viernes, 10 de octubre de 2014

La mitad de los presos en las cárceles argentinas no tiene condena firme

La mitad de los presos en las cárceles argentinas no tiene condena firme

Muchos ni siquiera han llegado al juicio oral; en miles de casos son absueltos tras pasar 4 o 5 años detenidos; el anuncio de la reforma al Código Procesal Penal puso en agenda la crisis del sitema judicial y penitenciario; qué cambiaría con la nueva norma; un mapa con la situación en cada distrito...

Estuvo preso tres años, acusado de dispararle a una mujer embarazada y provocarle la muerte a su bebé. Fue el foco de insultos y malos tratos. De su tiempo en prisión no quiso hablar, sólo dijo que la pasó muy mal. Cuando por fin llegó el momento del juicio, fue absuelto, ya que se comprobó que no había participado del hecho. Sin ayuda de ningún tipo y con el peso de un encarcelamiento injusto, dos meses después fue detenido por el asalto a un comercio. Carlos Burgos, quien estuvo en prisión preventiva por el ataque a Carolina Píparo, formó parte de los más de 30.000 presos procesados sin condena en las cárceles argentinas. Muchos de ellos ni siquiera han llegado al juicio oral. Y en miles de casos, como en el de Burgos, son absueltos tras pasar tres, cuatro o hasta cinco años en prisión....
El martes pasado, la presidenta Cristina Kirchner anunció la presentación de un proyecto de reforma del Código Procesal Penal. Entre los argumentos para la modificación, la mandataria mencionó la cantidad de presos sin condena en el país y la necesidad de un sistema más ágil y de corte acusatorio.
Según el último informe del Sistema Nacional de Estadísticas sobre ejecución de la pena, publicado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación (2012), el 50 % (31.000) de las personas alojadas en cárceles argentinas son procesadas sin condena firme.
Esto posiciona a la Argentina en el puesto número 18 de los países con más presos preventivos en el mundo, según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés)...
http://www.lanacion.com.ar/1734186-la-mitad-de-los-presos-en-las-carceles-argentinas-no-tiene-condena-firme

INVITACION QUE NOS CURSAN!


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jueves, 9 de octubre de 2014

El explosivo aumento de armas en poder de jóvenes delincuentes: cómo las compran y cuánto pagan?? Quienes están implicados en las ventas?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de homicidios anuales con armas de fuego en América Latina –entre 73.000 y 90.000– es tres veces mayor que la media mundial. En las dos últimas décadas, la violencia fue la principal causa de muerte entre los latinoamericanos de entre 15 y 44 años. Esta degradación de la seguridad ciudadana ha sido simultánea al crecimiento de un poderoso “poder paralelo”: el crimen organizado.
 Los índices de criminalidad han hecho de las ciudades de América Latina las más inseguras del mundo: en los años noventa, un 74,5% de los habitantes de las grandes urbes latinoamericanas fueron víctimas de algún tipo de acto delictivo. A pesar de tener sólo el 8% de la población mundial, América Latina registró el 75% de los secuestros ocurridos en el mundo en 2003. Todo ello ha hecho que la inseguridad sea hoy la mayor preocupación de los latinoamericanos, después de la situación económica. Lo peor es que el crimen organizado está dando un importante salto cualitativo, a medida que “coloniza” la iniciativa privada y la subordina a sus estructuras jerárquicas. El ejemplo más visible de este fenómeno fueron los cinco días de continuos ataques contra comisarías y edificios públicos, entre el 10 y el 14 de mayo, en el estado de São Paulo, acompañados de motines en prisiones y toma de rehenes que, según Folha de Sao Paulo, causaron 272 muertos, incluyendo a 91 policías. El asalto fue realizado por una de las mayores bandas criminales del continente: el Primeiro Comando da Capital (PCC), llamado también el “Partido del Crimen”, que podría tener una “base social” de medio millón de personas. Brasil, hoy el segundo consumidor mundial de cocaína, ha pasado a ocupar en las estadísticas de la OMS el tercer lugar en el mundo por número de muertes por causas violentas, después de Colombia y Rusia: su tasa anual de homicidios es de 40 por 100.000 habitantes y en las grandes urbes de 53.

Análisis: El narcotráfico ha contribuido sustancialmente al aumento de la criminalidad, generando corrupción, violencia y desestabilización política. En 10 de los 13 países que ofrecen datos comparativos fiables, las tasas de delincuencia aumentaron cuatro o seis veces en los años noventa. A medida que la autoridad de los gobiernos ha disminuido, amplias zonas urbanas y rurales se han convertido en áreas vedadas para la policía, donde los barones de la droga imponen su sistema de control político, recolectando impuestos y estableciendo toques de queda, reclutamientos y requisas forzosas..........

La industria del secuestro
Kroll Associates, una compañía de seguridad de Nueva York, estima que la mitad de los secuestros mundiales se producen en América Latina. Colombia es el líder indiscutido del sector: Kroll calcula que en 2003 ocurrieron 4.000 secuestros (2.043 según el Gobierno de Bogotá), mientras México está en segundo lugar (con 3.000 casos), seguido de Argentina (2.000). Incluso en Brasil, con una población que casi duplica a la de México, el número de secuestros es la tercera parte. ....


