sábado, 8 de mayo de 2010

OPINAMOS?????

un programa del ministerio de justicia bonaerense

Dan casas con parrilla y cable a presos

No importa el delito que hayan cometido: es un beneficio al que pueden acceder detenidos con buena conducta en la última etapa de su condena. Busca mejorar la reinserción social.

Por Leonardo Nieva/ Rosario Ayerdi

Flamantes. Una de las doce construcciones ya habitadas, para nueve personas, ubicadas en los predios de Florencio Varela y Gorina.

La animación digital del inédito programa Casas por Cárceles, que proyectó el Ministerio de Justicia de la Provincia de Buenos Aires durante el último congreso de la ONU en Brasil, muestra un mundo casi “perfecto”. Pero en la prisión. Una vida de encierro que difiere del imaginario. Donde no está permitido separar las “ranchadas” con telones de frazadas. Donde no hay candados ni existen los “buzones” (celdas de aislamiento). Y donde el pabellón termina convirtiéndose en una casa de tres ambientes con parrilla, cocina, heladera con dispenser de agua fría y caliente, servicio de televisión por cable y hasta acceso a Internet, entre otras comodidades.
El novedoso modelo penitenciario, que está pensado para presidiarios penados con buena conducta y no discrimina por el tipo de delito cometido (ver aparte), tiene como principal objetivo “ponerles fin a los efectos nocivos del encierro”.
En principio, el plan beneficiará a dos mil internos que posean un legajo de conducta intachable, aunque los voceros consultados por PERFIL coinciden en que proyectan ampliar estas plazas penitenciarias en los próximos años.
“Los que acceden a este régimen son quienes estén muy avanzados en el cumplimiento de condena, que tengan muy buena conducta, trabajen o estudien. Se evalúa cada caso, puede haber un detenido al que sí le falten varios años pero que tenga una conducta buena y esté estudiando y que no tenga riesgo de fuga. Es bastante flexible, porque hacemos una apuesta a la convivencia en paz y a la preparación a la convivencia en sociedad”, explica a PERFIL el ministro de Justicia de la provincia de Buenos Aires, Ricardo Casal.
Con este criterio, Fabián Tablado, el joven que en 1996 asesinó a su novia de 113 puñaladas y actualmente cumple la última etapa de su condena a 24 años de prisión, el empresario Horacio Conzi, que purga una condena a 25 años de cárcel por el crimen de Marcos Schennone, o el violador Mario Ochoa, el chofer de un micro escolar que abusó de 13 jóvenes discapacitados en San Fernando, estarían en condiciones de abandonar el pabellón para instalarse en estas casas.
Nueva vida. De los 204 complejos habitacionales que prevé el programa, 104 fueron construidos y equipados en distintas unidades penitenciarias de la provincia de Buenos Aires, aunque apenas doce casas están actualmente habitadas por 108 internos (nueve por vivienda). Por lo pronto, funcionan en las unidades 42 de Florencio Varela y 12 de Gorina, en las afueras de la ciudad de La Plata. Según las fuentes, a fin de año habrá más de dos mil presos viviendo, porque la segunda etapa de construcción ya se puso en marcha.
De acuerdo con los datos del Ministerio de Justicia, cada edificación cuenta con un amplio comedor amueblado, cocina, dos dormitorios, un baño, patio y parrilla. Además, posee servicio de televisión por cable y, técnicamente, están preparadas las instalaciones para Internet, aunque todavía no tienen.
“Están íntegramente equipadas por nosotros: placares, mesas, sillas, camas. En un reportaje que le hicimos a un preso que después llevamos a Naciones Unidas dijo: ‘Me encontré con esta mesa, me encontré con mi casa’, ellos nunca tuvieron en la cárcel una mesa de comedor”, reconoce Casal.
De acuerdo con las fuentes, las casas fueron construidas con materiales convencionales, con puertas tipo placa, aberturas y persianas metálicas. En total, el Estado invirtió cerca de 22 millones de pesos.
“Es un modelo digno de mostrarse, no hay en América latina algo que integre detención con condiciones respetuosas”, entiende Oscar Arce, asesor del Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el Tratamiento del Delincuente (Ilanud), quien además destaca que el sistema debería implementarse en el resto de los países porque en “materia de reinserción o inclusión, la experiencia es muy positiva y satisfactoria”.
Otra cuestión novedosa es que los guardiacárceles estarán apostados del otro lado del perímetro. “La seguridad es externa. Es la seguridad de la propia cárcel porque no hay riesgo de fuga”, explica el ministro Ricardo Casal.
En estas casas, además, los presos no tendrán un régimen de encierro como sí ocurre en los pabellones. En el idioma carcelario, no habrá más “engomados”. Si quieren, podrán comer un buen asado en la parrilla y extender la sobremesa hasta la madrugada.
A quiénes beneficia
Un violador serial, un homicida múltiple y un ladrón de ganado podrán convivir bajo el mismo techo en las nuevas casas-cárceles del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) porque el programa no discrima por tipo de delitos.
Según fuentes del Ministerio de Justicia de Buenos Aires consultadas por PERFIL, el principal requisito que deben cumplir los internos para acceder a este beneficio, es tener “buena” conducta, una calificación que dependerá también de las actividades de reinserción que realice el detenido durante su estadía en prisión.
Si bien el plan del SPB apunta a los internos que estén cumpliendo la última etapa de su condena a prisión, los voceros indicaron que también podrán acceder los “nuevos” presos que no tengan antecedentes por violencia, no representen un peligro de fuga y estén cursando sus estudios en alguna de las 54 unidades penitenciarias que funcionan en la provincia.
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0466/articulo.php?art=21498&ed=0466#sigue

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