martes, 16 de febrero de 2010

Otro muerto para el olvido
Para ser una sensación, la inseguridad en las calles de la Nación está alcanzando unas cotas más que preocupantes. Adquiriendo matices de realidad cada vez más preocupantes, ya son cientos los muertos y heridos que distintos hechos de violencia delictiva dejan atrás.

Los personas anónimas que engrosan la lista de los muertos están condenados al olvido, la política oficial tiene la insana costumbre de clasificar los muertos en distintas categorías, primero están los "chorros" que caen bajo las balas justicieras, estos ocupan para el ejecutivo un lugar privilegiado, para ellos hay una rápida búsqueda de justicia procesando de inmediato a quien lo hay ultimado ya que el ladrón en cuestión era un pobre pibe con necesidades insatisfechas y maltratado por una sociedad desigual.

Los ciudadanos de clase media que encontraron su final en algún hecho delictivo son de segunda clase, ya que estos están muertos por no haber cedido al pedido de sus atracadores, defendiendo sus pertenencias legítimamente ganadas son los principales responsables de las lágrimas de sus familiares, como dijo Hebe de Bonafini "los chorros solo quieren robar".

Y en el último lugar se encuentran los miembros de las fuerzas de seguridad, son víctimas de tercera clase, que dando su vida para proteger la de los demás se dan de bruces con la muerte solamente para ser ignorados por las personas a quienes tan fielmente sirvieron. Sospechados de represores sólo por usar uniforme, son menospreciados en vida y rápidamente olvidados en la muerte, sus familias sufren después la soledad más profunda y la desprotección más severa.

Un gendarme de 49 años fue asesinado ayer por la mañana de un balazo en la cabeza y otro en el abdomen en el partido bonaerense de José C.Paz, cuando se dirigía junto a su hija a un consultorio médico en Campo de Mayo. El crimen ocurrió en la esquina de la calle Trelles y Álvarez Thomas, a cinco cuadras de la estación de trenes y a sólo 200 metros de la comisaría de la zona. La víctima fue Ramón Valdezzani, un sargento ayudante de Gendarmería Nacional que trabajaba en Campo de Mayo, pero que en la actualidad se encontraba con licencia médica.

Para este gobierno que insiste en imponer su lectura de los hechos sobre la realidad misma, estos seguramente son ciudadanos tan comprometidos con la oleada destituyente que están dispuestos a dar su vida con el único fin de perjudicar la imagen de la presidente y la del primer caballero, son, para ellos, sin duda gorilas disfrazados de víctimas.

Es así como no habrá honores para el caído, ni justicia para los que lo sobreviven, este gobierno solo está dispuesto a darle olvido.

Desde aquí, expresamos nuestro respeto y profundo agradecimiento para un hombre que lo dio todo, inclusive su vida, para proteger las nuestras.
por Pedro Theler

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