En busca de soluciones
Una respuesta de los más ricos ha sido amurallarse en una especie de “guetos blancos”, un fenómeno que indica una segregación de clase que hace sus cordones de seguridad con policía privada. En Río de Janeiro, Bogotá y México DF hay sectores residenciales enteros acordonados por vigilantes privados, que es lo que permite a sus residentes caminar tranquilamente por sus calles. Es casi un paraíso para quienes pueden pagarlo. Al otro lado están los grandes vacíos de gobierno, donde la justicia, la seguridad, los impuestos directos y los servicios públicos muchas veces no existen. Son ilustrativas algunas cifras: mientras en 2002 en la favela paulista de Jardim Ángela hubo 123 homicidios por 100.000 habitantes, en Moema, un barrio de clase media a pocos kilómetros de distancia, la tasa fue de 3. En las favelas, donde el traficante determina la justicia cruda, el pastor evangélico o católico carismático son a veces los únicos que tratan de representar la autoridad moral. Durante la última campaña de compra de armas, la gente estaba más dispuesta a llevar sus armas a una ONG como Viva Río que a la policía. La impunidad de los agentes corruptos y la debilidad del sistema judicial alientan el auge de los servicios privados de seguridad y una tendencia al “vigilantismo”, cuya acción fluctúa entre el linchamiento, las represalias y diversas formas de justicia privada.............



Conclusiones: En su informe de 1998 La violencia en las Américas, la Organización Panamericana de la Salud subraya como factores agravantes de la criminalidad la impunidad otorgada a los responsables de graves violaciones de derechos humanos; el gran número de personas acostumbradas a la violencia durante largos períodos de conflictos internos; la fácil disponibilidad de armas; sistemas judiciales sobresaturados y manipulados políticamente; y el hacinamiento en las cárceles. Otros analistas vinculan la escalada criminal –en particular el secuestro– en Argentina con la crisis económica de 2001-2002. Un estudio de la Universidad Autónoma de México muestra que entre 1930 y 2000 los ascensos de los índices delictivos han coincidido con devaluaciones del peso y otras crisis económicas. Entre 1981 y 1983, cuando la economía entró en caída libre, la delincuencia aumentó en un 20% y después del “tequilazo” de 1995 lo hizo en un 50%...........
      
leer mas:
Luis Esteban G. Manrique
Analista independiente de economía y política internacionales de Política Exterior y Dinero

miércoles, 8 de octubre de 2014

ESTADO AUSENTE!

El kirchnerismo se jacta que durante la "década ganada" se recuperó el rol del Estado en áreas claves de la vida nacional Sin embargo, los resultados están a la vista y la sociedad, luego de percibir desde lo máximo del poder, los efectos perniciosas de una propaganda divisionista y de un relato crispado se enfrenta ahora a la disyuntiva de sobrevivir inmersa en un clima de violencia, peligroso, desafiante y repudiable. Los recientes casos de linchamientos de ladrones asoma también como un síntoma del previo linchamiento del Estado, es decir, de su colonización a través de corruptelas y funcionarios ineficientes.

martes, 7 de octubre de 2014

LO QUE PIDE LA GENTE!!!


  

LAS ENCUESTAS HABLAN, LA GENTE PIDE SEGURIDAD Y PLANES HASTA AHORA NO HAY Y LOS QUE HABIA FALLARON, LA OPOSICION HABLA DE INSEGURIDAD PERO PROYECTOS NO SE CONOCEN.... O SEA... SEGUIREMOS PIDIENDO, EXIGIENDO Y SERÁ  NECESARIO QUE NOS ESCUCHEN AUNQUE NO DESEEN LOS FUNCIONARIOS DE TURNO Y LOS OTROS!

mas mujeres detenidas que hombres?

En los últimos 10 años se duplicó el número de detenidas en la Provincia 


Son 1.291, contra las 636 de 2004. Tienen un rol activo en los robos. El 22,7% están presas por ese delito Un buen termómetro para medir los cambios en materia de delitos es observar la cobertura mediática que cada modalidad merece según corren los años. En los ‘90, un asalto cometido por un chico de menos de 15 años era una noticia, como hasta mediados de la década pasada merecían un generoso espacio los robos o delitos perpetrados por mujeres. Ya no. Y esto obedece a que ambas circunstancias se volvieron cotidianas, aunque la creciente incidencia de las mujeres en el delito sea un fenómeno relativamente nuevo. Según estadísticas oficiales, el número de detenidas en los penales bonaerenses se duplicó en los últimos 10 años, subiendo -en simultáneo- la cantidad de mujeres procesadas o condenadas por robo calificado. Ahora “están involucradas en casi todos los delitos”, dice el psiquiatra y médico legista Juan Akimenco, al comparar que “antes jugaban un rol de acompañante del hombre, lo protegían o amparaban” y ahora “lo protagoniza”. En agosto de 2004 eran 636 las mujeres alojadas en unidades dependientes del Servicio Penitenciario Bonaerense, mientras que en el mismo mes de 2014 el número trepaba a 1291, según información suministrada a este diario por el ministerio de Justicia provincial. En esta década, los tres años “pico” fueron 2009 (con 1069 internas); 2012 (1237); y el que corre, con las casi 1300 antes mencionadas. El índice más bajo se dio en 2006, con 624 detenidas. DROGAS Y ROBOS Poniendo la mirada en el tipo de delito, el 38,5% de las mujeres están detenidas por infracción a la ley de estupefacientes; mientras que el 22,7% lo está por robo calificado/agravado. El tercer delito en implicancia es el homicidio calificado/agravado; seguido del homicidio simple. El 2,9% (un número interesante) enfrenta cargos por violaciones y abusos, mientras que el 3,4% están procesadas o condenadas por tentativa de homicidio. Las tentativas de robo calificado o agravado (por ejemplo, por el uso de armas), es el 2,3%; en tanto que el 2% están detenidas por trata de personas o delitos conexos; el 1,5% por robo simple; el 1,1% por hurto o tentativa; el 0,9% por tentativa de robo simple e igual porcentaje por privación ilegal o secuestros. Según el mismo relevamiento, el 0,8% de las internas enfrentan cargos por tenencia y/o portación de armas; el 0,6% por lesiones leves; el 0,3% por incendio; el 0,5% por lesiones calificadas o graves; el 0,4% por encubrimiento (un delito que en mujeres tenía años atrás una alta incidencia); 0,2% por abuso de armas; 0,2% por daño; y apenas 0,1% por amenaza calificada/agravada, igual que por resistencia a la autoridad o desobediencia. El 2,2% restante es por otros delitos. El crecimiento de la relación entre procesadas y condenadas ha mejorado, de acuerdo a las cifras, aunque en cualquier caso las diferencias son notorias. En 2004 había 94 penadas, contra 542 en proceso, mientras que hoy por hoy son 423 las mujeres sentenciadas y 868 las que esperan un juicio. Los índices han ido variando: hace dos años, cuando se dio el pico más alto de procesadas presas, llegaron a 880, contra 357 penadas. Actualmente se registra el mayor número de condenadas en el SPB. En el servicio penitenciario bonaerense, la mayoría de las detenidas tienen entre 26 y 35 años. Este grupo constituye un 32,4% del total, seguido por el 26,4% que conforman las que tienen entre 36 y 45 años. En tercer lugar aparecen las más jóvenes (de 18 a 25), con un 20,3%; y en cuarto las de entre 46 y 55 años (15%). Las de 56 a 65 constituyen un 4,8% y las de entre 66 y 75, apenas un 1,2%. Si analizamos por zonas, el departamento Judicial de Lomas de Zamora encabeza la cantidad de causas que tienen a mujeres como imputadas, con un 19%. Lo siguen San Martín (13,7%); La Matanza (13%); San Isidro (11,4%); Quilmes (8,8%); La Plata (7,7%); Morón (5,7%); Mercedes (5,2%); Mar del Plata (3,3%); Zárate-Campana (2,6%); Azul 1,9%); Bahía Blanca (1,6%); San Nicolás (1,5%); Moreno (1,4%); Dolores (1%), Trenque Lauquen (1%); Trenque Lauquen (1%), Pergamino (0,5%); otra jurisdicción (0,4%) y Junín (0,3%).



