el texto, políticas de Estado “coherentes” con las necesidades complejas de una comunidad en expansión.

Plantea, además, un doble desafío. Por un lado, fomentar el diálogo en búsqueda de consensos que permitan articular políticas públicas y coordinar gestiones entre las jurisdicciones, a fin de garantizar derechos y satisfacer las necesidades insatisfechas.

Por otro, alentar una participación ciudadana que permita no sólo una interacción formal sino también informal entre actores públicos, económicos y sociales.
Para avanzar en ese objetivo integrador de la Capital Federal y los 30 municipios del conurbano bonaerense, y a fin de buscar propuestas de inclusión social, el cardenal Jorge Bergoglio reunirá este sábado a dirigentes políticos, sindicales, empresariales y sociales.

El primado argentino alienta este proceso de unidad metropolitana, pero no esconde su crítica ácida de la situación social capitalina, más acomodada pero con mayor brecha entre ricos y pobres, según el reciente estudio de Cáritas y la UCA.
Hace apenas un año nomás, en el marco de una similar Jornada Arquidiocesana de Pastoral Social, Bergoglio advirtió que en la Ciudad hay “muchísimos sobrantes” y “ciudadanos a medias” sin derechos plenos por ser “excluidos” por ser extranjeros, estar indocumentados, no tener escolarización o ser ancianos y enfermos sin cobertura social.

anuncios y más anuncios...pero la inseguridad sin atacar!

Scioli anunció la creación de la Policía Judicial

Junto al ministro de Justicia y Seguridad, Ricardo Casal, el gobernador adelantó que el proyecto “será el primero que ingrese a la Legislatura a partir del próximo período”.

El gobernador Daniel Scioli anunció este jueves la creación de la Policía Judicial, una iniciativa que venía siendo largamente reclamada por la Comisión por la Memoria y diversos organismos de derechos humanos. Según explicó el mandatario, el proyecto será el primero que ingrese a la Legislatura a partir del próximo período, por lo que ya fue avisado su “flamante vicegobernador” Gabriel Mariotto, próximo presidente del Senado.

Scioli hizo este anuncio luego de una reunión con el jefe de Gabinete, Alberto Pérez, y el ministro de Justicia y Seguridad, Ricardo Casal. “Avanzamos a partir del relevamiento que hemos hecho de proyectos presentados y de iniciativas de la Comisión por la Memoria”, explicó, adelantando que “en los próximos días vamos a tener distintas reuniones de trabajo con fuerzas políticas, impulsores estos proyectos y, particularmente, los que integran la Comisión de la Memoria, para terminar de consensuar este cambio”.

El mandatario provincial hizo referencia a “la expectativa que tenemos de cara al interés de cada ciudadano: hacer cada día más eficiente la Justicia, profesionalizar aún más las investigaciones, potenciar la lucha contra el crimen organizado y combatir en forma más eficiente, dado lo sofisticado de estas organizaciones que estamos enfrentando, al narcotráfico”.

“De esta menara vamos a ir readecuando este bloque de seguridad ciudadana a las nuevas realidades del delito que vamos enfrentando”, indicó.

Por su parte, el ministro Ricardo Casal detalló que “la Policía Judicial es una organización receptada en la Constitución de la Provincia, y la decisión del gobernador fue, desde que asumió a la fecha, ir poniendo en marcha todos los institutos que contenía la Constitución. Por eso hace un año y pico puso en marcha el Defensor del Pueblo”.

martes, 22 de noviembre de 2011

Gran malestar en la Policía bonaerense por la crisis salarial y las condiciones laborales, preparan movilización



El crimen del subteniente platense Héctor Daniel Luján (38), ocurrido la semana pasada en la ciudad de La Plata, luego de que un delincuente le disparara con el arma que le había sustraído a otro agente, generó una profunda conmoción no sólo por lo que significa la forma en la que fue asesinado, sino también por las precarias condiciones en la que se encuentra trabajando la mayoría de los agentes de la Bonaerense.

Según publicó el Diario Hoy, el policía asesinado vivía muy ajustado con su salario y, luego de cumplir su jornada laboral, debía realizar horas extras como guardia de seguridad en un supermercado chino y en el aeropuerto de La Plata, para poder llegar a fin de mes. No es un caso aislado. La crisis salarial afecta, prácticamente, a la mayoría de los 55 mil agentes que tiene la Policía.

Los números hablan por sí solos. Un agente que recién empieza gana 2.500 pesos de salario, es decir, tiene que arriesgar su vida por unos 83 pesos por día. Y recibe un plus de 14 pesos por hora extra (hora Cores o Polad), casi lo mismo que lo que percibe una empleada doméstica a partir del último aumento establecido por el gobierno nacional.

