jueves, 22 de diciembre de 2011


Una difícil convivencia


     La sensación térmica es inquietante y, por momentos, el clima que se respira es maloliente. En rigor, no es precisamente por la ola de calor en La Plata, sino por las fisuras domésticas que se evidencian en la relación cotidiana entre actores de la gobernación provincial y "operadores ideológicos" de la Casa Rosada.

     Desde hace una semana, Daniel Scioli busca apagar los chispazos que estallaron tras aquel "incidente menor" protagonizado por un grupo de militantes kirchneristas de "La Cámpora" con personal policial, dentro de la Legislatura bonaerense, durante su asunción.

     El gobernador intentó conformar a la Rosada con una serie de "gestos". Primero, desafectó a seis policías de la fuerza uniformada cuestionados por dirigentes ultrakirchneristas, situación que desembocó en el acuartelamiento, durante varias horas, de trabajadores policiales en el Departamento de Infantería de La Plata.

     Resulta preocupante que la policía se vea hoy cuestionada por un enfrentamiento con una agrupación política. "Más allá de repudiar el hecho, están pidiendo la destitución de los policías que recibieron órdenes de superiores, mientras que por las salideras bancarias hace meses, por el narcotráfico y por la inseguridad cotidiana, nadie pide la destitución de nadie", señalan legisladores del arco opositor.

     "Evidentemente, el enfrentamiento que se produce tiene una matriz política que debe salir a la luz y no puede ser simplemente explicado planteando sanciones y cortando el hilo por lo más delgado", alertó el jefe del bloque de senadores de la UCR, Carlos Fernández.

     Es que, a continuación, la Legislatura, controlada por el kirchnerismo duro, decidió eliminar la custodia policial en sus edificios por aquellos sucesos que involucraron a efectivos de la fuerza con militantes de "La Cámpora" y "destinar" a personal civil que se desempeña en las áreas de Ceremonial y Recepción de las cámaras de Diputados y Senadores que, esencialmente, no está preparado para prevenir el delito.

     A todo esto, Scioli volvió a respaldar al ministro de Seguridad y Justicia, Ricardo Casal, anunciando la creación de una Superintendencia de Cuerpos, de la que dependerán, Infantería y Caballería, además del grupo Halcón, y calificó como "conjeturas" las lecturas políticas sobre seguridad que se dan desde su reasunción.

     Este tipo de "giros", lejos de conformar, aumentan la ofensiva de actores de la Casa Rosada, que buscan magnificar y utilizar políticamente los incidentes, en pos de debilitar a DS. "El gobierno provincial está en dificultades más serias de lo que cree", escribió, ahora, Horacio Verbitsky, el periodista y espada intelectual de los K, retornando con sus advertencias hacia Scioli por sus políticas de seguridad.

     La "tregua" en las relaciones entre Nación y Provincia, tan tensa como precaria, sólo parece que podría alcanzar una situación de paz momentánea, con la renuncia del ministro Casal. Tal vez ello podría evitar una escalada mayor entre sciolistas y kirchneristas. 

     "La Provincia no puede dejar pasar más tiempo; debe ponerse en sintonía fina con el gobierno nacional en materia de políticas de seguridad ciudadana", susurraron, públicamente, diputados bonaerenses de Nuevo Encuentro, la fuerza que responde al ex candidato a gobernador con una colectora K, Martín Sabbatella, tras fotografiarse y difundir una foto con la ministra Garré.

     No pocos soldados kirchneristas vienen operando, desde hace tiempo, sobre la necesidad de desplazar a Casal como máximo responsable de la seguridad en la Provincia, en una suerte de intento intervencionista para limitar al máximo el margen de gobernabilidad del propio Scioli.

     Dentro del oficialismo legislativo, pronostican que, una vez que baje la espuma, Scioli podría desprenderse de Casal. "Cambiarlo ahora sería como plantar la bandera de la rendición política antes de tiempo", dicen.

     En términos familiares, sostienen que el ministro de Seguridad y Justicia sciolista "ya huele a flores". Tétrica definición que se utiliza dentro de la dirigencia política para presagiar el "funeral" de algún funcionario.