“Ahora matan o secuestran por dinero”   “Como en otros aspectos sociales”, la mujer adoptó hoy “el rol más primario y activo”, así “como cambió la actividad misma. La respuesta está en la misma sociedad” y el delito, como todo, “es un reflejo de lo social”, dice el psiquiatra Juan Akimenco, quien hasta hace dos años trabajó en el SPB. Más allá de los cambios, el profesional destaca que “la mujer, cuando delinque, es más sádica”, aunque no observa diferencias en materia de reinserción social. En esto, dice, no tiene tanto que ver el género, sino las edades y el “anclaje afectivo”. “Los servicios penitenciarios tampoco son iguales a los de antes, están en decadencia en toda Latinoamerica”, asegura, convencido de que “lo que pasa afuera pasa adentro de la cárcel, pero potenciado, con las discordancias y pérdida de códigos”. “Ahora las mujeres pueden matar o secuestrar por dinero. Antes no”, sentencia el psiquiatra.

Leer más en http://www.eldia.com.ar/edis/20141006/Ahora-matan-secuestran-dinero-policiales10.htm

Leer más en http://www.eldia.com.ar/edis/20141006/En-ultimos-anos-duplico-numero-detenidas-Provincia-policiales8.htm

La inseguridad es del Estado

La inseguridad es del Estado

Cuando un grupo de vecinos reclaman a las autoridades por la seguridad, es porque algo mal el Estado está realizando. En la edición de ayer de EL ARGENTINO vecinos de Urquiza al Oeste (Parada 5, 6, 7 y del barrio Florida) hicieron un severo llamado de atención a las autoridades municipales, judiciales y policiales porque viven atemorizado



Se les prometió garitas, más personal y móviles policiales y otros elementos vinculados con la prevención… pero nada de ello se ha cumplido. Y advirtieron de algo que es mucho más grave: la falta de confianza en el propio Estado, dado que en la solicitada indicaron que ya no realizarán más denuncias en las comisarías por falta de credibilidad en el posterior accionar. Si bien esta advertencia es un error conceptual, porque a las denuncias hay que formularlas siempre… el malestar habla a las claras que le costará mucho al gobierno recuperar la confianza que hoy ya no tienen entre los ciudadanos. Los vecinos también relataron que antes tenían voluntad de cooperación concreta para reforzar las herramientas de la prevención de la policía, pero denuncian públicamente que ya no aceptan esa ayuda para que no les genere más responsabilidad. Una barbaridad. La convivencia ciudadana está atravesando uno de sus peores momentos y muchos vecinos han expresado que están hartos y dispuestos a mudarse de barrios. De ocurrir esto, directamente hay que hablar de fracaso de gestión en materia de seguridad, porque no es el acobardar cómo se solucionan los problemas. Los problemas son de inseguridad y de convivencia. También denunciaron que Inspección General, por ejemplo, en dos años jamás hizo nada positivo para evitar los ruidos molestos a pesar de tener la facultad de secuestrar equipos de música. Es decir, el hartazgo también es por la inoperancia de la gestión municipal. La inseguridad se enseñorea en la ciudad. Por eso el reclamo es generalizado y abarca diferentes perspectivas. ¿Es suficiente el accionar policial para sentir seguridad? Obviamente, no. Dado que fundamentalmente la seguridad es una construcción política, que tiene en la Policía a un aspecto sustancial pero no el único. También describieron en esa solicitada un descalabro casi absoluto en materia de ordenamiento urbano o territorial, lo que también desnuda que hay postales de la ciudad que siguen sin ser alumbradas por la gestión local pese a que el año próximo cumplirá ocho años en el gobierno. La inseguridad no es porque veinte o treinta personas pueden más que noventa mil; sino por la falta de respuesta del Estado. Por eso el reclamo por la inseguridad vuelve a golpear las puertas de los despachos, que por el momento se muestran insensibles, inoperantes, sin capacidad de respuestas. 
CUANDO SE EXIGE SE CONSIGUE. PERO LA FRAZADA ES CORTA Y LAS GANAS TAMBIÉN!