Esta situación de precariedad laboral estaría llevando a que cada vez más agentes abandonen la Policía bonaerense para incorporarse a otras fuerzas, como puede ser la Policía Metropolitana, que tiene sueldos superiores.

“En los últimos meses, quince compañeros míos se fueron a la Metropolitana. Ocurre que en Capital Federal están pagando la hora extra unos 27 pesos (casi el doble de lo que se paga en la Provincia), mientras que el sueldo inicial de la Policía Federal es muy superior, por encima de los cuatro mil pesos, de lo que se paga en la Provincia”, le dijo a Diario Hoy Esteban Arriada, titular del denominado Movimiento Policial Democrático, desde donde está preparando una movilización a Casa de Gobierno para el próximo 12 de diciembre para reclamar mejores condiciones laborales para la Policía.
www.elnacionaldematanza.com.ar

lunes, 21 de noviembre de 2011

INVITACIÓN!!!

domingo, 20 de noviembre de 2011

› PUNTO DE VISTA ¿Sensación o realidad?

Cuando alguien sostiene que la inseguridad no es solamente una sensación sino una realidad, está en lo cierto. Considerando los delitos urbanos comunes, la sociedad argentina de hoy tiene tasas de delitos superiores a los de las décadas de ’80 y ’90, habiendo alcanzado un pico en el año 2002; es decir, la curva ascendiente del delito fue paralela a los nefastos "ajustes estructurales" de los noventa. Además, el uso de violencia se hizo más frecuente. No obstante, es también verdad que la sensación de inseguridad no siempre tiene una relación directa con el delito. Se ha visto que en algunos lugares o para ciertas categorías sociales esta sensación puede ser alta mientras el nivel victimización es bajo. Es que en la sensación de inseguridad pueden influir otros factores, en especial los medios de comunicación y la desconfianza que generan las agencias del Estado (policía, sistema judicial y sistema político), dada la percepción de corrupción o de que no están volcadas a las reales necesidades de las personas. También se observa -contrariamente al sentido común- que la sensación de inseguridad es casi siempre más alta en las zonas pobres, aun cuando sus niveles de victimización sean bajos, y esto se debe a que está asociada a un alto nivel de inseguridad existencial, precariedad e incertidumbre.

Se suele decir que el aumento del delito provoca aislamiento social y un abandono de los espacios públicos y que esto favorece a su vez a los robos. Sin embargo, aunque el abandono del espacio público provoque mayor inseguridad en un lugar, la evolución general de los robos no parece depender especialmente del abandono o no de los espacios públicos. La presencia de la policía puede brindar una mayor sensación de seguridad, pero no existen evidencias de que la policía por sí misma prevenga el delito. Según estudios realizados en países avanzados, los delitos evolucionan independientemente de las acciones de la policía o de la justicia. Aunque el sentido común reclame más policías y penas más duras, los factores fundamentales que explican el aumento de los delitos están fuera del alcance de la policía y de la justicia penal. La inseguridad y la violencia en Argentina corresponden a una sociedad que supo establecer altísimos niveles de desigualdad y falta de oportunidades reales, dignas, de satisfacción, de necesidades y aspiraciones. No obstante, otro problema importante es el de la corrupción y el delito instalados en las mismas instituciones del Estado (policía, justicia y política), que llegan a tejer relaciones con la delincuencia común produciendo más inseguridad. En este aspecto, la sociedad civil debería articular nuevas formas democráticas de control sobre aquellas instituciones que de alguna manera tengan que ver con su in/seguridad.

lic.Lucía Cid Ferreira

LA FAMILIA ES LO PRIMERO EN SEGURIDAD!


Para frenar la inseguridad hay que retomar valores en la familia

Los padres han renunciado a su primer y principal papel como es el de educadores, sin embargo, sostiene que como están las cosas, esto tiene que ser un trabajo conjunto, entre progenitores y maestros, porque incluso juntos va ser difícil educar y separados imposible, porque vivimos en un contexto de violencia y maltrato, donde la sociedad está sembrando valores de egoísmo y de individualismo

Mientras no volvamos a los valores y principios fundamentales como el respeto a la vida, solidaridad, amor y honestidad no habrá futuro para el país. También hace falta que padres y educadores se comprometan a construir el ciudadano que necesitamos.

En materia de inseguridad se habla mucho de que las fallas están en el incumplimiento de las leyes a la hora de penalizar un delito.

