viernes, 2 de abril de 2010

CHARLAS DE QUINCHO DE AMBITO FINANCIERO


Fin de semana en Olivos para el matrimonio presidencial, con euforia por algunas cifras que los dan en alza en la consideración de la gente. Tanto que hasta sueñan con un bello rostro femenino para candidata porteña (la dama en cuestión no tiene ningún interés; ¿la convencerán?). La Presidente se trajo de uno de sus viajes algunos datos: un par suyo, coetáneo, conoció a un «prócer» al que ella sólo vio de lejos, pese a decir admirarlo; otro presidente «amigo» está abriendo partidos de adeptos en todo el Mercosur y es preocupante. Además, vuelve a hablarse de una posible reunión entre la Presidente y su colega de Estados Unidos, condicionada quizá por la difícil relación que ambos países tienen con Irán. Hubo reuniones de radicales diversos (cobistas y no tanto) con esperanzas electorales. Veamos.


Euforia en Olivos pero también sentimientos -si los hubiera en esos solares patrios- encontrados en este fin de semana que debió pasar el matrimonio presidencial en la residencia, postergando el viaje que hasta hace unos meses era tópico a El Calafate. Con las crisis y los emprendimientos del verano los Kirchner han ido poco al Sur, pero encuentran ánimo en la adrenalina de las roscas y picardías que acometen para atornillar la gobernabilidad que cada tanto dicen es amenazada por los destituyentes de siempre. El regreso de los dos viajes en la semana (Perú y Bolivia) dio para relatos de Cristina de Kirchner a su marido sobre esos países que aportan pintoresquismo y entusiasmo por la política internacional que compensan de la acritud de otros frentes más duros e impenetrables, como las relaciones con el Uruguay, con los acreedores y los Estados Unidos.
Para la euforia del ex presidente -la transmitió con exclamaciones casi adolescentes a los pocos amigos que llegaron a entrar en Olivos o los que hablaron por teléfono con él- hay que anotar ese «waiver» (permiso) que parece haberle dado la prensa menos concesiva a su posibilidad de ser candidato y hasta de ganar las presidenciales de 2011. Es cierto que los cañones del Gobierno están concentrados en el monopolio y eso ha aliviado el fuego sobre La Nación, que respondió hace una semana con un brindis: decir en dos notas consecutivas una encuesta de autor anónimo (?) que señalaba un ascenso en las adhesiones del público al matrimonio.
El Gobierno sabe que esos números los produce un amigo como Artemio López, que acercó a Olivos, según sus inquilinos, una muestra del conurbano que señala una intención de voto para Néstor Kirchner del 26%, segundo «No sabe No contesta» con el 12%, tercero Mauricio Macri con el 9% y cuarto Julio Cobos dentro de un pelotón en donde están Francisco de Narváez y Eduardo Duhalde con el 8%. Quienes testimonian la euforia de Néstor del otro lado del teléfono explican que es imposible convencerlo de que no es el candidato. Esos números, que los contradictores tratarán de desmentir en una ola de encuestas que se van a conocer en esta última semana de marzo, los explican los gurúes del Gobierno en que el sector bajo que se acercó a De Narváez el 28 de junio y que había abandonado a los Kirchner empieza a volver por los subsidios volcados en ese segmento y por la desaparición del colombiano del territorio. Imagina Kirchner cuando escucha esas dulces melodías que la tarea ahora es ir hacia arriba en la escala social, es decir crear algún producto atractivo para el sector medio-bajo y alcanzar, si se pudiera, a los sectores medios resistentes al voto kirchnerista en las grandes ciudades. No está con estos números Kirchner para escuchar otros escenarios -no ya de la oposición sino de los propios- que le señalan la vuelta a la vida civil.
Esas cifras le hacen creer en otras magias, por ejemplo el fenómeno Mercedes Marcó del Pont, que ya empezó a circular en el Gobierno como una protocandidata a jefa de Gobierno de la Capital Federal. La mandaron a medir y el primer registro habla de hasta el 50% de imagen positiva. ¿Razones? Nunca las hay muy claras en este negocio de la política popular de mercado, pero el Gobierno se ata a su dulce rostro cuando enfrentó a las fieras del Senado que la desairó votando en comisión su destitución, negándole la palabra cuando los visitó y, encima, la prudencia con la que celebró la victoria del Gobierno para sostenerla mediante ese salto en el aire que dio la santafesina Roxana Latorre. «La oposición nos construyó una figura pública por el maltrato a que la sometió», dice una síntesis del dictamen oficial. Claro que este entusiasmo kirchnerista ya chocó con la propia Marcó del Pont, que mandó a decir que no quiere ser candidata a nada, que ya hizo el sacrificio de esta batalla en el Senado y que lo único que quiere es ser presidenta del Banco Central, que ya bastante trabajo le da. Esta dama sabe cómo eludir las presiones para candidaturas. Cuando iba en la lista de postulantes de diputados nacionales en 2005 les era imposible a los encargados de la campaña hacerla participar en actos; decía que los fines de semana debía atender a su familia, se refugiaba en un country a cumplir ese deber y dejaba a los otros candidatos el trabajo de sumergirse en actos barriales. El sueño es el mismo que el peronismo ha tenido para compensar la falta de figuras agradables para los sectores medios; lo hizo Carlos Menem con Ramón Ortega, Daniel Scioli o Hugo Porta. Este Gobierno alentó encuestas sobre Amado Boudou cuando estaba con su estrella más alta. En un distrito como la Capital, subir de lo bajo que ha estado el PJ con extravagancias como la candidatura de Carlos Heller es fácil, y a los peronistas del distrito se les cae la baba cuando pueden tener un candidato con tantas adhesiones como dicen que tiene Marcó del Pont. Levantar esas bajas marcas a, dígase, un 20% de los votos en una elección es poner más diputados y legisladores y por eso el kirchnerismo buscará quebrar la resistencia de Marcó del Pont. No le va a ser fácil.
Para bajar estos sueños a algún grado de realidad -que es restregarse con arena el paladar- no basta con leer encuestas. Por ejemplo, esas adhesiones kirchneristas en el conurbano hay que hacerlas compatibles con los proyectos de intendentes peronistas que todavía se preguntan si tienen algún futuro atados al proyecto de Néstor presidente. Cristina de Kirchner pidió un alm

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