EL ARGENTINO









ESTA ES LA ULTIMA CIFRA OFICIAL























marchas de seguridad

Marchas contra la inseguridad crecen casi 50% y ya exceden el Conurbano

En septiembre se registraron 27 protestas en el territorio bonaerense, a un promedio de una por día. El fenómeno superó los grandes centros urbanos y se extendió al interior provincial.

“Basta de robos y asesinatos”, “basta de inseguridad” y “basta de muerte”, estas consignas se repiten día a día en distritos del conurbano bonaerense hasta localidades del interior, en donde losreclamos por inseguridad comienzan a movilizar a cientos de vecinos a la calle, un fenómeno que antes se restringía a los grandes centros urbanos.
En su mayoría se organizan cotidianamente a través de ciudadanos autoconvocados mediante las redes sociales. Sin embargo, los intendentes más cuestionados acusan a la oposición de motorizarlas.
“La mayoría de las marchas se dan espontáneamente en el momento en que ocurre una tragedia. No sólo reclamamos justicia por nuestro familiares, sino que también marchamos para pedir mayor seguridad y para que no vuelva a suceder ninguna fatalidad”, explicó a este medio Alejandra Pugliese, hermana de Flavia, la profesora de gimnasia que fue asesinada en 2011 de un balazo dentro de su automóvil en Ramos Mejía. Pugliese forma parte de la ONG Familias de Víctimas, que el último jueves marcharon a la Casa Rosada.
Según el relevamiento que realizó este medio en la provincia de Buenos Aires, en septiembre hubo un promedio de una marcha por inseguridad por día. La Matanza y Quilmes son los distritos del conurbano bonaerense en donde más reclamos hubo.
Edith, la mamá de Mariano León, el joven de 21 años que fue asesinado en julio tras un intento de robo mientras estudiaba en su casa de Ciudad Evita, pide justicia y marcha todos los lunes junto a otras madres y hermanas en San Justo. En este mes, en La Matanza también marcharon docentes y alumnos, y ayer hubo una concentración por la muerte de Franco Torres, el niño de 12 años que falleció el último miércoles.
Patricio Giusto, director de Diagnóstico Político, explicó: “La conflictividad social aumentó notablemente en los últimos años en Argentina. Uno de los factores que explican ese crecimiento es la irrupción de los grupos de vecinos autoconvocados. Se trata de un grupo social que cobró un rol preponderante en materia de conflictividad de manera más reciente, son por definición fuerzas no organizadas, de límites difusos. No poseen un a estructura estable de miembros, ni tampoco líderes legitimados o una ideología que los encuadre”.
Según un análisis de esta consultora, en agosto de este año hubo 23 reclamos de vecinos, el 47% más con respecto a agosto de 2013, en el que se registraron 16. Según sostuvo Giusto, “alrededor del 75% de estos reclamos vecinales está relacionado con la inseguridad”.
“Nos estamos organizando para que todo Quilmes se una en una marcha, ya que se realizan asambleas y marchas en todo el distrito pero en forma separada. La gente nos pide ayuda todo el tiempo, está indignada y exige seguridad y justicia”, dijo Valeria Bignami sobre los reclamos en Quilmes. Morón, San Isidro, Vicente López, Tres de Febrero y Lanús son los otros distritos en donde se registraron movilizaciones en septiembre.
Pero los reclamos comenzaron a extenderse al interior. El 8 de septiembre, en Conesa, un pueblo que pertenece al distrito de San Nicolás, se movilizó para reclamar mayor presencia policial. En la concentración hubo cerca de 200 personas de las dos mil que habitan en la zona. En Luján, Chascomús, San Antonio de Areco, La Plata y Campana también se registraron protestas. En Capitán Samiento, en el último mes hubo dos marchas. El jueves, personas autoconvocadas se reunieron para realizar un abrazo simbólico al municipio. La semana anterior, ante el primer reclamo, el intendente del Frente para la Victoria, Oscar Ostoich, denunció: “La movilización por seguridad fue convocada por la presidenta del Concejo Deliberante, Sandra Pujol (socialista), a través de las redes sociales, para desestabilizarme”.
La conflictividad social aumentó notablemente en los últimos años en Argentina.