Aunque se ha instalado la cultura de la impunidad como la enfermedad más letal, también es cierto, que como en cualquier patología, la prevención es fundamental y es ahí donde juega un papel indispensable la educación.

Pero esa educación o formación de que hablamos, no se limita a enseñar que “dos más dos son cuatro” o a cuánto sabemos sobre historia, lengua y literatura, y otras materias. No, se trata de enseñar a esos niños y adolescentes las reglas fundamentales de cómo ser en el futuro esos hombres y mujeres de bien, que antes de dar un paso en falso, escuchen muy en su interior los primeros consejos que les inculcaron sus padres y que continúan los maestros en sus aulas.
La solución a la ola de violencia que provoca la inseguridad está en la educación, parte de que la familia es la escuela más importante de valores y antivalores, puesto que la mayor parte de las cosas que uno valora, quiere, respeta y teme las hemos aprendido en la casa.

La familia ha olvidado su papel

“Pero ha pasado que la familia ha olvidado su papel de primera y principal educadora para delegarlo en la escuela. Los padres no saben cómo educar a sus hijos y esperan que un maestro, que tiene cuarenta niños, lo haga”.

Mientras los padres no empiecen ha entender que la familia es el sustrato de la sociedad que es el lugar dónde se van generando las actitudes y los valores fundamentales –recalcó-, es muy poco lo que se puede hacer para frenar lo que está sucediendo.

Por otra parte, hay un desencuentro muy grande entre familia y escuelas, cada una anda por su lado.

Por ello, hay que buscar la forma de unir sus esfuerzos, para que se comprometan a formar a ese niño o niña sujeto de derechos y deberes.

Padres y maestros se necesitan. Incluso, aún juntos va a ser muy difícil educar y separados, imposible, porque vivimos en un contexto de violencia, de maltrato, de “deseducacion”, donde la sociedad está sembrando valores del egoísmo y del individualismo.

“Anteriormente todos éramos educadores. En la familia, en la escuela, en la calle y en la Iglesia se predicaba lo mismo. Buscábamos el bien y evitábamos el mal. Todo el mundo sabía que robar era algo malo y, de hecho, la gente te decía “pobres pero honrados”. También sabían que irrespetar a un adulto era algo indebido y nos sentíamos con autoridad de decir “respete” aunque no conocíamos a esa persona”.

Hoy en día los padres han renunciado , a su primer y principal papel como es el de educadores y la ética se ha reducido a dos principios: “Todo vale si me produce poder, si me produce ganancias, si me produce placer y el fin justifica los medios”.

Vivimos en una cultura donde vemos como normal el acoso, el maltrato y la violencia. El gran problema es que la violencia se está volviendo una cultura, un modo de tratarnos unos con otros: “Por cualquier cosa y en cualquier sitio nos insultamos, nos agredimos”.

“La fábrica de delincuentes está en la sociedad porque hemos perdido los valores esenciales y hemos interiorizado una cultura del desamor, del egoísmo, del individualismo y del consumismo y no somos capaces de entender que debemos cambiar esa cultura o no tendremos mucho futuro”.

Más de 15 millones de armas en la calle

La inseguridad parece no tener freno pues nos estamos familiarizando con la violencia a tal punto que la mayoría ve como normal que haya más violencia en el mundo, haya más de 15 millones de armas en la calle, sin permiso y en manos de personas de diferentes edades, en el país


“Un niño que se desarrolla con muchas carencias afectivas, culturales y educacionales asociadas a la familia, a la comunidad que lo rodea, lo más posible es que sea un futuro delincuente”

Explica que en la actualidad vemos como la mayoría de las familias está conformada por la madre y sus hijos. Esto indica que falta el padre y, por tanto, socialmente la mujer ha tenido que de alguna manera incursionar en el medio laboral para sobrevivir. Así deja su rol principal, como es el de ser madre.

“Muchos de los niños de hogares donde no hay un padre y la madre ha tenido que salir a la calle a trabajar, se quedan con algunos miembros de la familia como abuelos o tíos, pero un gran porcentaje se quedan solos expuestos a muchísima televisión viendo contenidos agresivos que los predispone y no están acordes con ellos”

Señala que es ahí cuando se va produciendo una carencia de esa formación en valores y principios, como solidaridad, amor, respeto, honestidad.

Por otra parte, hacen falta también la puesta en marcha de políticas de Estado para combatir la inseguridad, porque en estos momentos, aunque son importantes, los planes y programas están más dirigidos a la vivienda y alimentación.

EL ESTADO SIEMPRE DEBERÁ ESTAR PRESENTE CON POLÍTICAS QUE ACREDITEN SEGURIDAD!

María