     Del análisis, se desprende que la solución del conflicto político interno únicamente puede ser alcanzada por la política. El problema de fondo es la relación institucional entre el gobernador Scioli y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Los demás chisporroteos en torno de la seguridad son estruendosas cañitas voladoras, casi como las que imprudentemente se manipulan durante los festejos navideños.

     Al margen de todo esto, la gobernación reconoce que 2012 será un año "complicado" financieramente para la Provincia. Ello es consecuencia directa del nivel de dependencia económico-financiero del Estado nacional, que, obviamente, genera secuelas y resulta más difícil de sobrellevar año tras año.

     La gestión Scioli podría tener que enfrentar graves dificultades para enfrentar la agenda cotidiana institucional. De arranque, nomás, deberá hacer frente a los reclamos salariales en la administración pública y, por ende, en áreas clave como educación, salud, seguridad y justicia.

     Con el eje puesto en la búsqueda de eficiencia e innovación, el gobernador ya reunió a su gabinete ministerial para reiterar su objetivo de fortalecer los municipios y el desarrollo de políticas de inclusión social que permitan sustituir los planes asistenciales vigentes.

     Sobre la administración eficiente de los recursos, Scioli escuchó a su ministra de Economía, Silvina Batakis. "El año que viene, para la provincia de Buenos Aires y para la Argentina, será un año de incertidumbre, porque hay una crisis a nivel global", advirtió la funcionaria, pero indicó que el Estado bonaerense debe estar preparado para sentarse a discutir en paritarias cómo "negociar" nuevos aumentos salariales para el 2012. "El peor salario es el que no se puede pagar. Hay que llegar a un acuerdo que sea razonable para todos los sectores", sentenció Batakis, desoyendo los planteos sindicales que pretendían reabrir la discusión salarial antes de este fin de año.

     En ese contexto de incertidumbre económica, el ministro de Infraestructura, Alejandro Arlía, prefirió vincular la obra pública con las fuentes de financiamiento. Es que la administración Scioli busca también tranquilizar a empresarios sobre las políticas a futuro en materia de obra pública. El ministro Arlía, pese a la crisis internacional, salió a reforzar la continuidad de los programas en marcha, considerando que son una inversión y no un gasto.

     "Jamás nuestra gestión va a hacer de la obra pública una variable de ajuste, porque hemos comprobado que es una gran generadora de crecimiento y empleo", subrayó el ministro, pero indicó que "si el contexto internacional no favorece, deberemos ser más creativos y tener capacidad juntos de buscar distintos instrumentos financieros que no lesionen a las empresas y que nos permitan trabajar juntos como socios entre lo público y lo privado".

     En la víspera, durante un desayuno de trabajo en La Plata, el ministro de Producción, Cristian Breitenstein, anticipó que, en la búsqueda de jerarquizar el área de Ciencia y Tecnología, Scioli decidió impulsar la creación de una subsecretaría, para potenciar esta temática durante los próximos años.

     La futura dependencia, que estará a cargo del intendente bahiense en uso de licencia, trabajará en "sintonía fina" con Nación y abordará esta temática, a través de sus universidades, del Conicet, y desde la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) de la Provincia.

     Breitenstein también adelantó que el actual subsecretario de pymes, Hernán Vigier, licenciado en Economía y vicerrector de la Universidad Nacional del Sur, será el máximo responsable provincial de Ciencia y Tecnología, espacio similar a la agencia municipal creada en Bahía Blanca, en cogestión con el sector privado.

     En medio del quehacer productivo y poco antes de pedir al subsecretario de Puertos, Jorge Otharán, un "diagnóstico puntual" sobre la gestión de los puertos dentro de la red provincial, fue interrumpido por un llamado telefónico de su reemplazante en la intendencia, Gustavo Bevilacqua.

     Breitenstein comentó los planes de obra en marcha para el mejoramiento del puerto de Bahía Blanca y, específicamente, la fuerte inversión privada prevista para los próximos años. "Los puertos de la Provincia se han convertido en importantes polos de atracción de inversiones y generadores de empleo", remarcó.

Ricardo Salas

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