MAS VALE PREVENIR QUE CURAR- DELINCUENCIA A FULL

La delincuencia no es un fenómeno espontáneo. Siempre existen factores que la causan o la desencadenan. La exacerbación delictiva puede considerarse como la expresión de un serio y complicado malestar social con repercusiones en la ley penal. En todos los países del mundo y en todas las épocas de la historia ha habido crímenes. La delincuencia es una conducta exclusivamente humana que no se observa en otros seres vivos, en los que la agresión se limita a la necesaria para alimentarse y defender a la especie y el territorio.
Más vale prevenir que curar 
Casi todos los países han logrado adelantos notables en la esfera de la salud pública en los últimos treinta años. Parte del éxito en este sector se debe a que en la actualidad se conocen mejor las enfermedades y sus causas, se pueden identificar con precisión los grupos proclives a determinadas enfermedades y se llevan a cabo campañas informativas y de sensibilización de la opinión pública orientadas a modificar los hábitos riesgosos o fomentar estilos de vida más sanos. En otras palabras, la aplicación del antiguo refrán:
Más vale prevenir que curar.
Ahora bien, en la esfera de la seguridad pública la situación es totalmente opuesta. En las grandes ciudades del mundo entero las tasas de delincuencia han aumentado en forma drástica; la violencia juvenil es un fenómeno corriente y cada vez más de ciudadanos, especialmente mujeres y ancianos, se sienten inseguros.
¿Cómo se puede explicar este panorama tan sombrío? Hay dos factores que contribuyen principalmente a esta situación. En primer lugar, no nos dimos cuenta a tiempo de las limitaciones de la justicia penal tradicional (la policía, los tribunales, las cárceles) para responder a la delincuencia. En segundo lugar, prestamos un apoyo mínimo a las medidaspreventivas que tienen por objeto reducir la cantidad de víctimas y de delincuentes atacando las causas subyacentes de la delincuencia y la inseguridad.
Cada vez hay más consenso con respecto a que la seguridad pública tiene una gran influencia en la calidad de vida y en el desarrollo económico y social de las comunidades. Personas de todos los sectores de la sociedad, incluidos los más pobres de los centros urbanos, están exigiendo más seguridad pública. La seguridad pública se debería considerar un bien público, que todas las instituciones y la sociedad civil en general deberían instituir y promover. Ya no puede dejarse en manos exclusivas de la policía y del sistema de justicia. Para prevenir el delito será necesario formar una nueva alianza urbana con todos los interesados directos.
Causas de la delincuencia
La delincuencia forma parte integrante de nuestra sociedad y la mayor parte de los delincuentes se comportan en lo esencial como el resto de la población. Una consecuencia de esto es que la forma que adopte la existencia cotidiana -es decir, la sociedad en que vivimos todos nosotros, criminales o no- será la que más influya en el desarrollo y pautas de la delincuencia. La tarea de la lucha preventiva contra las causas y las condiciones de la delincuencia y de los comportamientos socialmente indeseables compete a todas las instituciones sociales.
La amplitud y la distribución de la delincuencia en una zona dependen en gran medida del tipo de personas que residen o la frecuentan; lo que podríamos denominar genéricamente "usuarios". En un medio rural, las personas que frecuentan una zona son a menudo las mismas que la habitan, pero en un medio urbano el número de personas que frecuentan una zona es mucho mayor que el número de habitantes. Por "usuarios" se entiende, pues, además de los habitantes, a las personas que trabajan en una ciudad sin residir en ella. A esas personas hay que añadir en tanto que personas que frecuentan una zona, a los turistas nacionales y extranjeros, así como a los "amantes de las distracciones", es decir, quienes se desplazan desde zonas periféricas de la ciudad en busca de distracción.
Existen determinados tipos de ciudades que tienen más "usuarios" que otras, por ejemplo, las capitales, las ciudades industriales, las ciudades turísticas y las capitales regionales. Para comprender los problemas de delincuencia y de inseguridad de las diferentes ciudades o regiones, hay que hacerse una idea clara, no solo del número de habitantes, sino también de quiénes son sus usuarios. Ello reviste una importancia decisiva cuando se trata de evaluar las diferentes intervenciones posibles.
Las explicaciones relativas a las causas de la delincuencia buscan su origen en teorías que se basan en el individuo, en las circunstancias que le rodean, o en una combinación de ambos tipos de elementos. Sin embargo, las diferencias de orden cultural no son suficientemente importantes para poder esperar que las causas "individuales" varíen en gran medida.
Cuando se estudia la delincuencia en las ciudades hay que tener en cuenta el aspecto urbanístico. Las estructuras socioeconómicas pueden explicar igualmente la existencia de diferencias dentro de una ciudad o de una región dada. Conviene también examinar la función de la ciudad en la región, por ejemplo, como lugar de trabajo, lugar de aprendizaje, lugar de distracción, etc.
Las grandes aglomeraciones urbanas constituyen un excelente campo de acción para la delincuencia, tanto si se trata de procurarse bienes que tengan un valor comercial como de encontrar salidas para venderlos. En una gran ciudad pueden encontrarse muchas viviendas, muchos automóviles, muchos visitantes y muchas empresas. Hay un flujo constante de personas y de acontecimientos. El ciudadano es más anónimo para su entorno que en las zonas rurales.
La ciudad es también, hablando en sentido figurado, un buen "centro de reclutamiento" para la delincuencia. Existe una amplia categoría de personas marginales que, por diversas razones, toman el camino de la ciudad. Los inmigrantes ilegales pueden vivir con mayor anonimato que en la gran ciudad. En una localidad rural es más fácil que sean descubiertos quienes se dedican a actividades delictivas y los inmigrantes ilegales.
Aunque en criminología existen diversas teorías, el enfoque que se ha dado en llamar teoría de la actividad rutinaria, afirma que son tres los elementos que influyen en la génesis del acto delictivo:
- un individuo con tendencias delictivas,
- objetos interesantes para un acto delictivo,
- ausencia de protección suficiente.
El acto criminal se produce cuando un individuo inclinado a la delincuencia entra en contacto con un objeto interesante para un acto delictivo que carece de la protección suficiente.
2.9. Prevenir la delincuencia implica actuar sobre cualquiera de los elementos mencionados. Una prevención eficaz de la delincuencia no supone que se pueda o que se deba eliminar la totalidad de dichos elementos.
2.10. El volumen y la forma que adopta la delincuencia vienen dados por la estructura de la población. Los grupos presentes en determinadas zonas serán más propensos a la delincuencia, mientras que en otras otros grupos tenderán a denunciar los delitos o estarán expuestos en mayor grado a convertirse en víctimas de la delincuencia.
Individuos con tendencias delictivas
El comportamiento delictivo comienza a menudo en los primeros años de la adolescencia con pequeños hurtos y asaltos. En gran medida, esta delincuencia es de carácter ocasional, es decir, que rara vez es premeditada y que puede surgir del deseo de divertirse con los amigos. La mayoría de los jóvenes no pasa de ahí, pero algunos van más allá y cometen delitos más graves. Del porcentaje relativamente numeroso de los delincuentes ocasionales se destaca el porcentaje reducido de los que serán reincidentes. Estos a menudo han pertenecido a bandas y, a través de un proceso de socialización, se han habituado a un modo de vida criminal.
Un grupo muy reducido de delincuentes es responsable de una gran parte de delitos. Esto es así, especialmente, en delitos tales como las violencias y robos con fuerza en las cosas en los que se distingue un núcleo de reincidentes múltiples cuyas actividades delictivas no guardan proporción con el número de individuos que los componen. Los delincuentes que pertenecen a esta categoría son en general bien conocidos por los servicios sociales y las fuerzas del orden desde su primera infancia. La manera más eficaz de prevenir el gran número de delitos cometidos por estas personas es impedir que este tipo de delincuencia consiga adeptos.
Cuanto más se permita perpetuar este tipo de conductas delictivas, más difícil será frenarlas mediante medidas sociales o de intervención con fines preventivos. Por ello, resulta decisivo impedir lo antes posible que los niños y adolescentes se dejen atraer por la delincuencia grave. Para impedir que las normas de las bandas sustituyan a las de la sociedad es importante romper esas bandas tan pronto como sea posible. La sociedad debe reaccionar contra estas conductas erróneas en una fase precoz.
Urbanismo
En lo que concierne al urbanismo, la función más importante de la prevención de la delincuencia se refiere a la presencia de una protección adecuada. Los debates sobre protección adecuada se centran por lo general en soluciones técnicas, refiriéndose, por ejemplo, a dispositivos de alarma y de vigilancia.
Sin embargo, el concepto de protección adecuada debe ampliarse también a otras soluciones. Una casa que nunca está vacía corre menos riesgo de ser asaltada que una casa que quede vacía periódicamente. El mismo razonamiento podría aplicarse a cualquier entidad geográfica. Los "usuarios" de una ciudad (quienes residen, trabajan, visitan la ciudad, van a divertirse, etc.) ejercen una vigilancia indirecta de la ciudad. De este modo, constituyen una protección adecuada contra la mayoría de los tipos de delincuencia. Además, hay razones de sobra para pensar que la composición de los usuarios de la ciudad desempeña un importante papel en el efecto de la protección.
El urbanismo desempeña un importante papel cuando se trata de saber si las personas que pertenecen a las diferentes categorías que frecuentan una ciudad constituyen un grupo uniforme durante las veinticuatro horas. Un barrio que acoge de día a gente que trabaja y que, por la noche, no es frecuentado más que por noctámbulos no está protegido con la misma eficacia que el barrio en que conviven las diversas categorías (residentes, trabajadores, personas que buscan distracciones, etc.) Mediante lugares de encuentro de carácter social donde los ciudadanos pueden reunirse se refuerza el control social y, de ese modo, la sensación de seguridad en el ciudadano.
Para los urbanistas debe ser importante tratar de remediar aquellas situaciones estructurales que generan inseguridad como, por ejemplo, la degradación urbana. Los barrios deteriorados o degradados acogen a menudo a ciudadanos que padecen diversos problemas. El desempleo, la pobreza, los malos tratos y la delincuencia son en ellos fenómenos corrientes y la proporción de inmigrantes entre quienes residen en estas zonas suele ser elevada.
Tanto en las nuevas construcciones como en la renovación de zonas deterioradas de la ciudad es preciso tener en cuenta desde la fase de su concepción los aspectos de prevención de la violencia. Esto se puede realizar mediante una estrecha colaboración entre las autoridades responsables en materias urbanísticas, los propietarios de bienes inmobiliarios y las autoridades encargadas de la seguridad de la comunidad.
En los Estados miembros de la Unión Europea hay diversos proyectos en curso para estudiar y poner a prueba formas de urbanismo que tengan un efecto preventivo en la delincuencia.
Seguridad y percepción de la seguridad
En lo que respecta a las actividades relacionadas con la seguridad, tanto a nivel nacional, regional, local y en Europa, a escala de la Unión, conviene señalar que puede existir una diferencia entre seguridad objetiva y sensación de seguridad y el modo en que se refleja en los medios de comunicación.
La sensación de seguridad no puede medirse de modo objetivo. Las experiencias vividas por una persona, su situación vital personal y el tipo de interacción que elige tener con su entorno influyen en la sensación de seguridad. Reviste una gran importancia que los habitantes puedan identificarse con su ciudad.
En varias ciudades se trata de operar sobre los datos relativos a la inseguridad, y no solamente sobre la delincuencia. Se ha podido constatar una discrepancia considerable entre esos datos en relación con determinadas situaciones en las que la gente experimenta una sensación de inseguridad y a la inversa. Ha quedado demostrado en algunos estudios nacionales que las personas menos expuestas a la delincuencia son aquellas que se inquietan más de verse eventualmente afectadas por ella, y que las categorías que son víctimas de la delincuencia -en gran medida los jóvenes- sienten escasa inquietud.
Prevenir la sensación de inseguridad es algo completamente distinto que prevenir la delincuencia. Se trabaja también sobre la necesidad que existe en el ser humano de sentir que puede confiar en las instancias encargadas de asegurar y de hacer que se perciba la seguridad. Una reacción negativa de esas instancias respecto al ciudadano contribuye a dañar gravemente el sentimiento de comodidad y de confianza. Existen ejemplos de cursos de formación en este ámbito destinados al personal de la policía.
Estructuralmente, la delincuencia visible y los desórdenes públicos son las modalidades que más afectan a la percepción de la seguridad. Los delitos y desórdenes públicos que son visibles en el contexto urbano y afectan aparentemente a una minoría de una manera aleatoria -por ejemplo, las agresiones sexuales, las agresiones con robo a personas en la vía pública- son fenómenos criminales que influyen fuertemente en la sensación de seguridad. Incluso los ruidos, gritos y actitudes agresivas y amenazantes, así como los asaltos influyen negativamente en la sensación de seguridad.
Los delitos "invisibles" (como la violencia doméstica) y los delitos respecto a los cuales una persona puede controlar el riesgo que corre (la violencia entre personas que se conocen) rara vez se perciben como algo amenazador para la comunidad. Este hecho resulta paradójico puesto que este tipo de delitos (en especial, la violencia doméstica), a pesar de su invisibilidad y de la falta de conocimiento por parte de la comunidad, representan un gran problema social.
Una de las razones de que se perciba la seguridad de este modo es quizá el hecho de que, para los medios de comunicación, por ejemplo, la violencia absurda y aleatoria de la calle tiene más interés, desde el punto de vista informativo, que las tragedias ordinarias que se producen en las familias. Cuando los medios tratan de una manera repetida un determinado tipo de delincuencia, tienden a exagerar el riesgo de encontrarse con comportamientos criminales. El tratamiento que den los medios a esas noticias puede afectar a la sensación de seguridad de tal manera que la percepción no corresponda al riesgo de seguridad objetivo. Los medios de comunicación no sólo describen la realidad, sino que tratan también de mostrar en qué clima social se producen. Pero al hacerlo, influyen en el contexto que tratan de describir. De este modo la prensa en todas sus formas contribuye a la vez sobre el modo en que se presentan los hechos e influye en el contexto social.
En la sensación de seguridad e inquietud repercuten también otros factores aparte de la delincuencia. Es evidente que todas las instituciones sociales influyen también en la percepción fundamental de la seguridad por parte del individuo. El hecho de saber que cuando se ha sufrido la humillación que implica siempre un acto delictivo se puede obtener una reparación económica o moral repercute en el sentimiento de la propia seguridad. El saber que el culpable será juzgado por su acto criminal puede tener un efecto terapéutico para la víctima y, de ese modo, atenuar posteriormente la inquietud. Una compensación financiera ayudará a la víctima a seguir adelante con más facilidad impidiendo que se suma en la inquietud. El acceso rápido y seguro a una asistencia y a cuidados profesionales y apropiados cuando se ha sido víctima de un acto delictivo, reviste también una gran importancia en relación con la sensación fundamental de seguridad. Del mismo modo, es importante procurar que cuando se hayan producido daños, asaltos o actos de vandalismo, por ejemplo, se limpien las pintadas dejadas en las paredes y se reparen los cristales rotos. Esto es importante para el sentimiento de seguridad de las personas.
Se ha podido constatar que la delincuencia organizada y transnacional influye menos en la percepción de la seguridad que la delincuencia ordinaria que se produce en un entorno inmediato.
En determinados casos, la percepción de inseguridad es falsa, dado que no existe un riesgo proporcional de verse afectado por actos delictivos. El hecho de que el ciudadano perciba una inseguridad representa algo negativo en nuestra sociedad, y por ello conviene no pasar por alto este factor. Por tanto, en las intervenciones destinadas a mejorar la seguridad de los ciudadanos, es importante tomar en consideración el factor de la seguridad tal como es percibida.
Apoyo a las víctimas de actos criminales
Es importante que las víctimas de actos criminales reciban apoyo y asistencia cuando se han visto afectadas por actos delictivos. En quien ha sido objeto de un acto delictivo, el sentimiento de inseguridad puede verse agudizado no solo por el hecho de no recibir ningún apoyo sino por la sensación de desamparo. Este temor puede comunicarse fácilmente a quienes rodean a la víctima.
Una de las opciones para ayudar a la víctima es la mediación, consistente en hacer que el culpable y la víctima se encuentren en presencia de un mediador neutral para hablar del acto criminal que se ha cometido. La víctima tiene la posibilidad de contar lo que ha vivido y puede además recibir respuesta a sus preguntas sobre el acto del que ha sido objeto. El culpable tiene también más posibilidades de analizar las consecuencias de su comportamiento y se le ofrece la ocasión de expresar su arrepentimiento. La mediación puede utilizarse ventajosamente cuando el delincuente es joven.
Existen también ejemplos de colaboración con organizaciones de voluntariado que prestan ayuda -a renovar los documentos robados, hacer llaves nuevas, etc.- a fin de impedir que se agrave la sensación subjetiva de inseguridad.
Medidas preventivas
¿Por qué prevenir? Es importante responder a esta pregunta por muchos motivos. A continuación figuran algunas de las razones por las que conviene elegir la prevención como herramienta básica para la reducción sostenida de la delincuencia, la violencia y la inseguridad:
  • La aplicación de criterios preventivos requiere un riguroso análisis de las causas de la delincuencia y la violencia y la aplicación de una serie de medidas muy eficaces para reducir a corto y largo plazo la cantidad de víctimas y delincuentes. Esas medidas son, entre otras:
  • un diseño urbano más seguro (espacios públicos y sistemas de transporte público);
  • el apoyo a los niños, los jóvenes y las familias vulnerables;
  • el fomento de la responsabilidad y la creación de conciencia de la comunidad;
  • la capacitación y creación de empleos para los jóvenes de las zonas pobres;
  • la prestación de servicios de proximidad, especialmente de policía y de justicia;
  • la reinserción social de los delincuentes jóvenes;
  • la asistencia a las víctimas de delitos.
  • Los criterios preventivos alientan la aplicación de medidas multisectoriales y concertadas en las que participan las municipalidades, la policía, el sistema de justicia, los servicios sociales y de salud, los servicios de vivienda, el sector privado y las organizaciones comunitarias, etc.
  • Los resultados de los estudios longitudinales que se llevaron a cabo con grupos de control durante mucho años coinciden en los importantes beneficios derivados de la aplicación de criterios preventivos.
  • Los beneficios económicos derivados de la aplicación de medidas de prevención del delito, comparados a los de las respuestas tradicionales, basadas en la aplicación de la ley y el encarcelamiento. En algunos casos, los análisis en que se comparan estas dos respuestas muestran una proporción de 1 a 6 a favor de la prevención del delito.
  • Los costos astronómicos que acarrean el delito y la violencia para los países, las ciudades y la población. Según el Informe de Desarrollo Humano de 1994 publicado por las Naciones Unidas, estos costos aproximan los 425.000 millones de dólares en los Estados Unidos, es decir 4.000 dólares por familia por año. Los costos incluyen los servicios de policía y las cárceles y los costos derivados de las muertes y traumatismos, el deterioro económico y los daños a la propiedad.
La prevención promueve la solidaridad, la participación de los ciudadanos y las prácticas de buena administración pública. Fortalece las instituciones democráticas y fomenta una mayor responsabilidad de los servicios públicos antes los beneficiarios, incluidos la policía y los sistemas de justicia.
Medidas que corresponde adoptar a la policía y la sociedad en general
La policía desempeña un importante papel en las actividades tendentes a garantizar la seguridad y la sensación de seguridad. Sin embargo, conviene no considerar estas cuestiones como un problema puramente policial, sino como un problema de la sociedad.
Para crear sensación de seguridad en un vecindario, la policía ha de trabajar cerca de los ciudadanos y aumentar su presencia, dejándose ver por la calle. Resulta también ventajoso que la composición del personal de la policía refleje la diversidad de la población.
La policía puede ejercer una acción tanto preventiva como represiva, pero es necesario que, con objeto de lograr una mayor eficacia, otras autoridades y otras entidades de la colectividad desempeñen también una acción con respecto a la delincuencia. Entre los interlocutores que pueden colaborar con la policía de modo significativo, cabe citar los servicios sociales, los centros escolares, las asociaciones de empresarios, los habitantes de la zona considerada, las organizaciones de voluntariado, etc. La cooperación y la colaboración entre estas instancias y colectivos puede permitir llevar a cabo una acción vigorosa y eficaz de prevención de la delincuencia.
En algunos países existen contratos de seguridad locales para una zona dada concertados entre la policía, los tribunales, las autoridades educativas, las organizaciones y los cargos electos con el fin de mejorar las labores de prevención de la delincuencia y de aumentar la seguridad general.
Otros ejemplos son los grupos de consulta en los que participa la policía local y representantes de la colectividad, y que obtienen muy buenos resultados gracias, entre otras cosas, a que proporcionan informaciones a la policía, de tal manera que ésta se halla en situación de investigar en los casos de delincuencia que, sin ello, le hubiera resultado difícil esclarecer.
Obligaciones de los ciudadanos
No solo son las conductas delictivas las que crean inseguridad, los malos comportamientos pueden contribuir también en grado máximo a crear ese sentimiento. Si el control social desaparece, esos comportamientos pueden hacerse más corrientes.
Incluso si los ciudadanos tienen derecho a estar y sentirse seguros, no hay que olvidar por ello las obligaciones que les corresponden para lograr esa seguridad. El ciudadano debe ser informado de las obligaciones que tiene para promover la solidaridad y la seguridad en su vecindario. Para convertir la ciudad en un lugar humano donde vivir, hay que favorecer la adopción de medidas destinadas a impedir la marginación de los adolescentes y hay que luchar contra la discriminación en la sociedad y en la vida laboral así como luchar contra las toxicomanías y la violencia en los centros educativos. La población no puede seguir haciendo la vista gorda en cuestiones de delincuencia y ante infracciones contra el orden público, sino que todos, en el marco de sus posibilidades, deben contribuir a solucionar los problemas.
Entrevistas
AnexosConclusión
De este trabajo podemos concluir que la delincuencia es un gusano que carcome a la sociedad. Hay tres parásitos que corroen nuestro país: la corrupción, la delincuencia, y el abuso de poder.
A mí parecer, ya no se encuentran políticos como Jesús Jiménez, Alfredo González Flores, Rodrigo Carazo, León Cortés y, por supuesto, nuestro bien amado Don Pepe, que en realidad tuvieron (y perdóneseme la expresión) cojones para cambiar lo que se tenía que cambiar, arreglar lo que se tenía que arreglar, y desechar lo que se tenía que desechar.
Costa Rica, nuestro país de paz, admirado por todo el mundo porque vivimos sin guerra, por no tener ejército, tiene hoy en día una renta más: el gobierno. Los políticos corruptos que se dieron cuenta que con el poder se llega al dinero, y deforman la realidad con promesas falsas.
Sé que el tema de delincuencia pareciera no tener que ver con esto, pero sí tiene. Al pueblo ver como sus esperanzas depositadas en un político, al cual admiraban y dieron su voto de confianza, se ve desvanecido, se sienten engañados. Viendo que grandes corruptos se enriquecen, ellos lo quieren también.
Pongámonos más serios y llevemos las riendas de un país que es fácil de domar, que se adormece en un lecho de rosas, aunque alrededor estén explotando granadas.
Bibliografía
Delincuencia en Venezuela
Sitio Web con información acerca de delincuencia
http://www.seguritotal.com

(Martín Pauca)